domingo, 24 de enero de 2016

ENTREVISTAS / MARTÍN BECERRA

“La restauración de Macri a los grandes medios es peligrosa para sus propios intereses”

Martín Becerra: "La Ley de Medios la manosearon los mismos 
que la impulsaron". (Foto: LPO)
Por Diego Genoud

Crítico riguroso de la aplicación discrecional de la ley de medios que ejecutó el kirchnerismo, Martín Becerra logró sobrevivir al debate de los últimos años con el mérito de que las partes en conflicto lo reconocieran como interlocutor válido. Investigador del Conicet, profesor de la UBA y de la Universidad Nacional de Quilmes y autor de varios libros sobre el tema, Becerra dice que los decretos de Mauricio Macri en la materia sugieren que el gobierno tiene una idea del sistema de medios que es del siglo XIX.
“Macri ni siquiera tiene una política pro-mercado. Es una política anti-concurrencial, que no estimula la competencia sino que la obtura”, afirma. El especialista habla del despido de Víctor Hugo Morales y sostiene que el nuevo marco regulatorio que ordenó el gobierno beneficia a los gigantes de la comunicación pero no evita que las disputas entre ellos se profundicen. Además, advierte que el Grupo Clarín va a intentar nuevamente hacer su ingreso a Telecom, el detonante que desató la guerra con el kirchnerismo.

-¿Qué escenario anticipan los dos fallos que suspendieron los decretos de Macri sobre los medios?
-Una nueva etapa de la judicialización de la regulación, porque ya no es sólo la ley audiovisual sino también los decretos que la modificaron. Los que accionaban antes contra la ley primero y contra algunos artículos después lograron su objetivo: con los decretos, no se modificó toda la ley pero se la descabezó. La cuestión de la concentración, del plazo de las licencias, de la propiedad cruzada de licencias es lo que se intenta borrar. En muchos países, la regulación está judicializada, no sólo en Argentina. Son sectores muy sensibles, por los intereses que se cruzan, porque la política está en el medio y porque cada uno utiliza a su favor el tema de la libertad de expresión.
La restauración de Macri de la concentración de medios es muy peligrosa para él y tampoco creo que le convenga a Clarín quedar tan pegado al nuevo Gobierno.

-¿Qué papel puede jugar el poder judicial, tan criticado por el kirchnerismo en el poder?
-Mi lectura del poder judicial desde que se aprobó la ley hasta el final del mandato de Cristina Fernández difiere de la del kirchnerismo. No lo veo como un poder monolítico y con un sentido único. El fallo de la Corte Suprema de 2013, que valida la constitucionalidad de la ley, me parece una pieza doctrinaria que desborda el plano legal. Es una pieza de filosofía del derecho a la libertad de expresión. Es verdad, con otra orientación, pero es excelente y es la Corte Suprema, la cúspide del poder judicial. Hoy hay muchos amparos y es lógico que haya más cautelares.

-¿Qué busca Macri con esta regulación temprana a través de los decretos?
-Veo dos objetivos. El primero es tomar el control de la política de medios y comunicación: todo gobierno quiere hacerlo y todos lo hicieron. Hasta la ley audiovisual era muy fácil, bastaba con intervenir el COMFER. Ahora está el directorio de AFSCA y ATFIC, que son de organismos de integración supuestamente colegiada que en la práctica funcionaron como un apéndice del Poder Ejecutivo. El otro objetivo refiere a la propiedad del sistema de medios. Por un lado, al detonar todos los límites a la concentración: donde había límites de 10 licencias, ahora pasan a ser 15, donde había 24 licencias de TV por cable ahora no hay tope.

-Escribió en su blog que en la regulación de Macri se advierte un espíritu de vendetta.
-Se parece mucho a una revancha, una vendetta porque busca deshacer lo hecho y estigmatizar algunos de los postulados claves de la etapa anterior. Y en el fondo hay una intención restauradora que no se condice con la evolución económica y tecnológica del sector a regular. Por eso, para mí es muy peligroso para sus intereses lo que está haciendo Macri. Yo me equivoqué porque pensé que no se iba a meter en este campo, porque no le conviene. Puede ser un pantano para el nuevo presidente y tampoco creo que le convenga a Clarín quedar tan pegado de nuevo a un gobierno.

