martes, 11 de abril de 2017

Florecillas

Por Fernando Savater
El señor Mototeru no es un personaje de Tintín, sino un horticultor japonés de 90 años que ha patentado una variedad de begonia con el nombre de kimjongilia, en homenaje al llorado líder de Corea del Norte Kim Jong-il. Sigue el ejemplo de otra begonia anterior (o quizá fuese un cardo) llamada kimilsungia en homenaje a Kim Il-sung, fundador de la dinastía roja que tanta prosperidad y libertades ha traído a su país. 

Mejor no burlarse de Mototeru, porque a esos líderes coreanos los visitaban en su día reverentemente los comunistas europeos, españoles incluidos. Volvían encantados. Tuve en la universidad compañeros inteligentes (después fueron puntales de nuestra democracia) que se proclamaban prochinos o maoístas, repitiendo versículos de El pequeño Libro Rojo como si fuesen de Hölderlin.

Dado que Mao Zedong es, como está bien documentado, el mayor asesino de masas del siglo XX, por delante de competidores tan reputados como Hitler o Stalin, no resulta fácil entender cómo se ganó esas adhesiones fervorosas. Pero sucedió hace medio siglo, cuando en España padecíamos una dictadura y la lucha ideológica contra ella nos forzaba a asumir indeseables compañías.

Más raro resulta que hoy, en democracia y con toda la información requerida a nuestro alcance (puede consultarse el tercer volumen de Los enemigos del comercio de Antonio Escohotado) haya quien blasone de tener ideas comunistas y mande begonias de homenaje a los Castro, Chávez o Maduro mientras celebra como hito de la emancipación humana la llamada Revolución de Octubre.

Imposible aceptar que estos creyentes ignoren la ineficacia teórica y la criminalidad práctica del comunismo. ¿Entonces...? Hay que rendirse a la evidencia. Ocurre que están enamorados y por tanto no ven lo que tienen ante los ojos: igualito que la Infanta...

© El País (España)

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