viernes, 19 de enero de 2018

Los ministros preferidos de Macri y los que están en "capilla" como Triaca

Por Giselle Rumeau

El gobierno encendió en estos días las luces de alertas. Está convencido de que el plan de reformas encarado tras el triunfo en las elecciones legislativas y la seguidilla de detenciones y procesamientos por corrupción y lavado de dinero que cayó encima de varios gremialistas corruptos disparó una ofensiva furiosa contra los miembros del gabinete. 

En ese enfoque colocan la denuncia penal contra el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, por el polémico despido de su empleada doméstica Sandra Heredia, presentada ayer por los abogados Carlos Broitman y Alejandro Argibay, que representan al sindicalista Omar El Caballo Suárez, detenido por extorsión a empresas navieras y malversación de fondos. Y esperan más dolores de cabeza.

Triaca fue acusado por la designación de Heredia en el Sindicato de Obreros Marítimos Organizados (SOMU), gremio que fue intervenido por la Justicia. No es todo. Tras conocerse un audio en el que el ministro insulta a la empleada, ella aseguró que como casera de la quinta familiar que Triaca posee en Boulogne, cobraba parte de su sueldo en negro y otra parte a través del SOMU. Como si fuera poco, agregó que fue despedida sin indemnización.

Por precaución, para evitar mayores conflictos y episodios de violencia como el ocurrido cuando se votó en el Congreso los cambios en la Ley previsional, el Gobierno decidió congelar el tratamiento de la reforma laboral y avanzar en los acuerdos de productividad por sectores, como los suscriptos con los petroleros de Vaca Muerta. Y ahora no puede ver sino como una venganza a la denuncia de El Caballo Suárez contra el ministro Triaca. No hay que ser muy perspicaz para darse cuenta de las intenciones deleznables de los abogados del sindicalista. Pero a esta altura de los acontecimientos, parece increíble tener que recordar que las motivaciones políticas de las denuncias no las invalidan como tal. Pues bien, está mal que los ministros no paguen sus multas de tránsito, maltraten a sus empleadas domésticas y, mucho peor, que mantengan en negro a un trabajador durante varios años. La función pública no puede dejar lugar a matices. El ejemplo de honestidad y transparencia siempre debe venir de arriba.

Para el Gobierno, alcanza por ahora con pedir disculpas y sacar de escena al ministro con unas vacaciones forzadas. "Triaca ya se disculpó y dio las explicaciones del caso", dijeron cerca de la jefatura de Gabinete, como si eso bastara para alguien que tiene que velar por el trabajo en blanco.

Pese a la defensa oficial de los voceros del Gobierno, el titular de la cartera laboral ya aparece en la lista de los ministros que están "en capilla". Desde hace un año, el presidente Mauricio Macri, el jefe de los ministros, Marcos Peña, y los vicejefes de Gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, evalúan mensualmente los resultados de cada funcionario a través de un Tablero de Gestión al que acceden desde cualquier computadora. El sistema permite auditar el trabajo a través de cuatro variables: metas, hitos, tiempo y presupuesto. En función de esos objetivos, la meta de aprobación de la reforma laboral se convirtió en una asignatura pendiente del ministro Triaca. No es todo. El affaire de su casera complicará además la meta de negociar paritarias en tiempo y forma, sin cláusula gatillo, como pretende el Gobierno. ¿Cuál será la autoridad de Triaca ahora para negociar con los gremios o pelear por el empleo en negro? No es todo: el joven funcionario viene de atravesar otro escándalo a fines del año pasado por el nombramiento de su hermana como directora en el Banco Nación. Una medida que denuncia la hipocresía del poder: durante el gobierno anterior, el macrismo había cuestionado severamente el nombramiento en el mismo puesto de la hija del jefe de diputados K, Agustín Rossi.

El otro ministro en capilla es el titular de Defensa, Oscar Aguad, quien mantiene una larga amistad con el Presidente. No sólo tuvo una actuación mediocre en el ministerio de Comunicaciones. Desde que fue nombrado al frente de esa cartera, el cordobés no paró de meter la pata. Manejó con impericia la desaparición del Ara San Juan y la relación con la Armada. Alentó las esperanzas de los familiares con un tuit sobre supuestas comunicaciones del submarino. Y terminó destrozándolos cuando les dijo que estaba todos los tripulantes muertos.

Otro que le generó problemas al Presidente es el ministro de Energía, Juan José Aranguren, cuando se comprobó el año pasado su incompatibilidad con la función pública por poseer acciones de Shell. Si bien ahora bajó su perfil, sigue siendo el frontón de las críticas a Macri por las subas de las tarifas.

También fue cuestionado dentro del gabinete el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, por estrenar el mes pasado una casa millonaria en Punta del Este, cuando la orden de Peña es mantener siempre el bajo perfil.

El rabino Sergio Bergman, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, es otro de los que suelen aparecer en los medios o redes sociales por sus polémicas más que por su trabajo. En septiembre pasado lo fotografiaron en Aeroparque volviendo de Chile con un televisor 55 pulgadas bajo el brazo. Como era de esperar, la imagen se viralizó rápidamente y generó un sin fin de críticas

Los más eficientes

El sistema también permite evaluar a quienes cumplieron con sus objetivos y presupuesto. La lista de ministros preferidos de Macri la encabeza el titular de Transporte, Guillermo Dietrich y su par de la cartera del Interior y Obras Públicas, Rogelio Frigerio. Se trata de los dos hombres encargados de las relaciones políticas y también con los gremios fuera de la Casa Rosada. La ponderación de Macri sobre sus dos funcionarios está en línea con la percepción que tiene la opinión pública. Según un sondeo de Ipsos Argentina del mes pasado, la política de obras públicas y de infraestructura, junto con la política de transportes, son las que despiertan mayor satisfacción de los consultados. Lo mismo sucede con la política de planes sociales que lidera la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley. La funcionaria se ubica en el tercer puesto del ranking presidencial, ponderada por su forma de llevar el conflicto con las organizaciones sociales y los partidos de izquierda que reclaman planes.

La otra mujer del gabinete, la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, es un caso aparte. La política de seguridad es la que despierta menos satisfacción en la opinión pública, junto con la política de empleo y la política económica, según el sondeo de Ipsos. Fue cuestionada por propios y ajenos al defender a los gendarmes en el caso de la desaparición de Santiago Maldonado y la represión de la primera manifestación violenta del kirchnerismo y la izquierda contra la reforma previsional en el Congreso. "Pero al final, las cosas le salen bien", dicen en el Gobierno. Es por eso que integra la lista de los ministros con mejor desempeño.

Los otros dos funcionarios a los que el Presidente les sube el pulgar son el ministro de Finanzas, Luis Caputo, y su par de Modernización, Andrés Ibarra. Este último es en estas horas el encargado de llevar adelante junto con Quintana el plan de recortes en la administración nacional, que eliminará un 20% los cargos políticos y será presentado en febrero.

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