miércoles, 18 de junio de 2025

Eres un panoli, Manu

 Por Carmen Posadas

Semanas atrás, nuestra habitual avalancha de informaciones apocalípticas -guerras, corrupciones y disparates varios- se vio interrumpida por una pelea conyugal en directo. Como recordarán, las cámaras captaron, al abrirse las puertas del avión presidencial, cómo la señora de Macron manoteaba, no precisamente de modo amoroso, a su marido que, pillado in fraganti, ensayaba una sonrisa de cómic de esas con dientes apretados que dicen “¡Glub! Tierra trágame”. En un principio se intentó desacreditar la noticia calificándola de falsa y dando a entender que se había creado a través de un sistema de inteligencia artificial vinculado a cuentas “rusas”. 

Sin embargo este primer intento fracasó porque la escena había sido grabada por diversos medios, de modo que el entorno del Presidente de Francia pasó a decir que se trataba de una “pequeña disputa”, aunque luego el propio Macron, no contento con esta versión, hizo correr la voz de que él y su esposa tenían por costumbre gastarse bromas y aquel manoteo juguetón era su forma de relajarse antes de un acto oficial. Resultado: medio mundo tronchándose de le Président de la Republique. Me ha llamado la atención este caso porque, en un mundo en el que todos nos tragamos a diario las bolas más inverosímiles, ¿por qué Macron no ha conseguido que le crean las suyas? Mi teoría es que para vender bien una moto hay que tener currículum y doctorarse en embustes. Alguien que no es mentiroso compulsivo como Macron, arruina su reputación con solo una trola, porque se comporta de un modo que no se espera de él. Es algo así como descubrir que Papá Noel en vez de beber Coca-Cola empina el codo o se dedica a acosar ancianitas en su trineo. Qué horror, diríamos, qué decepción; ya nunca más confiaré en él. Un mentiroso redomado en cambio puede mentir todo lo que le dé la gana, que da igual. “Cosas de fulano” -decimos y nadie le da más importancia. Por eso yo estos días me he entretenido en imaginar cómo habrían salido del trance semejante plusmarquistas consumados de la trola como Trump, Putin, Netanyahu o Pedro Sánchez. Seguro que a ellos esto no les pasaría. Porque nos habrían convencido de que lo que vio el mundo entero era un espejismo, un delirio colectivo, una notica falsa a fabricada, no por los rusos, vaya topicazo y vulgaridad, sino por zombies y/o extraterrestes. Porque esa es la ventaja de los profesionales de la bola: ellos pueden mentir impunemente y se les cree todo, en especial, lo más absurdo e inverosímil. Me pregunto también qué habrán pensado estos maestros de la trola al enterarse la gaffe, aunque no es muy difícil de imaginar, será algo así como: “Mira que eres panoli, Manu. A ver si aprendes para la próxima. La ley de oro de todo trolista es el aplomo, y sobre todo la coherencia dentro de la incoherencia. El truco está en asegurar -sin que se te despeine el tupé-, que las morsas vuelan y las aves nadan a crawl. Esa es la idea ¿comprendes? Y cuanto más descomunal sea la trola más creíble resulta. Pero lo más importante de todo es labrarte una reputación. ¿Dónde vas tú con ese perfil de mandatario del siglo xx sensato, responsable, respetuoso de las leyes? Ponte al día, tío, estamos en el siglo xxi y ahora lo importante no es ser sino parecer, apelar no a la razón sino a los bajos instintos, tratar a la gente como rorros de pecho, no como adultos. Porque a estas alturas, a ver si te enteras, la democracia es solo un disfraz, una coartada. Lo que se lleva ahora no son los estadistas sino los caudillos, la pura testosterona, no la mano izquierda y demás zarandajas del pasado. Y si no aprendes estas y otras lecciones, bien mereces que tu señora te caliente en público. Ah, una cosa más. Ándate con ojo, no sea que un día de estos te saquen cualquier asunto de corrupción y acabes en el trullo. ¿Que nosotros cuatro los tenemos a mansalva y no nos pasa nada, dices? Eres más panoli de lo que pensábamos, colega. Claro que no nos pasa nada porque dominamos el relato, que es la única verdad que hoy existe. Así que ya lo sabes, Manu, que esto te sirva de lección. Sé como nosotros, tontín, el mundo necesita más que nunca de tipos fuertes, con los huevos cuadrados. Ah, y por cierto, Melania, Alina Maratovna, Sara y Begoña mandan muchos besos a Brigitte. ¡Qué mujer de carácter! Deberías aprender de ella. Está bastante más aggiornada y comulga más con el espíritu de los tiempos que tú”.

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