domingo, 7 de abril de 2019

A los otarios, ni cabida


Por Graciela Guadalupe

Como un diario se hace con noticias, elegimos para esta columna: una buena y una mala. La buena es que habrá elecciones dentro de pocos meses y eso habla muy bien del funcionamiento del andamiaje democrático. La mala: habrá elecciones dentro de pocos meses y no tenemos ni idea de cómo viene la bocha para que el andamiaje se afiance. Menos, de cómo podría terminar el partido. 

No es culpa de los electores. ¡Qué va! Uno le pone garra, pero los posibles candidatos a los principales cargos -por el momento, precandidatos- están hoy menos claros que diagnóstico de médico cubano.

No queda mucho tiempo como para seguir haciéndose el otario. Ni de parte de los postulantes ni de parte nuestra. Dentro de un mes se publican los padrones provisorios. Es el primer examen que debe sortear el elector consustanciado con la República. No solo hay que mirar que uno esté en el listado oficial, con el domicilio que corresponde y, de ser posible, con el estado más actualizado que el de "estudiante" que fuimos hace 35 años. También hay que chequear que no figure el tatarabuelo Alberto o que no aparezca Nicoletta, la vecina italiana que nunca se nacionalizó, o que pueda seguir votando el primo que se fue de gira al Paraíso o, por ejemplo, que nuestro documento de identidad aparezca junto al nombre de otro ser humano.

La segunda fecha importante es el 12 de junio, cuando vence el plazo para el reconocimiento de alianzas electorales. Y no me diga, querido lector, que eso no le afecta, porque para ese día va a tener que quedar en claro si el peronismo va a las PASO dividido en federales, racionales, renovadores, atrasadores, kirchneristas puros, kirchneristas de apuro, presos políticos o políticos presos. Para esa época, Lavagna va a tener que decidir si se sigue sacando fotos con tirios y troyanos, si se presenta como uno más del pelotón, si va solo o si se guarda para el repechaje de Tinelli en el "Bailando...". Y qué decir de Pro, los radicales y Lilita. Si no se ponen de acuerdo y siguen boicoteándose desde adentro, van a tener que cambiar, pero de coalición.

Cinco días después, 17 de junio, vence el plazo para la asignación de colores de las boletas. No parece un dato que "uy, mirá cómo me cambia la vida", pero no lo subestime, amable lector. A medida que se acerque la fecha de la elección, todo adquiere importancia, incluso la posibilidad de que, aun estando presos, puedan ser precandidatos a diputados Julio De Vido y Luisito D'Elía. Si no lo cree, googlee esos dos nombres y va a ver que ya se anunció que integrarán el Frente Patriótico de Liberación Nacional. Nunca mejor elegidas las palabras. Pero hay más: si siguen desertando jueces en las principales causas por corrupción y logran alargar los plazos, va a haber chances de que se inscriba una lista entera con el nombre Penal de Ezeiza, Pabellón Néstor Kirchner.

Cuando el 22 de junio se produzca el cierre de las listas de precandidatos, ahí sí, chau pinela. El 9 de agosto -48 horas antes de las PASO- es un día clave: se cierra la campaña electoral. Basta de rosca, de eslóganes, de acusaciones cruzadas, de publicidad encubierta, carpetazos y guerra de espías. Se viene la gran encuesta nacional. Más de 3000 millones de pesos gastaremos en una elección que va a definir muy poco, cuyo resultado puede darse vuelta en las generales de octubre y terminar consagrando presidente al menos pensado en un eventual ballottage.

Si en los cuatro meses que restan hasta el 11 de agosto no se decantan los mensajes, no se profundizan las propuestas ni se dan a conocer plataformas serias, seguiremos boyando como hasta ahora.

Dijo Massa en su re-re-relanzamiento de la semana pasada: "Yo voy a estar donde me pongan los votos" (no le va a quedar otra). "Si me toca liderar, lo haré con humildad y entereza. Y si me toca acompañar, lo haré con entrega" (o una cosa o la otra; no es cuestión de liderar con entrega y acompañar con humildad y entereza).

Dijo Lavagna hace poco al progresismo santafesino: "Salgamos de este país estancado y cada vez más desigual" (pidamos que le vuelvan a poner a un Remes Lenicov para que haga todo el trabajo sucio, así después él cosecha y nosotros compramos).

Dijo Scioli : "Hay otro camino" (la misma frase que usó el kirchnerismo legislativo bonaerense a la hora de debatir el presupuesto de la provincia que Scioli dejó quebrada).

Dijo Urtubey , al lanzarse en Salta: "Nada detendrá este cambio. Un cambio profundo. Es lo que vamos a hacer juntos". Sí. Leyó bien. Lo dijo Urtubey, no María Eugenia Vidal.

Dijo Macri : "Juntos estamos cambiando en serio". Y dicen un par de spots que el Gobierno no se atribuye, pero que huelen a Duranpeñismo: "¿Macri y la p... que te p...?", mientras se muestran distintas obras públicas realizadas por el actual gobierno.

Dijo Cristina : en realidad, de la campaña no dijo nada. Bastante ocupada está en su nuevo rol de vocera paramédica revolucionaria la otrora arquitecta egipcia/abogada exitosa y Napoleona.

Dicen que finalmente la cuestión se va a terminar dirimiendo entre los que ya gobernaron: Cristina y Mauricio. Y que van a tener que seguir participando los que se mueren de ganas de agarrar la manija, pero que la tienen más lejana que sortija enganchada en la punta del Burj Khalifa.

Si de exgobernantes se trata, habría que votar a Pinedo. Gran presidencia. Impoluta.

© La Nación

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