En un severo
documento, el Episcopado afirmó que "los hechos delictivos no solamente
han aumentado en cantidad sino también en agresividad".
José María Arancedo, titular de la Conferencia Episcopal Argentina. |
Nacionales - "Constatamos con dolor y preocupación
que la Argentina está enferma de violencia. Hay síntomas evidentes, otros más sutiles, pero de una forma o de otra todos nos sentimos
afectados", afirmaron los obispos argentino en un documento sobre la
realidad social del país. El Episcopado aseguró en ese documento que "los
hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad sino también en
agresividad".
La Iglesia advirtió que "la Argentina está enferma de
violencia" y que "los hechos delictivos no solamente han aumentado en
cantidad sino también en agresividad", por lo que reclamó "un
compromiso de todos en el respeto de la ley".
"Constatamos con dolor y preocupación que la Argentina
está enferma de violencia. Algunos de los síntomas son evidentes, otros más
sutiles, pero de una forma o de otra todos nos sentimos afectados",
enfatizaron los obispos católicos.
A través de un documento dado a conocer hoy, el Episcopado
advirtió que "los hechos delictivos no solamente han aumentado en cantidad
sino también en agresividad" y que "una violencia cada vez más feroz
y despiadada provoca lesiones graves y llega en muchos casos al
homicidio".
Asimismo, pidió "reconocer que también son violencia
las situaciones de exclusión social, de privación de oportunidades, de hambre y
de marginación, de precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de
muchos, que contrasta con la insultante ostentación de riqueza de parte de
otros".
Tras advertir que "la corrupción, tanto pública como
privada, es un verdadero cáncer social causante de injusticia y muerte", los
prelados señalaron que "para construir una sociedad saludable es
imprescindible un compromiso de todos en el respeto de la ley".
"Frente al delito, deseamos ver jueces y fiscales que
actúen con diligencia, que tengan los medios para cumplir su función, y que
gocen de la independencia, la estabilidad y la tranquilidad necesarias. La
lentitud de la Justicia deteriora la confianza de los ciudadanos en su
eficacia. Algunos profesionales suelen utilizar de modo inescrupuloso
artilugios legales para burlar o esquivar la justicia: también esto es
inmoral", subrayaron.
Los prelados subrayaron que "son numerosas las formas
de violencia que la sociedad padece a diario" y advirtieron que
"muchos viven con miedo al entrar o salir de casa, o temen dejarla sola, o
están intranquilos esperando el regreso de los hijos de estudiar o
trabajar".
Al término de la 107 Asamblea Plenaria del Episcopado, que
realizaron en la localidad de Pilar encabezados por monseñor José María Arancedo,
los obispos también señalaron que "no se puede responsabilizar y
estigmatizar a los pobres por ser tales" y agregaron que "ellos
sufren de manera particular la violencia y son víctimas de robos y asesinatos,
aunque no aparezcan de modo destacado en las noticias".
"También son violencia las situaciones de exclusión
social, de privación de oportunidades, de hambre y de marginación, de
precariedad laboral, de empobrecimiento estructural de muchos, que contrasta
con la insultante ostentación de riqueza de parte de otros. A estos escenarios
violentos corremos el riesgo de habituarnos sin que nos duela el sufrimiento de
los hermanos", subrayaron.
Además, advirtieron: "hemos endurecido el corazón
incorporando estas desgracias como parte de la normalidad de la vida social,
acostumbrándonos a la injusticia y relativizando el bien y el mal. Es creciente
la tendencia al individualismo y egoísmo, de los cuales despertamos
sobresaltados cuando el delito nos afecta o toca cerca".
Tras llamar a que cada uno "sane sus propias
violencias", indicó que "muchos niños y adolescentes crecen solos y
en la calle provocando el debilitamiento de los vínculos sociales".
"Esto también repercute en la escuela. Episodios de violencia escolar se
desarrollan ante la mirada pasiva de algunos hasta que es demasiado tarde.
Muchos jóvenes ni estudian ni trabajan, quedando expuestos a diversas formas de
violencia", dijeron.
En ese contexto, resaltaron que "la corrupción, tanto
pública como privada, es un verdadero
cáncer social causante de
injusticia y muerte".
"Desviar dineros que deberían destinarse al bien del
pueblo provoca ineficiencia en servicios elementales de salud, educación,
transporte. Estos delitos habitualmente prescriben o su persecución penal es
abandonada, garantizando y afianzando la impunidad. Son estafas económicas y
morales que corroen la confianza del pueblo en las instituciones de la
República, y sientan las bases de un estilo de vida caracterizado por la falta
de respeto a la ley. A ello se agregan mafias del crimen organizado sin freno dedicadas
a la trata de personas para la esclavitud laboral o sexual, el tráfico de
drogas y armas, los desarmaderos de autos robados, etc", agregaron.
Y al reclamar un respeto de todos los sectores a las normas
enfatizaron que "sólo si las leyes justas son respetadas, y quienes las
violan son sancionados, podremos reconstruir los lazos sociales dañados por el
delito, la impunidad y la falta de ejemplaridad de quienes tenemos alguna
autoridad".
También abordaron la situación de las cárceles, al remarcar
que los presidios generan "en la sociedad la falsa ilusión de encerrar el
mal, pero ofrece pocos resultados".
"El sistema carcelario debe cumplir su función sin
violar los derechos fundamentales de todos los presos, cuidando su salud,
promoviendo su reeducación y recuperación. Nos duele y preocupa que casi la
mitad de los presos no tenga sentencia. La mayoría de ellos son jóvenes pobres
y sin posibilidades para contratar abogados que defiendan sus causas",
señalaron.
También destacaron que "ningún delito justifica el
maltrato o la falta de respeto a la dignidad de los detenidos".
Informe: NA
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