lunes, 28 de mayo de 2018

ENTREVISTAS / MARIANO NARODOWSKI

"La escuela pública perdió uno de cada 10 alumnos en los últimos 15 años"

Mariano Narodowski: "Los argentinos perdemos uno de los instrumentos centrales
de la excelencia, la equidad y la cohesión social: la escuela pública".
Por Giselle Rumeau

Con una larga trayectoria en la investigación docente -que incluye su experiencia como maestro de escuela primaria durante varios años-, Mariano Narodowski no se casa con nadie. En su libro, El Colapso de la educación, que acaba de publicar Editorial Paidos, asegura que la clase dirigente de cualquier índole o pelaje es responsable del vaciamiento de la escuela pública, situación que se viene dando desde hace 60 años y que se profundizó a partir del 2003, durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Incluso, asegura que el PRO, por el que tuvo un paso fugaz cuando fue ministro de Educación porteño, entre 2007 y 2009, tampoco logró revertir la tendencia.

Prefiere no hablar aquí sobre su balance en la gestión pública. "En el libro cuento varias anécdotas de mi escueto y olvidable paso por el Ministerio. Prefiero no spoilearlas", explica. Pero confiesa sentirse un tanto decepcionado con el abandono de la escuela pública, que "es funcional a todos los sectores", dice. "Ya no quiero escribir más libros sobre el tema. Este será el último y lamentablemente, no creo que se me escuche", dice con resignación.

En diálogo con 3Días, afirma que la única manera de salir de la situación de colapso es que toda la dirigencia reconozca que "los argentinos estamos frente a un suicidio colectivo y hay que actuar de inmediato".

-En el Colapso de la Educación, usted habla del vaciamiento de la escuela pública. ¿Quién es el responsable de esa situación?
-Son varios los responsables, sin distinción partidaria. Durante los últimos 60 años de historia argentina, la privatización de la educación fue la política educativa más lamentablemente exitosa. Una verdadera política de Estado que nadie reivindica, pero atravesó gobiernos militares y civiles de todos los partidos y en todas las provincias.

-¿Por qué dice que el gobierno kirchnerista, que siempre alentó la educación pública, terminó produciendo un gran efecto privatizador?
-Porque desde 2003 se verifica no sólo que crece el número de alumnos en escuelas privadas -cosa que ya pasaba desde 1960-, sino que comienza a decrecer el número de alumnos en escuelas públicas. Las primarias públicas perdieron uno de cada 10 alumnos en los últimos 15 años. Estamos perdiendo a la escuela pública.

-¿A qué se debe? ¿A la falta de calidad o a los constantes paros de los gremios docentes?
-Hay múltiples explicaciones que convergen: a esas que mencionás, se le suma una clase media que quiere autosegregarse y a la mala imagen que se construye sobre las escuelas públicas. Pero esa convergencia no tiene oposición: los gobiernos que decían defender lo público jamás mencionaron esto como un problema a solucionar: naturalizaron la escuela pública para pobres y eso permitió (y permite) degradar más a la escuela pública.

-En el libro dice que este proceso privatizador de la educación le resulta funcional a todos los sectores, pese a la indignación que muestran algunos por el abandono de la escuela pública. ¿Cómo se explica?
-En la medida en que los sectores medios y altos pagan por educación, los gobiernos tienen relativamente más recursos para la educación de los más pobres. El problema es que el costo social de éste es el aumento de la grieta, una mayor segregación socioeconómica en el sistema escolar. Y para colmo, los argentinos perdemos uno de los instrumentos centrales de la excelencia, la equidad y la cohesión social: la escuela pública.

-Habla de 40% de colegios privados en la provincia de Buenos Aires. ¿En qué otras ciudades hay números semejantes?
-Es un tema generalizado en todas las provincias aunque en algunas localidades es alarmante: en Vicente López, el 65% va a privado; en San Isidro, el 60%; en Yerba Buena -en el Gran Tucumán-, el 60%, y en la Comuna 13 de la CABA (Nuñez), el 70%. El paisaje sarmientino de la escuela pública argentina está desapareciendo.

-¿Está de acuerdo con el proyecto que crea una universidad docente porteña y elimina 29 profesorados?
-Estoy de acuerdo con estrategias como las de la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña -y de algunos ministros/as como los de Córdoba, Rio Negro o Mendoza- de retomar la iniciativa de la política educativa después de años y años de parálisis. Respecto de cada iniciativa concreta, tengo mis dudas y especialmente en la factibilidad de la UNICABA así como está planteado el proyecto. Pero es saludable que algunos funcionarios vuelvan al debate sobre la mejora, aunque todavía son pocos.

-¿No debería formarse a los docentes con grado universitario, como cualquier otro profesional?
-En el mundo hay experiencias exitosas de todo tipo. En la Argentina también, de hecho hay formación en terciarios muy buenas y universitarios con muchos déficits. Hay que tomar lo mejor de cada uno.

-¿Por qué los maestros perdieron autoridad frente a los alumnos?
-Hoy es muy difícil ser docente. Mucho más fácil lo era hace 50 años, con sociedades más jerárquicas y porque el conocimiento era solo accesible en la escuela; hoy está en todos lados. Por eso, debemos fortalecer más el trabajo y la responsabilidades de los educadores.

-Diversos estudios arrojan que los adolescentes terminan el colegio sin saber leer bien y comprender textos. ¿Cómo se cambia esto?
-Esto es muy relativo y yo lo debato con precisión en El colapso de la educación. No nos dejemos llevar por frases altisonantes y alarmistas: estamos muy mal, pero un diagnóstico preciso es fundamental.

-Algunos expertos creen que uno de los problemas de la crisis de la educación es que hay más de 1200 institutos docentes, con 400 planes de estudio en el país...
-Discrepo desde hace años con esa idea, que me parece muy simplista. La cantidad y la heterogeneidad no son necesariamente un escollo. Muchos funcionarios no entienden que esa diversidad está para ser gobernada y, como no pueden gobernarla, la quieren eliminar. El problema es que también colapsó el viejo modelo de gobierno en el que un ministro de educación manejaba una escuela a control remoto. Hoy las escuelas necesitan recursos, autonomía para implementarlos y reglas claras para educar más y mejor.

-¿Cómo se revierte este colapso de la educación? ¿Por dónde se empieza?
-La clase dirigente -no solamente la política, también los empresarios, las centrales obreras los medios, etc.- debe entender que estamos frente a un suicidio colectivo y debe actuar de inmediato revalorizando la educación, no desde el discurso, sino desde acciones concretas. Se empieza por reconocer la situación de colapso y empoderar a los educadores y a las escuelas con más recursos y más responsabilidad por los resultados.

-¿Cree que la dirigencia política argentina está a la altura de las circunstancias?
-No lo sé. Pero se puede. Le doy en ejemplo: el presidente de Uruguay, Tabaré Vazquez, entendió la importancia de que cada chico uruguayo tuviera una computadora. Era el año 2007 y el tema no era tan aceptado, ni siquiera en los países desarrollados. Vázquez tenía la oposición de todos, incluso de parte del oficialismo y sus aliados. Pero siguió con el Plan Ceibal y hoy es un baluarte de la política educativa latinoamericana. Ahí hay un ejemplo de lucidez en la dirigencia.

© 3Días

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