miércoles, 30 de junio de 2021

Allá lejos y hace tiempo

 Por Guillermo Piro

Salvador Dalí se expresó en varias ocasiones acerca de su capacidad de recordar con absoluta nitidez su etapa intrauterina. Incluso puede decirse que esa facultad asombrosa de remontarse atrás en el recuerdo se encuentra en la base de muchas de sus representaciones pictóricas (tal vez de todas). Al igual que lo que ocurre con el mitómano, al que manifiesta que es capaz de realizar algo que lo demás no pueden se lo suele tildar de excéntrico (un nombre elegante con que se suele designar al mentiroso).

Pero el problema radica en que a veces el mitómano dice la verdad (y el mentiroso también). Un estudio reciente, más de treinta años después de la muerte del pintor español, parece aprobar su capacidad, diciendo que a fin de cuentas la llamada “amnesia infantil” no es tal. O no lo es en términos tan estrictos y lejanos como pensábamos hasta hoy.

En la revista Memory aparece un artículo de Carole Peterson con el hermoso título What is your earliest memory? It depends (“¿Cuál es tu primer recuerdo? Depende”), en el que la profesora de la Memorial University of Newfoundland, de St. John’s, Canadá, vierte los resultados de sus investigaciones que comenzaron en 1999. Hasta hoy se consideraba que la amnesia infantil abarcaba desde el nacimiento hasta los 4 o 5 años. Efectivamente, es raro que alguien tenga recuerdos anteriores a esa edad. Peterson trabajó con los recuerdos de 992 personas, 697 de los cuales pudieron confrontarse con los correspondientes recuerdos de sus padres. “Cuando se manifiestan nuestros primeros recuerdos –dice Peterson– tienen más el aspecto de un blanco móvil que de un individual recuerdo estático”.

La idea, atractiva en sí misma, parece más atractiva contada por Carole Peterson. De todos modos voy a tratar de resumirla. Lo que todos hacemos cuando se nos pide que hagamos memoria y apelemos al primer recuerdo no es establecer un mojón, un punto límite, un confín más allá del cual los recuerdos se interrumpen, sino que empezamos a rememorar potenciales primeros recuerdos, sin decidirnos del todo. Peterson compara el mecanismo de la memoria al de una bomba hidráulica manual: una vez que se acciona, funciona sola.

Dice Peterson que los primeros recuerdos siempre se remontan a antes de lo que pensamos. La memoria tiende a “mover” los recuerdos atribuidos a determinada edad. Dice Peterson que en algunos casos, a lo largo de los años, algunos entrevistados “corrían” el que consideraban su primer recuerdo más lejos de lo que lo habían considerado precedentemente. O sea: recordaban lo mismo incluso ocho años después de la primera entrevista, pero lo databan con posterioridad, más cerca de la edad actual: “A medida que envejecen los niños tienden a mover la edad que piensan que tuvieron en el momento del primer recuerdo”. Peterson llama a esto “efecto telescópico”, porque al mirarlo otra vez con el paso de los años hace que lo veamos como a través de una lente: más lejos está el recuerdo en el tiempo, más cerca lo vemos.

El efecto telescópico tiene su contrapartida en la teoría de Peterson. Chequeando los recuerdos con los padres de los entrevistados confirma que muchos de ellos se remontan a uno o 2 años de edad. De acuerdo, ninguno manifiesta tener recuerdos intrauterinos como Dalí, pero esta teoría lo hace ver mucho menos excéntrico.

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