lunes, 8 de julio de 2019

Entre el acuerdo con la UE y las elecciones domésticas


Por Alejandra Gallo

Una de las críticas más frecuentes del empresariado nacional es la dificultad para instalar en la agenda púbica cuestiones de mediano plazo. Esta vez, el acuerdo Mercosur – UE les vino como anillo al dedo en este sentido. Sin embargo, algunos sectores –por ejemplo una franja de la Unión Industrial que conduce Miguel Acevedo– ahora prefiere hablar de coyuntura.

El acuerdo llevó 20 años de negociaciones y es cierto que se anunció, sorpresivamente, hace poco menos de 15 días. Lo admitieron los mismos negociadores. El canciller, Jorge Faurie, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica y el secretario de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, estaban en Osaka (en pleno encuentro del G20) en una bilateral con la UE punteando 12 temas que habían quedado trabados en los equipos técnicos. Fueron avanzando un día, siguieron al siguiente y hubo un tercer encuentro que duró menos que un ristretto. "No hay más temas en la agenda", informaron los traductores repentinamente. Y así fue cómo los funcionarios se dieron cuenta que acababan de lanzar uno de los mejores ejes de campaña para el Presidente. Ahora al menos dos de ellos ya trabajan mirando nuevos destinos (que serán, además, claves para cerrar los anexos de este acuerdo) en caso de que Macri tenga un segundo mandato. Faurie mira hacia Brasil y Etchevehere, Bruselas.

El primer cálculo oficial bilateral estima que se generaría un comercio adicional de 100.000 millones de dólares. Quienes protestan ya fueron informados que lo que se cerró, cerrado está. No habrá modificación posible pero sí restan definir los anexos, donde se juegan volúmenes de negocios futuros millonarios; por ejemplo en biodiesel. Datos oficiales confirmaron que ya hay conversaciones bilaterales por inversiones intrabloques y para exportar desde la plataforma Mercosur–UE a los países asiáticos. Por ejemplo: peras y manzanas, maní procesado (generaría 1.000 millones de dólares por año), arroz (se crea una cuota de exportación de 60.000 toneladas que hay distribuir junto con Brasil y que hoy es para la Argentina de 12.000 toneladas anuales) y carne (toda la cuota Hilton entrará sin arancel y la nueva con uno de 7,5% en lugar del 20% que tributa hoy). Aquí es donde algunos sectores industriales denominados sensibles parecen estar contra las cuerdas: no se vislumbra hasta ahora mucho interés en el sector fabril y la agroindustria contraataca diciendo que genera hoy el 65% de las exportaciones.

Con ese acuerdo en marcha, es decir aprobado por todos los parlamentos y rubricado nuevamente por los Gobiernos de uno y otro lado del Océano, la Argentina en particular pasará a tener acuerdos de libre comercio con 40 países. Hoy sólo tiene con 13 países. Caben las preguntas: se puede crecer así y se pueden generar los nuevos empleos que no aparecen en el sector pirado desde 2011? Países limítrofes como Chile y Uruguay tienen convenios con entre 55 y 60 países. La apertura al mundo es riesgosa pero inevitable, necesaria e imprescindible. Y acá el empresariado tendrá un rol irremplazable en el que además de la ecuación de los balances deberá prevalecer la sensibilidad social de quienes hacen negocios en un país con un 32% de pobres de acuerdo con el INDEC; de los que la mitad son niños. Sólo en el conurbano 6 de cada 10 niños son pobres, según datos del Observatorio Social de la UCA. Es una irresponsabilidad absoluta de la clase político-partidaria y también una responsabilidad total del sector empleador.

Eso es parte del fango doméstico al que siempre hay que volver porque para llegar al mediano plazo hay que caminar el día a día. En ese sendero, la Argentina está a casi un mes de las PASO (que no definirá ninguna primaria en candidaturas nacionales y que costará, de acuerdo con la partida presupuestaria 2019 unos 3.000 millones de pesos) y la mayoría de los encuestadores aseguran que 8 de cada 10 votantes definirán en el cuarto oscuro únicamente entre las fórmulas Macri-Pichetto y/o Fernández-Fernández de Kirchner. Así las cosas, como en todos los años electorales, las entidades empresariales van cursando invitaciones a todos los candidatos.

El problema está en quién inaugura la secuencia de fotos en cada caso y temen quedar "pegados" en la polarización. Los industriales, que se endurecen al compás de la caída en el nivel de actividad que acumulan más de un año, serán los primeros en fotografiarse con Alberto Fernández? Fueron las fábricas y no los productores agropecuarios los que mejoraron sus rindes durante las gestiones kirchneristas. Para el campo, aliado indiscutido de este Gobierno, ya hubo varias ratificaciones de que en diciembre 2020 se eliminan las retenciones. El presidente Mauricio Macri, como siempre hizo, asiste como nunca en los últimos días a cada convocatoria empresaria, como ocurrió la semana pasada en ACDE y CAME.

Allí habló como si ya hubiera sido reelecto de su agenda 2020. De todos modos, en algo tienen absoluta razón todos los reclamos privados y, especialmente, los de los sectores sensibles: la presión tributaria es la más alta de América Latina en relación al PBI y lo que aportó el sector privado en materia impositiva nacional, provincial y municipal involucró un volumen equiparable al acuerdo firmado con el FMI, de acuerdo con un duro informe del Foro de Convergencia Empresarial. Sería deseable que el acuerdo Mercosur–UE acelerara estos "tiempos tributarios" y ese, una vez más, será el eje central de uno de los encuentros clave que se vienen en el empresariado: el pre coloquio centro de IDEA, a mediados de agosto, justo entre las PASO y las generales de octubre.

© El Cronista

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