jueves, 26 de junio de 2025

Mauricio Macri, entre "arreglar ya" con Javier Milei o huir para otra batalla

 Por Roberto García

Non stop para Mauricio Macri en los comicios de septiembre y octubre, ni él sabe si habrá una última estación en el 2027: se han corrido muchos de sus adherentes. Terminal, quizás. Una forma de disimular el desguace desesperado del PRO es la instrucción al único mensajero en el que delegó funciones, Cristian Ritondo: “Arreglá ya con Milei”. O con los embajadores del Presidente, diplomáticos amateurs como Santiago Caputo. Se aproxima un inminente acuerdo entre las partes, confían en lo redituable que ha sido la reunión del inicio de esta semana. Entonces, como faltan 15 días para presentar los términos legales del frente a constituir, ya se denominó —para que no haya dudas del poder— Frente de la Libertad Avanza. 

Domina también el color violeta del oficialismo, sepultura para el amarillo, aunque en las elecciones provinciales las boletas no tendrán color, serán en blanco y negro por razones presupuestarias. Para esa primera fecha en la provincia de Buenos Aires, septiembre, el objetivo es mantener a los que renuevan del PRO más el agregado de dos concejales por distrito en las candidaturas. Y, para octubre, colar tres o cuatro diputados. Todo lo demás es chamusquina. Si se avanza como parece en las próximas horas, responsabilidad de Ritondo, Mauricio se salvará del naufragio. Conceder para sobrevivir.

Justificación para la firma del pacto: elección binaria, afuera quedan los términos medios o las avenidas del centro. Como dice Rosendo Fraga: todavía la pugna será entre Cristina Fernández de Kirchner y Javier Milei, no dirimen siquiera sus representantes aunque presidan las listas. En esa polarización, se aferra Macri, nosotros siempre estuvimos —con discrepancias— a favor de un proyecto general semejante al del gobierno. A pesar, inclusive, de que el ingeniero actúe como abogado: mejor un mal convenio que un juicio largo. Y con el estigma de masticar encono porque el destino personal que se imaginaba para este año no cumplió ni una de sus expectativas. Por el contrario, Milei le bajó la cotización de su existencia en el mercado electoral y, en un ejercicio de cleptomanía, le arrebata punteros y dirigentes en todo el país. Macri, vía Ritondo, no quiere arriesgar a que le cuenten los votos propios si va por su cuenta, y prefiere mimetizarse en una coalición bonaerense en la que nadie sabe cuál es su verdadero caudal de agua. Soldado que huye o se esfuma sirve para otra batalla. Y su batalla, o última guerra, en todo caso esta reservada para el 2027. Siempre y cuando haya favorable alineación de planetas. Ya descartó otras alternativas de vida que le habían endosado, como pretender por ejemplo una categoría más prominente en la FIFA. “Ni loco, Infantino (titular del organismo del fútbol internacional) se pasa 180 días del año con el culo en un avión. Para mí, ese no es mi futuro”, dicen que le ha dicho a sus amigos.

A su primo Jorge, en cambio, no lo convence el entendimiento y, bajo la excusa de que el PRO pierde identidad, rechaza lo que parece un fait accompli. Tiene adláteres en el partido que lo respaldan, figuras del radicalismo o propios como María Eugenia Vidal o Silvia Lospennato. No alcanza, tampoco lo que en la provincia puedan opinar su sucesora en Vicente López o el intendente de 9 de julio: poco peso en la balanza. Ahora el alcalde debe pugnar para que no lo acose el mileismo para su renovación en el 2027, teme por alguna figura de nota que pueda presentarse como delegado de Milei para la senaduría este año. Se habló de Patricia Bullrich, a la que no la sacan de Seguridad ni con una andanada de drones del Medio Oriente, y hasta le picaron la oreja de que hay encuestas oficiales testeando la postulación de Luis "Toto" Caputo: es el único hombre del Gabinete Milei que tiene la confianza presidencial, intima desde siempre con Horacio Rodríguez Larreta y conversa amigablemente con Mauricio. Si no fuera clave al frente de Economía, uno podría jurar que reúne las condiciones suficientes para una candidatura porteña, Senado ahora y jefatura de Gobierno en el 2027.

Difícil la confección de listas para la Casa Rosada, tanto en provincia como en Capital: empezó esta semana el recuento de figuras a incorporar en la discusión bonaerense, con obvios cabecillas que responden a distintas jerarquías. Santiago Caputo le entregó el diseño, en el ámbito bonaerense, al diputado Agustín Romo, quien por supuesto no comparte criterios con Sebastián Pareja, el armador juramentado a Karina Milei. Por ahora, tensión, un nervioso reparto en ese distrito que debe contemplar a quienes negocian por separado del PRO (Ritondo por un lado, Diego Santilli por el otro, no son una escudería). Sin olvidar que la Bullrich también reclama una tajada para sus adeptos, lo mismo que puede pedir quien presidiría la nómina de diputados en octubre: José Luis Espert. Demasiados hambrientos para un menú fijo. Ni hablar por el debate sobre el competidor en la tercera sección electoral contra el hijo de Cristina, Máximo, ese santuario presunto del kirchnerismo. Cada uno con su teoría. También sera ardua la negociación porteña del oficialismo: muchos interesados. Parte de estos conciliábulos acompañaron la gastronomía del Yacht Club de Puerto Madero, este miércoles, cuando Milei y el gabinete completo se reunió en una cena con empresarios de distintos sectores. Variadas presencias y demandas, ciertas dudas al margen del acompañamiento. Como siempre juran los empresarios. Más intenso, en cambio, fue este jueves en La Plata el lanzamiento de la Libertad Avanza en la provincia. Milei en modo campaña y con un plantel de seguidores que llega a la hora de mostrar los dientes entre todos, también los colmillos. Es que arrecia el hambre. Justo cuando Cristina —con muchos más problemas para organizar sus listas partidarias, tema de otra nota— dice que “no se jode con la comida”, reivindicando una frase que pergeñó hace unos años Daniel Scioli. Inimaginable mentor de la viuda de Kirchner.

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