domingo, 6 de abril de 2014

El PJ cambia de apariencia para seguir en el poder

Por Gabriel Profiti
El paso de un PJ K a un PJ con kirchneristas será el camuflaje del partido fundado por Juan Domingo Perón para continuar en el poder después de 2015, aunque aún en su versión renovada, el justicialismo va a depender del éxito o fracaso del último tramo de Gobierno de Cristina Kirchner.

Así quedó blanqueado en la última reunión del Consejo Nacional del partido, el jueves pasado, cuando Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica nacional -y voz de Cristina Kirchner en la reunión- manifestó que el PJ debe ser “lo más amplio posible”.

En la sede de Matheu 130, Zannini oficializó el aval de la Casa Rosada a la estrategia montada por históricos del justicialismo para contener a los que están y repatriar a los que se fueron.

El objetivo de fondo es ralear el armado de Sergio Massa. El líder del Frente Renovador está al frente de las encuestas, pero la aspiración justicialista es amalgamar su oferta entre el núcleo duro kirchnerista y los “renovadores”. Mauricio Macri y el candidato que surja del FAP completan el menú.

Los tiempos cambiaron y ya no hay margen para continuar con la última versión de un PJ ultrakirchnerista. Hace dos años la Presidenta ordenó crear una Comisión de Acción Política (CAP) -íntegramente K- para tomar las riendas del partido que formalmente estaba en manos de Daniel Scioli.

Con esos antecedentes, Zannini había quedado como el torpedero de la nueva movida justicialista al irrumpir sin invitación en una reunión de gobernadores en la que precisamente se buscaba seducir a los hijos pródigos del partido.

Allí estaba José Manuel de la Sota, quien pegó un portazo tras la aparición del arquitecto jurídico del Gobierno y agendó luego una reunión para el próximo lunes con Massa en Córdoba.

El nuevo esquema tendrá al frente al gobernador de Jujuy, Eduardo Fellner, mientras que en otros cargos relevantes podrían quedar aspirantes a la Rosada como Scioli, Jorge Capitanich, Sergio Urribarri, Juan Manuel Urtubey y Florencio Randdazo. “Por única vez”, la conducción se elegirá en un Congreso el 9 de mayo y no por elección de los afiliados.

De todos modos, la mayor expectativa ahora está concentrada en ver cuán exitoso será el trabajo de “ampliación” que asumieron el histórico armador del PJ Juan Carlos “Chueco” Mazzón, el gobernador de San Juan, José Luis Gioja y Fellner.

“Hay que trabajar para la unidad”, dice a sus interlocutores Gioja, quien ya se encuentra bastante recuperado de su accidente y el viernes estuvo reunido en Olivos con Cristina Kirchner.

El plan consiste en armar un listado de “díscolos” y poner en marcha el operativo seducción. Además de De la Sota en la lista están el gobernador de San Luis, Claudio Poggi, el de Santa Cruz, Daniel Peralta, el senador pampeano Carlos Verna y “todos los que tengan un poder territorial”.

“Lo importante es que todos jueguen acá. El que quiera ser candidato va a poder serlo dentro de este espacio”, señala el gobernador sanjuanino, quien también se reserva alguna posibilidad de dar un salto en 2015, aunque no muestra las cartas.

De la Sota se acercó por inercia a Massa. No obstante, a los aperturistas del PJ, el cordobés les recordó su pertenencia peronista y su disposición a integrarse si la Casa Rosada dejaba de discriminarlo con el envío de fondos para Córdoba.

“El Gallego se va a parar en el medio y después verá qué hace”, intuyó un hombre con apellido histórico en el PJ.

El caso de Poggi es particular. Estuvo a punto de ir a aquella reunión de gobernadores en el predio de Remonta y Veterinaria del Ejército. Tenía el aval del senador Adolfo Rodríguez Saá, pero lo bajó su antecesor, Alberto Rodríguez Saá.

Algunos se animan a decir que Poggi se enfrentaría en 2015 a los Rodríguez Saá, pero es un plan complejo teniendo en cuenta el predicamento de los hermanos en la provincia.

Con el síndrome del “pato rengo” sobrevolando, la Presidenta consintió la transformación pejotista, pero al mismo tiempo buscó por todos los medios desacelerar la carrera por la sucesión. De hecho, le sugirió a Randazzo que no se lanzara. El ministro es hoy por hoy una opción competitiva junto al mejor posicionado, Scioli.

La gestión

En el PJ están entusiasmados con la nueva versión presidencial. Consideran que el giro ortodoxo impreso a la economía terminará arrojando resultados positivos. El punto es que la coyuntura es compleja y si esos problemas empeoran seguramente todos ellos quedarán asociados al fracaso.

La inseguridad es la principal preocupación de los argentinos, seguida por la inflación. La multiplicación de casos de linchamiento a presuntos delincuentes muestra una sociedad desarticulada, en la que uno de los emergentes es la sensación de impunidad.

Una encuesta reflejó que el 91,7% de los porteños cree que la delincuencia está fuera de control y que en definitiva el Estado no cumple con su rol delegado en el uso de la fuerza.

En ese marco, Scioli acentuó su postura diferenciadora del kirchnerismo. Tras el retiro de gendarmes de Buenos Aires y la continua aparición de casos de inseguridad, el gobernador acaba de decretar la emergencia en seguridad pública por 12 meses.

El otro gran desvelo de los argentinos es la inflación. Según mediciones privadas, se situará todavía por encima del 3% en marzo, y aunque está desacelerándose, sigue alentando la conflictividad social y laboral.

Los cortes de la vía pública en todo el país registraron en marzo su nivel más alto desde 2010. Hubo un total de 658 piquetes, según un informe de la consultora Diagnóstico Político.

El Gobierno ataca en dos frentes. Por un lado renovará el plan de Precios Cuidados, y por otro trata de asegurarse que la mayor cantidad de gremios acuerden aumentos de entre 25 y 29 por ciento. Pero al mismo tiempo, resurgieron los reclamos para elevar el piso del mínimo no imponible de Ganancias.

De todos estos reclamos nutre Massa su discurso para apuntalar su candidatura.

© NA

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