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Logro. Desde la recuperación de la democracia, ningún gobernante se impuso por la fuerza. |
Por Sergio Sinay (*)
¿Qué nos pasó? ¿Cómo llegamos a esto? Preguntas de este tipo son recurrentes entre argentinos en momentos de crisis económica, política y social
o en períodos electorales. Formulados de esta manera, los interrogantes parecen referirse a maldiciones, catástrofes naturales, castigos divinos u otras penalidades que atormentan cíclicamente a un pueblo
inocente y sufrido. Y dan la impresión de interpelar al cielo, a un misterioso oráculo, al destino, a alguna enigmática pitonisa. Es el tipo de preguntas que muestran como víctimas a quienes las
hacen, que los presentan como ofrendas sacrificiales de oscuros rituales esotéricos. Como receptores de tormentos inmerecidos. Es, también, la clase de interrogantes que no encuentran respuestas asertivas, sino
que se desvanecen en variadas interpretaciones. Quizá sea tiempo de cambiar esas preguntas por otras, como estas: ¿qué hicimos?, ¿por qué lo hicimos?