Por Silvana Aiudi (*)
No hace falta conocer la teoría de J.L. Austin para
saber que un o una hablante hace cosas con palabras. Se puede
pensar, por ejemplo, en cualquier escenario o contexto en donde sólo el acto
de decir tiene un efecto. Cuando Pedro Lemebel leyó “¿Qué harán con
nosotros, compañero? ¿Nos amarrarán de las trenzas en fardos con destino a un
sidario cubano? ¿Nos meterán en algún tren de ninguna parte?”, la multitud miró
desconcertada y no supo cómo interpretar el mensaje.