Guerra de elefantes

-¿Cuál es la idea que tiene el gobierno sobre el sistema de medios?
-El gobierno tiene una idea del sistema de medios que es del siglo XIX, pre siglo XX, es una idea dogmática de la versión más extrema del libre mercado que incluso trajo deserciones dentro del macrismo. No se compadece con la regulación de ningún país del capitalismo. Estados Unidos, Canadá, toda Europa, toda Asia capitalista, todos los países tienen límites a la concentración de medios y telecomunicaciones. El objetivo del gobierno argentino es muy original porque quiere barrer todos los límites a la concentración. Por otro lado, hay otra medida –interesante- que es que prorroga todas las licencias, no sólo la de Clarín, todas en todo el país. Por 5 años con una renovación automática por 10, es decir, hasta 2030. Esto ya lo había hecho Kirchner por decreto 527 en 2005 con todas las licencias de radio y televisión de la Argentina. Ahí las pymes de la comunicación también reciben una especie de guiño menor porque así se valorizan sus licencias. En un escenario de creciente oligopolización de la propiedad los chicos van a vender y los grandes van a hacerse más grandes.

-Eso fue el camino que encontró Multicanal-Cablevisión para crecer como cable operador.
-Efectivamente. El cablero de Gualeguyachú estaba feliz porque recibía a razón de mil pesos dólares por abonado, el sistema se concentró, Clarín creció y los usuarios pagamos con menor cantidad de señales. Hay otro eje fundamental que es permitir cruces entre telecomunicaciones y TV por cable. Telefónica, Telecom y Claro protestan porque recién en 2018 o 2019 van a poder entrar en el mercado del cable.
El gobierno tiene una idea del sistema de medios de la versión más extrema del libre mercado, que no se compadece con la regulación de ningún país del capitalismo.

-¿No deberían estar conformes las telefónicas?
-Sí, las telefónicas deberían estar más que conformes, en eso coincido con Clarín. Porque ellos hace 25 años recibieron una red que durante 100 años debía ser solo de telefonía, en poco tiempo pudieron meterse en Telefé y ahora están a las puertas de la convergencia y el triple play.

-Usted afirma que no sólo cambió el discurso sino también las prioridades en la política estatal.
-La prioridad de los gobiernos de Cristina, creo, en el fondo fue alterar la estructura de propiedad para que en donde se sentaban dos se sentaran tres. Lo hicieron mal, con el estilo kirchnerista, con aliados espantosos, con empresarios que ahora no le pagan a los laburantes, de la peor manera. Para eso entendieron en un momento de la historia que tenían que lesionar a uno de los fuertes, que era Clarín. Para el gobierno de Macri, la convergencia es que los cableros y las telefónicas no tengan límite.

-Mencionó a la Corte. ¿Con que preceptos básicos del fallo de 2013 no está cumpliendo Macri?
-Todo ese fallo está siendo desautorizado por Macri en este mes de gobierno. Primero porque enfatiza la importancia de que existan distintos actores para garantizar la pluralidad: no es condición suficiente pero es condición necesaria. Por eso a mí me preocupa lo de Víctor Hugo Morales, más allá de que me guste o no me guste: se reduce la cantidad de perspectivas. El fallo de la Corte se dedica largamente a explicar que el Estado está obligado a emitir regulación y producir políticas para estimular el pluralismo. Además, critica al kirchnerismo y dice que la autoridad de aplicación no puede estar subordinada al Poder Ejecutivo. Con todo eso, no cumple Macri.

-El empresario que echó a Morales fue hiperkirchnerista hasta el 10 de diciembre.
-Sí, totalmente. “El Fantasma” Ángel Remigio González es un tipo que en países como Guatemala tiene todos los canales de televisión, determina quién es candidato a presidente y quién no. Que ese tipo haya despedido a Víctor Hugo Morales es una irregularidad manifiesta porque en los papeles Radio Continental es del Grupo Prisa, porque su plan de adecuación no menciona a Remigio González y porque el Estado no autorizó ni se notificó de ninguna venta o transferencia. Son empresarios que fueron K ocasionalmente, mientras el kirchnerismo estuvo en el poder. Con excepción de los gigantes como Clarín, O’ Globo o Televisa, el resto de los empresarios son muy dependientes del Estado y de los gobiernos.


