Tom Waits
Por Renato Salas Peña (*)
Él culminaba el último trago del último bar californiano en el último verano que viajó con su padre entonando una mexicanada ranchera a ritmo ebrio y adolorido, es así que tras sus lecturas tan beatnicks, tan malditas y desesperadas: Bukowski, Kerouac, Ginsberg fue acolchonando las letras que caerían más tarde en esas melodías que se meneaban entre el blues borracho de las noches, el rock jipi de Woodstock, pero principalmente la melancolía que genera nuestra banda sonora familiar, cuando esta se llena de tristeza y se atrinchera de golpe en el corazón.