domingo, 10 de septiembre de 2023

El “diablo” contra el “maligno”

 Por Roberto García

Difícil entender la actual pelea entre los miembros de una misma legión: los creyentes. No luchan contra ateos o agnósticos; por el contrario, confrontan entre los dueños de la fe. Ejemplo: el conflicto político desatado entre el Papa y Javier Milei, unidos en su devoción al Supremo. Bajo la religión católica opera la subsidiaria de los curas villeros de Francisco mientras el candidato liberal, por partida doble, ahora fusiona su formación cristiana (se educó en colegio católico) con un particular movimiento dentro del judaísmo: los influyentes Lubavitch (aunque él se ha entrenado en la Torá con un barrial rabino marroquí, cercano a los sefaradíes que orienta el superior Sacca). Repetir las Cruzadas en el siglo XXI con otros enemigos.

Encabezados por el preferido padre Pepe, a quien bendijo Bergoglio antes de llegar a Roma y a pesar de ciertos desvíos del sacerdote, también por su colega militante, el actual arzobispo Jorge García Cuerva esta fracción cristiana cuestionó al economista por críticas pasadas al Sumo Pontífice, al que llegó a calificar de “maligno” por la inclinación progresista de los jesuitas. El objeto, sin embargo, no fue una tardía reparación: el acto de la semana pasado constituye una jugada partidaria para derribar a Milei como aspirante presidencial, con el antecedente logrado contra Aníbal Fernández vencido por María Eugenia Vidal, cuando desde el púlpito denostaron aquella “morsa” que convirtieron en cercana al narcotráfico. Típica operación de los curas cuando se arremangan la sotana para negociar el poder, en este caso es peor un libertario que los peronistas incendiando iglesias o el comunismo extirpando la religión. Como dice el hijo putativo Grabois de Francisco, hasta Massa es preferible a Milei.

A su vez, el economista añade otra indecencia católica a su liberalismo: ha buscado en la tradición judía de los Lubavitch –una derivación de aquellos jasídicos que trataron de impedir la pérdida religiosa por culpa de las persecuciones– cierta paz interior, quizás escasamente científica: parece copiar a Carlos Menem o a Palito Ortega, por citar dos nombres. Uno, el expresidente, consultó en más de una oportunidad, como un cliente común, a un famoso rabino venido a la Argentina que presumía de adivinar el futuro y aconsejar la conveniencia o no, de ciertos negocios. Al riojano, como se sabe, le fascinaba el trasiego con todo tipo de videntes, hechiceros o tarotistas que no eran de costumbres hebreas. El exitoso cantor tucumano, a su vez, transformado en gobernador y candidato tuvo audiencias, por su parte, con un rabino francés (Pinto), al que la fama le permitía hasta cambiar el nombre de sus entrevistados como si de esa manera pudiera modificar su destino. Una forma de dilatar la muerte. Muchos le creyeron, sobre todo los condenados por la salud. Habrá que recordar que también una minoría de los judíos se inclinan por arúspices y nigromantes, como cierta parafernalia en torno al mal de ojo y la manita del Hamsa. Inclusive, aún esperan la llegada del Mesías, fecha que renuevan con admirable ingenio para seguir creyendo.

Sea por copiar a Menem (de quien Milei se interesa ahora por conocer hábitos, anécdotas y decisiones) o por una válida introspección, lo cierto es que el último vencedor electoral se acercó al punto religioso clave de los Lubavitch, en Nueva York. Más precisamente en Brooklyn, en Crown Heights, en el 770 (para colmo, el número cabalístico de la raza), de la Avenue Eastern Parkway, centro de peregrinación de adeptos, lugar donde vivió, atendió y murió el prócer de la congregación, Schneerson, salvado de los nazis por presión internacional a finales de los 30, quien le dio vuelo a los Lubavitch y no dejó ningún hijo. Una leyenda. Solía obsequiarle un dólar a cada visitante como aliento de riqueza, se supone que de esa costumbre no sacó Milei su proyecto de “dolarización”. Tan sostenido fue su predicamento, más financiero que político, que hasta logró instalar en la Casa Blanca una oficina de su confesión, hoy controlada por un uruguayo, hermano del principal rabino de la Banda Oriental. De ese nivel es la influencia de este grupo que, a pesar de las objeciones, pudo convertir a la hija de Donald Trump, Ivanka, a su fe. En la Argentina tampoco hubo diferencias ideológicas con el interés por este movimiento religioso: Elisa Carrió mantiene contactos importantes con familias allegadas a la agrupación. Otro que circula en esos andenes vecinales ha sido el gobernador tucumano, Juan Manzur, ahora con Sergio Massa y lejos de quien considera un perverso: Alberto Fernández.

No sería extraño que a estas horas, Milei visite de nuevo la sede en Brooklyn, repitiendo anteriores incursiones: una vertiginosa, de 24 horas, la semana previa a las internas y otra más tarde para “armonizarse” cuando su nueva pareja (Fátima Florez) sufrió embates sórdidos sobre acontecimientos del pasado. Quizás en estos ejercicios, el candidato requiera de otra comparación presidencial: Mauricio Macri supo interesarse en “armonizaciones”, todavía se cita con una especialista que vive curiosamente en el mismo country de Milei, pero más próximo a las religiones y filosofías hindúes (a propósito, esta semana el ingeniero sostendrá en público su apoyo a Patricia Bullrich, luego de que ella lo considerara reticente y llegara a criticarlo. Hasta afirmó, en su enojosa impotencia, que “no sería presa de él” si ganara, lo cual para muchos fue considerado una felonía contra quien apeló a recursos varios para que pudiera derrotar a Horacio Rodríguez Larreta y al oficialismo de la Unión Cívica Radical.

Aunque los une la creencia en Dios, los hombres del Papa amenazan a Milei con descargar en su contra la grey católica y, en especial, la de los pobres. A pesar de que en las villas, el rey de los comicios fue el libertario. Pero es una carta a observar en las próximas semanas, en particular si se produce un ballottage con el economista. Inclusive, el “Diablo” Milei será combatido por el “Maligno” Francisco hasta si le toca enfrentar a Massa, el hombre al cual el Papa jamás perdonará aunque se lo pida el Evangelio. Estas batallas revelan que la Argentina ha descendido a los Infiernos.

© Perfil.com

0 comments :

Publicar un comentario