-El kirchnerismo afirma que el despido fue una decisión del gobierno de Macri. ¿Cuál es su opinión?
-No hay que descartar que sea un ejercicio de papismo para quedar bien con el gobierno. Es probable que se lo hayan consultado, estoy seguro que en una radio como Continental no se toma esta medida sin hablarlo con el gobierno, pero al mismo tiempo hacen más papismo que el Papa. Eran más kirchneristas de lo que convenía al kirchnerismo y ahora son más macristas de lo que le conviene a Macri.

La ley de medios

-¿Es correcta la consigna “La Ley de medios no se toca”?
-Yo creo que no. Primero porque ya fue recontra-tocada. La manosearon, la manipularon, la macularon los propios que la impulsaron. Decir que no se toca supone decir que Macri representa una dictadura censora y vos, en cambio, hiciste todo bien. Bueno, eso no fue así. El kirchnerismo la incumplió.

-Aparece como una consigna conservadora ante la ofensiva del macrismo.
-Ni la defensa cerrada de lo que pasó ni el ataque cerrado del actual gobierno permiten discernir que hay objetivos virtuosos de la ley que el propio kirchnerismo no cumplió. Efectivamente es una consigna conservadora que no sé cuánto eco tiene en el resto de la sociedad.
Con excepción de los gigantes como Clarín, O’ Globo o Televisa, el resto de los empresarios de medios son muy dependientes de los gobiernos.
De sus artículos sobre medios se deduce que la disyuntiva hoy es entre la libertad de expresión como derecho y convergencia tecnológica librada al mercado.
La discusión que vamos a tener en los próximos meses es entre ganadores y perdedores de las nuevas reglas del mercado de comunicaciones. El gobierno actual dispone que se beneficien sólo a los gigantes y entonces empiezan las disputas entre ellos.

-Una guerra de elefantes…
-Ese es el verdadero tema. Ahora, ¿Macri tiene una política pro-mercado? Yo diría que no. No es una política que estimula la competencia, es una política anti-concurrencial, que obtura la competencia. La idea que Macri exhibió en sus decretos es la idea de un mercado protegido con topes artificiales para actores externos e hijos de Internet. Netflix y WhatsApp, Uber no están regulados por estas normas. Son leyes a la medida de Clarín y Telefónica, dos gigantes que todavía no resuelven las peleas que tienen -y que van a seguir teniendo- y que cierran la posibilidad del ingreso de nuevos actores a través de la renovación de licencias. Se clausura el ejercicio de la libertad de expresión, que el kirchnerismo no practicó demasiado pero habilitó a través de la ley.

-Los Julio Ramos de esta época deberían oponerse.
-Si, efectivamente. Los Julio Ramos, los Héctor Ricardo García, los Romay de esta época –si los hubiera- deberían oponerse. Porque el propósito de esos tipos era actuar en el sistema de medios. Para una sociedad anónima, el marco legal actual es un buen negocio. Pero para el ejercicio de los periodistas, los trabajadores de prensa, tampoco es una buena noticia un mercado con pocos empleadores que son gigantes.

La pelea por Telecom

-Si el kirchnerismo con una ley primero y después con un fallo de la Corte, no pudo lograr lo que quería ¿Qué puede lograr Macri con sus decretos?
-Eso es interesante porque habla sobre los límites de la capacidad de acción performativa estatal, de cómo el Estado puede o no cambiar el desempeño de un mercado. Cuando el Estado regula en función de los intereses de los principales actores del mercado, la eficacia es alta. Pero cuando el Estado toca con su regulación los intereses del establishment en materia de medios, la eficacia baja mucho. Esas resistencias por parte de actores que durante décadas crecieron en un mercado concentrado no me asombran. Hace falta una estrategia para doblegar esas resistencias y el kirchnerismo no la tuvo.

-El argumento principal del gobierno es que la ley audiovisual nació vieja. ¿Cómo lo refuta?
-No sé si se puede refutar. En el fondo hay un núcleo de verdad. Pero la cuestión es que, en el tema medios y tecnologías de la información, toda ley nace vieja. Vayas donde vayas, países con tecnologías más avanzadas, con sistemas regulatorios distintos, con sistemas políticos diferentes, todos están rediscutiendo. Suecia, Alemania, Gran Bretaña rediscuten hoy sus leyes porque el vértigo del avance tecnológico en estos sectores deja algunos aspectos permanentemente atrasados. La ley audiovisual tiene un artículo que Macri cita de manera obsesiva en sus decretos, el artículo 47, que dice que la ley debe adaptarse y repensarse cada dos años fruto de la innovación tecnológica. Cuando estaban en la oposición, los que hoy están en el gobierno decían que era un dispositivo de Mariotto para cambiar las reglas del juego y una demostración más del autoritarismo kirchnerista. Ahora, está en los fundamentos de los 3 decretos de Macri.

