miércoles, 18 de julio de 2018

La izquierda y el kirchnerismo le pegan a Macri por el FMI, y siguen ayudándolo

Por Marcos Novaro

Un muy nutrido grupo de diputados, dirigentes sindicales y sociales, intelectuales y artistas ligados al kirchnerismo y la izquierda acaba de difundir una extensa carta a Christine Lagarde donde se repudia el acuerdo firmado entre el FMI y el gobierno nacional, y se denuncia que él tendrá “consecuencias catastróficas”.

La afirmación más contundente del texto, con todo, no es esa sino la que promueve un nuevo default de la deuda en nombre de la soberanía y la justicia social: “Consideramos a la nueva deuda... odiosa y execrable... y bregaremos para que los compromisos suscritos en el Acuerdo sean sujetos a revisión tanto de la Justicia como del Parlamento (dado que el acuerdo) no cuenta con legitimidad jurídica, política ni social”.

El fundamento para negar esa legitimidad es, con todo, bastante precario y difícilmente soportaría una revisión judicial mínimamente seria. Consiste en apelar al artículo 75 de la Constitución Nacional en el que se señala que “corresponde al Congreso contraer empréstitos... y arreglar el pago de la deuda interior y exterior”. Alguno de los muchos legisladores que firman la carta debería saber, sin embargo, que esa capacidad se ha delegado en el Poder Ejecutivo a través de la Ley de Administración Financiera. No es, como dice la carta, que el gobierno apela a “cierta interpretación legal” para rechazar que se necesite pasar por el Parlamento, existe una autorización bien precisa.

El punto que sí puede ser problemático para el Ejecutivo, y al que llamativamente no se refieren los denunciantes, es que si no hay Ley de Presupuesto para 2019, esa autorización a tomar deuda se cae. ¿Están adelantando, sin decirlo, que harán todo lo posible para dejar al gobierno sin presupuesto en el último año de mandato, de manera de bloquearle el acceso a los mercados y también a las cuotas del acuerdo con el Fondo que se deberían transferir el año próximo? Es probable. Y también es probable que sepan que, de conseguirlo, el que también quedaría entre la espada y la pared sería el peronismo de las provincias, que obviamente tampoco podría endeudarse y padecería por tanto el rigor de un ajuste fenomenal.

Es por eso que ese sector peronista con responsabilidades de gobierno, aunque no se cansa de criticar por otros asuntos a Macri, en lo que se refiere al acuerdo con el Fondo hace causa común con él, e ignora las denuncias del resto de la oposición: hace unas semanas se negó a participar de la sesión especial que la bancada del FPV y la izquierda convocaron para tratar la cuestión, y también ignoraron las movilizaciones convocadas por artistas kirchneristas para denunciar que el regreso al FMI es una amenaza para la nación.

¿Esos gobernadores peronistas que necesitan los fondos del acuerdo tanto como el gobierno nacional corren el riesgo de quedar pegados con él por este motivo, e identificados con la “derecha” y “la antipatria”?

Puede que consideren, igual que Macri, que el tema del FMI no es verdaderamente un motivo de preocupación de la sociedad, fuera del sector hiper politizado y cerradamente ideológico que acompaña a los promotores de la carta a Lagarde. Como se probó en la última movilización “por la patria” y “contra el FMI”, la del 9 de Julio pasado, no son tantos los que están deseosos de salir a la calle para rechazar el acuerdo. Seguramente a muchos más no les cae simpático, pero una buena parte de ellos teme ante todo que el ajuste y la crisis se agraven. Las encuestas muestran además que cerca de la mitad de la sociedad cree que apelar al Fondo trajo consigo “certidumbre a la política económica”, es decir, confía más en el Fondo que en Macri.

¿No sería más razonable entonces que sus críticos se enfoquen en el propio Presidente y los yerros de su gobierno, en vez de insistir con diatribas que tienen gusto a viejo, distraen la atención hacia un enemigo lejano y más bien imaginario y trasuntan un apenas disimulado deseo de que la situación empeore más y más?

Y más importante que eso, ¿no debieron haber aprendido ya en el kirchnerismo y la izquierda, con las derrotas acumuladas en los últimos años, que la polarización ideológica a quien termina beneficiando es al oficialismo?

Parece que no. En realidad, sucede más bien lo contrario. Están más convencidos que ahora sí va a quedar demostrado que Macri es todo lo malo que ellos desde el comienzo decían que era, así que aprovechan la crisis para insistir con lo que venían desde antes haciendo, aunque haya fallado ya demasiadas veces.

El FMI es ahora, como poco antes fueron las tarifas, y antes de las tarifas fueron los Panamá Papers, y el Correo, la prueba del escándalo. Convencidos como están de que tienen razón, no se detienen a pensar por qué no han dejado de fallar. Y de ayudar involuntariamente al gobierno que tanto detestan.

© TN.com.ar

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