miércoles, 18 de junio de 2025

«MOTIVOS TRADICIONALES» / LUIS CARO FIGUEROA

 Portada del libro
de Luis Caro Figueroa
Por Liliana Bellone (*)

Del lado de allá, del lado de acá…. (y de otros lados), como en la escritura de Julio Cortázar, en este relato autobiográfico de Luis Caro Figueroa, encontramos idas y vueltas entre países y continentes, entre el pasado y el presente, en ese inexplicable límite que podemos denominar fantasma, delgado velo que recubre lo real, espacio último donde mueren las palabras… La escritura de Luis Caro Figueroa se mueve en el territorio de lo fantasmático, territorio que caminan los novelistas, como lo señala Ernesto Sábato en ese libro extraordinario que es El escritor y sus fantasmas de 1963. En ese espacio, el escritor recobra historias, retratos, anécdotas, recuerdos, personas, encuentros, desencuentros, amores, deseos, ilusiones, pasiones, ideales, y también sueños.

Caro Figueroa, desde un narrador “autodiegético” que articula al autor real con la voz narrativa (Gérard Genette), propio de la autobiografía, cuenta la historia familiar enmarcada en la historia de la Argentina de la segunda mitad del siglo XX y primera mitad del siglo XXI.

En ese entorno narrativo, surge la figura del padre, amado y admirado, de la madre, amorosa y fuerte, los hermanos, los amigos, los rostros perdidos y recuperados en el instante de la escritura, una escritura clara, concisa, ágil, solícita con el lector, con el propósito de anudar obra-autor-narrador en una atmósfera que evoca la Salta de los años 60 y 70, con sus coches de plaza y sus calles tranquilas, el querido Colegio Nacional, el mundo universitario, la Buenos Aires cosmopolita de la juventud, el estudio y el trabajo, la llegada a Europa, la estadía en Madrid, el amor, los hijos… El registro autobiográfico se enmarca en el devenir histórico, como hemos señalado, en el cual se suceden acontecimientos como lo ocurrido en Ezeiza durante el regreso del general Juan Domingo Perón del exilio, los gobiernos de Cámpora, de Isabel Perón, de los militares, del regreso de la democracia con Alfonsín, Menem, De La Rúa, etapas descriptas que evocan y promueven la reflexión sobre nuestra historia reciente.

La narrativa se constituye desde lo testimonial y la nostalgia, el deseo de contar y el deseo del regreso, como en Rayuela de Cortázar, para reconstruir una época, una historia familiar marcada fuertemente por la política.

El dolor por las pérdidas del padre, la madre, la esposa, el paso del tiempo, las ausencias, los recuerdos, los sueños de un nuevo amor, se sostienen, desde el comienzo de la narración en la sabia concepción de que lo alejado y provinciano resguarda y enriquece y que, paradójicamente, torna más universal su mirada.

Dice el autor-narrador: En Salta aprendí –y lo confirmé en Buenos Aires-que el provincianismo es una condición que poco tiene que ver con la geografía y mucho con el estado del alma y su disposición a representarse la realidad a una escala superior. (p.65).

Las evocaciones del pasado provocan en el lector una honda emoción, por lo que podemos acercar esta autobiografía al terreno de lo poético, eso casi imposible de decir pero que el receptor capta a través de una palabra, de una frase, de una imagen, de un nombre… El texto de Caro Figueroa invita a la reflexión pero, por sobre todo, conmueve profundamente.

El ir y venir de la Argentina a España, de Salta a Madrid, de Europa a América a través del tiempo de la escritura y el relato, del tiempo referencial e histórico y del tiempo de la nostalgia confirma que la literatura es esa patria única a la que alude Marguerite Yourcenar, cuando dice:

Lugares en los que se ha elegido vivir, residencia invisible que uno se construye al margen del tiempo. Yo viví en Tíbur, tal vez allí muera. Como Adriano en la Isla de Aquiles.

                (Notas a “Las memorias de Adriano”. Trad. De Marcelo Zapata, 1992).

La patria de las letras, la patria única que atisbamos cuando un poema o un relato llega a nosotros, a través de una lectura capaz de evocar “el lado de allá”, “el lado de acá” y “los otros lados” que la existencia plantea en el devenir del tiempo y el espacio, a través de las generaciones y la historia.

(*) Escritora

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