domingo, 17 de enero de 2016

Obama como crítico literario

Por Guillermo Piro
Cada tanto los presidentes del mundo hacen hablar por sus gustos y sus aptitudes literarias. Los medios estadounidenses suelen estar atentos cuando Barack Obama regala algún libro para Navidad. 

En octubre del año pasado le concedió una entrevista a la escritora Marylinne Robinson que salió publicada en la revista New York Review of Books. 

La misma revista publicó hace poco un comentario que Obama escribió sobre Thomas Stearns Eliot en tiempos en que estudiaba en la universidad, cuando tenía 22 años, y que se encuentra en una carta dirigida a su novia de entonces, Alexandra McNear, que tenía que escribir un ensayo sobre La tierra baldía, la obra más relevante de Eliot. La carta a su vez está reproducida en la biografía Barack Obama: The Story, escrita por David Maraniss y publicada en los Estados Unidos en 2012. Hace unos días Edward Mendelson, un profesor de Literaturas Comparadas de la Universidad de Columbia, volvió a hablar de ella en la New York Review of Books.

Cuando aquella biografía de Obama fue publicada, muchos críticos hablaron de esa carta, recuerda Mendelson. Obama dice en ella que se debe respetar y a veces compartir la visión conservadora de Eliot, que nace no de la ignorancia sino de la resignación y el fatalismo, de la trágica convicción de que el mundo no puede ser mejorado de ninguna forma. Una posición muy distinta, dice Mendelson, centrada en la esperanza y el cambio, que Obama propuso durante la campaña electoral en 2008, cuando fue electo presidente.

“Hace más de un año que no he vuelto a leer La tierra baldía, y nunca leí todas las notas al pie. Sin embargo puedo decirte algo: Eliot posee la misma visión estática que va de Münzer a Yeats. Pero a pesar de eso mantuvo siempre un lazo con la realidad social de su tiempo [...] Afrontando lo que él percibe como una elección entre el caos estático y un orden mecanicista sin vida, consigue mantener una separación entre la pureza asexuada y la brutal realidad sexual. Para hacerlo la afronta con un comportamiento estoico. Para que entiendas de qué estoy hablando lee Tradición y talento individual y los Cuatro cuartetos, donde se lo ve menos preocupado por describir la Europa moribunda. [...] Existe un cierto tipo de conservadurismo que respeto más que el liberalismo burgués, y Eliot pertenece a ese tipo. Obviamente, la dicotomía que mantiene es reaccionaria, pero es causada por un profundo fatalismo, no por la ignorancia. (A diferencia de Yeats o Pound, que habiendo nacido en ese ambiente decidieron apoyar a Hitler y a Mussolini). [...] Este fatalismo nace de la relación entre la fertilidad y la muerte: la vida se nutre de sí misma. Un fatalismo que a veces comparto con la tradición occidental. Parecías sorprendida de la irreconciliable ambivalencia de Eliot; ¿no compartes tú también esta ambivalencia, Alex?”.

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