-Por eso usted repite que quienes ayer reclamaban institucionalidad ahora justifican la excepción y al revés.
-Sin duda. En el directorio del ENACOM, de los 4 representantes del Poder Ejecutivo 3 son de los grupos de medios con mayor audiencia de la Argentina. Clarín, Telefónica y Cadena 3 tienen gente de su riñón o por lo menos afín en el directorio. Es un modelo de gestión estatal donde las empresas están sobre-representadas. Si AFSCA permitía hipotéticamente que el oficialismo pudiera, en algún, momento perder la mayoría y el control, ENACOM no lo permite porque 4 de los 7 son definidos por el Poder Ejecutivo y los otros por el Congreso, uno va a ser oficialista: son 5 de 7. Pero además el presidente puede removerlos sin que haya razón. Mayor excepcionalidad que esa no hay.
En el directorio del Enacom de los cuatro representantes del Poder Ejecutivo, tres son de los medios de mayor audiencia como Clarín, Telefónica y Cadena 3.

-Hay un actor de peso del que se sabe poco pero es decisivo, el mexicano David Martínez, socio de Clarín y aliado del kirchnerismo.
-No se sabe cómo seguir esa pista. Formalmente tiene un acuerdo de comprar de Telecom con los italianos por una ganga, menos de mil millones de dólares por una empresa que cuesta mucho más. Funcionó como un comodín para Clarín y el kirchnerismo. Si el decreto 267 de Macri -que crea ENACOM y modifica las reglas del juego- sigue vigente, Clarín no se va a quedar sólo con Nextel: Clarín va a ir por Telecom. Nextel es el 3 % de la línea de telefonía móvil. Telecom es un tercio del paquete de telefonía móvil, un tercio de conexión a Internet de banda ancha y la mitad de la telefonía fija. Si hace eso, es el dueño del circo.

-¿Cómo le explica a sus alumnos la frase del jefe de Gabinete, Marcos Peña: “se terminó la guerra con el periodismo independiente”?
-Significa que el gobierno de Macri eligió como principales aliados a los dos diarios que se opusieron al kirchnerismo y sufrieron su maltrato, La Nación desde 2003 y Clarín desde 2008. Hoy están a los besos. La Nación es el nuevo Página 12, es el house organ del gobierno de Macri. La tapa, los editoriales y los principales columnistas son increíbles porque no protegen la esfera de autonomía. Se convierten en predicadores, justificadores y exegetas del oficialismo, que fue lo mismo que sucedió con las tapas, los principales columnistas y las principales notas de Página 12 durante el kirchnerismo. Es algo complicado como opción periodística.

-¿Qué espejo tiene Argentina para mirarse en otros países de la región?
-No hay comparación posible de legislación convergente, no hay espejos para el caso argentino. Ninguno de los países de la región ha tenido gobiernos que hayan avanzado tanto en este tema, excepto Venezuela y Ecuador, que no son asimilables a la experiencia kirchnerista. Ni Brasil, ni Bolivia, ni Uruguay, ni mucho menos Chile. No hay país en la región que haya tenido una experiencia tan intensa de reforma de medios. La vocación transformadora del kirchnerismo en materia de medios queda desfasada de los demás ámbitos de acción.

-La adecuación pasó de ser una gran amenaza para las empresas a representar un costo mínimo.
-Al final, no representó un problema para nadie. Fue un tema administrativo, de ingeniería organizacional creativa. A varios de los grupos de medios les puede haber venido incluso bien para tratar de ordenar un poco los papeles. A Clarín le vendría bárbaro hacer con Macri el plan de adecuación que presentó. La estrategia del gigantismo es como la del Pacman, los grandes grupos comen muchas veces para evitar que la competencia crezca y a veces engorda sin necesidad.

© La Política Online SA 2016

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