domingo, 29 de julio de 2018

Macri corre hacia el año electoral


Por Sergio Suppo

Si pudiera, Mauricio Macri adelantaría el reloj para atravesar en un segundo los meses más difíciles de su gobierno. Pero como no puede, al menos trata de anticipar el tiempo electoral y capear lo que minimiza como una "tormenta" con la idea de que hay que mantener su política económica.

En ese plan, el Presidente ya eligió enemigos. No es muy original. Son los mismos de siempre: Cristina Kirchner, para la pelea de fondo, y Hugo Moyano, para la confrontación de estas horas complicadas de conflictos múltiples. Predeterminar los adversarios es una regla tan añeja como efectiva que ni Jaime Durán Barba se atreve a discutir.

El discurso que empieza a decir el oficialismo retrata a Cristina como responsable de un pasado catastrófico, pero también muestra a la expresidenta como la responsable de la desconfianza que detonó la crisis cambiaria, a fines de abril. Le descarga las culpas por el duro momento de inflación y recesión, y al mismo tiempo el oficialismo licúa su responsabilidad por el manejo de la economía. "El miedo a que regrese es una de las causas de la crisis", dice Cambiemos.

Macri ya agita el cuco del regreso del populismo, en la reiteración de un juego de dos turnos electorales sucesivos que lo hicieron presidente y luego lo consolidaron en el poder.

Cristina guarda silencio, tal como les prometió el año pasado a los intendentes peronistas del conurbano que ahora vuelven a rodearla. Ese mutismo, combinado con la crisis, la hizo crecer en las encuestas, pero su potencial electoral sigue igualmente bajo. Macri espera que su adversaria siga siendo tan fuerte como para animarse a enfrentarlo, pero no tan atractiva para el resto del peronismo como para volver a liderarlo. Nadie ve hoy posible un peronismo reunificado para las elecciones presidenciales del año que viene, en abierto desafío a una larga historia de pragmatismo de más de siete décadas.

Macri espera un escenario fragmentado, que al cabo de las distintas etapas electorales decante en una opción que le renueve el mandato y le permita mantener el rumbo. Siempre será más fácil competir contra alguien que ya fue derrotado que enfrentar algo nuevo, con la potencialidad de ser superador. El peronismo no parece tener, hoy por hoy, una sorpresa semejante.

El otro enemigo al que apunta el Presidente tiene que ver más con estos meses intensos, en los que el país deberá absorber el freno de la actividad económica. Enfrentar a Hugo Moyano apunta a desarticular un eje que une al kirchnerismo con la protesta callejera de los gremios que representan a los trabajadores en blanco y los movimientos piqueteros avalados por el papa Francisco.

Contra Cristina y frente a frente con Moyano, Macri sabe, sin embargo, que en el fondo depende de sí mismo y de su eficacia para superar lo que se resiste a llamar "crisis". Como nunca antes en sus días en el poder, es ahora cuando debe pulsear solo contra la adversidad, sin mirar a los costados y sin pensar en la orilla a la que ya no podrá volver.

© La Nación

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