Macri dio señales democráticas al recibir a rivales
y gobernadores y tuvo su tropezón serio con la Corte.
Por Carlos Gabetta (*) |
Tal como había
prometido, en su primera semana de gobierno Mauricio Macri se
reunió con todos los gobernadores, recibiendo graves informes de situación y reclamos que
la mayoría de ellos silenciaba frente a su antecesora. El
ejemplo más notorio fue el de Alicia Kirchner, gobernadora de Santa Cruz
–hermana y cuñada de los abogados exitosos y ex presidentes Néstor y Cristina
Kirchner–, quien a último momento condescendió a asistir a la cita.
Doña Alicia
manifestó allí que su provincia, gobernada por el kirchnerismo desde 1991, necesita
asistencia financiera de la Nación “para enfrentar obligaciones tales
como el pago de sueldos”. Antes, en su primer discurso como gobernadora, había
declarado que su provincia estaba quebrada económicamente y
que el modelo del empleo público “está agotado”.
Oír para creer… Informes
y reclamos calcados recibió asimismo la gobernadora de Buenos Aires, María
Eugenia Vidal, durante su reunión con 131 intendentes de la provincia,
quienes le expresaron su “preocupación por las deudas millonarias de sus
distritos”, además del estado lamentable –aguas, cloacas, energía, etc.– en que
se encuentran numerosas ciudades y pueblos. Por no hablar, en todos los casos,
de la situación social: empleo, pobreza, seguridad, vivienda.
Macri recibió también a
sus rivales en las elecciones, con excepción del joven Nicolás del Caño, quien
decidió hacerse la rabona. Hasta allí, todo muy republicano, prometedor y acorde
a las promesas del candidato Macri y el nuevo talante que los
ciudadanos votaron en las urnas por mucho más que el 51,4% si se consideran los
votos del candidato Massa, las izquierdas y otros que votaron a Scioli ante la
imposibilidad de hacerlo por un liberal, aun tapándose la nariz.
La economía. Luego de
que el Presidente
anunciara a productores agrícolas e industriales el fin de las retenciones y
las trabas a importaciones, a cambio de pagar luego “con
alegría” más impuestos a las ganancias –cuyo monto no precisó–, el ministro de
Hacienda, Alfonso Prat-Gay, anunció el miércoles el levantamiento del “cepo”
cambiario. El jueves, el dólar se mantenía dentro de las previsiones,
incluso más bajo que el anterior “paralelo”. El ministro confía en que
las altas tasas de interés del peso y el aumento de las reservas del exhausto
Banco Central –ingresos de yuanes chinos, exportadores y otros aportes en fase
de negociación mediante– permitirán mantenerlo en esos niveles. En cualquier
caso, una devaluación en regla, del orden del 30%.
La incógnita, el gran
temor, es pues la inflación y sus consecuencias políticas y sociales. Nada de
qué asombrarse, ya que la inflación consecutiva a una devaluación responde a la
lógica del sistema; la misma que, en sentido inverso, sumió al país en
la recesión con alta inflación, grave déficit fiscal y agotamiento de
las reservas durante la política del “cepo” y el gasto, emisión y corrupción
desenfrenados. Pero en un país acostumbrado a estos brutales vaivenes y, todo
hay que decirlo, con empresas y empresarios no muy escrupulosos, la incógnita y
el temor son mayores. Ya a fines de noviembre la inflación “preventiva” había
dado un salto considerable. No está claro, por el momento, qué clase de medidas
prevé el Gobierno respecto de este asunto crucial.
En cuanto a lo social,
ya antes
de la devaluación los gremios habían fijado un “piso” del 28% de cara a las
próximas paritarias. Habrá que ver ahora. En la semana hubo un
paro de los empleados del subte, una protesta en el Congreso ante el
eventual despido de 600 “empleados” nombrados a último momento, un “corte”
prolongado en Ezeiza y una manifestación kirchnerista ante el Congreso, entre
otros hechos. Una pauta a futuro la dio el camionero Hugo Moyano, “aliado” del
gobierno, al manifestar “esperemos que este cepo que le sacan al dólar no se lo
pongan a las paritarias. Esto huele a los 90”. ¿Dónde estaba Moyano en los 90?
¿Remember los 11 paros nacionales a Alfonsín y ninguno a Menem? Declaraciones
de sindicalistas millonarios al margen, el reclamo de los trabajadores es
legítimo.
Asuntos varios. A este
incompletísimo panorama se
agregan las repercusiones que tuvo la decisión del Gobierno de
nombrar en comisión a dos calificados juristas en la Corte Suprema de Justicia.
Resumiendo, hay tantos expertos que opinan que la medida es constitucional como
los que no. Nadie discute la calidad de los nombrados. Nadie piensa que
“son” del PRO, ya que uno es de filiación radical y el otro, peronista. Dejando
de lado al kirchnerismo, que no califica para opinar sobre institucionalidad, y
aceptando que lo normal sería el trámite ante el Congreso, ¿a qué vino tanto
ruido, considerando la gravedad de la situación del país y la debilidad
parlamentaria del Gobierno? El asunto acabó en la postergación del juramento de
los nuevos jueces hasta febrero, con posibilidades de que se ocupe el Congreso,
en marzo. Primer tropezón serio de Mauricio Macri.
En fin, que en su
primera semana el Gobierno anunció que el país “está al borde de un colapso
energético”, y que se declarará la “emergencia en seguridad nacional”; la
fiscal del caso Nisman, Viviana Fein, fue desplazada y la causa que el muerto
había iniciado podría reabrirse; Margarita Stolbizer presentó otra denuncia
por enriquecimiento ilícito contra la familia Kirchner; al multiprocesado
motoquero domiciliado en un médano y ex vicepresidente Amado Boudou se le
prohibió salir del país; el peronista papa Francisco no saludó al nuevo presidente
hasta que éste lo llamó por su cumpleaños; la Fundación La Alameda dio a
conocer un nuevo y detallado mapa de búnkeres narco, de trata y talleres
clandestinos –uno frente a la seccional de policía– en el barrio porteño de
Once y, agárrense, Nacha Guevara llamó en ShowMatch a manifestar en apoyo a la
compañera de baile de Cristina Fernández, Moria Casán, encarcelada en Paraguay
por un supuesto robo de joyas y un nada supuesto intento de introducir cocaína
en la prisión que la aloja.
Vamos, Argentina.
Vamos, Argentina.
(*) Periodista y escritor
© Perfil
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