miércoles, 25 de marzo de 2015

La semana en que Massa no puede equivocarse

En los próximos siete días se define buena parte de la supervivencia 
del proyecto presidencial de Massa.

Por Ignacio Fidanza
Sergio Massa ingresó en la etapa más crítica de su proyecto presidencial. Los márgenes de error se estrecharon al límite. Ya despilfarró con entusiasmo, el secreto placer de equivocarse. De la incorrección, el ninguneo. 

Su candidatura se mece sobre el filo, hecho que habla de un riesgo pero de ninguna manera enuncia un proyecto naufragado.

En el “war room” del Frente Renovador los asesores extranjeros –que acumula en capas geológicas-, coinciden en el diagnóstico con una mirada positiva: “Que suerte que esto ocurrió a seis meses de la elección y no un mes antes”. Es decir, sí se hace todo bien hay tiempo para remontar la cuesta y soñar con el premio mayor.

Hillary Clinton es según sus consejeros, un ejemplo de una líder que en su momento sufrió la caída demasiado cerca de la votación y se le escapó la Presidencia.

Empujado por su grupo originario de intendentes que vieron encenderse la luz roja, Massa inició la semana pasada un esfuerzo por reencauzar la campaña y ordenar su espacio político, que estaba cruzado de internas tan insignificantes como dañinas.

Afecto a las tenidas gastronómicas –que ya le valieron retos para que baje de peso-, Massa reunió ayer en Pilar a 20 intendentes de la provincia de Buenos Aires, el núcleo duro de su poder político. De las 9 hasta las 3 de la mañana, horario en que el diputado suele despachar mensajes de texto, el debate zanjó la primera decisión fuerte: Rechazar las presiones de un sector del establishment para que Massa se baje y acompañe a Mauricio Macri como candidato a gobernador.

“Ni loco me subo a una aventura que puede terminar, en el mejor de los casos, con Macri en la Casa Rosada como títere del Coti Nosiglia”, chicaneó el intendente de Hurlingham, Luis Acuña. A su lado, el anfitrión Humberto Zuccaro exageró: “Esto es Massa o muerte, a matar o morir”.

Se entiende la exaltación. Acuña y Zucarro son los que acompañaron a Jesús Cariglino en el cisma más fuerte que sufrió Massa y que lo obligó a poner el freno de mano y volver a consultar a sus pares. Cariglino está técnicamente afuera del Frente Renovador. Fue el que se atrevió a decir en voz alta que Massa debía bajarse. “Luis, hacete cargo de Jesús”, lo despachó el ex jefe de Gabinete cuando se trató el tema del intendente de Malvinas Argentinas.

En la reunión se coincidió que la pelea de los precandidatos a gobernador había enredado el proyecto presidencial en un cabaret que Massa agitó y le terminó explotando en la cara. “Acá los que traccionan votos somos los extremos de la boleta, Massa y nosotros. No podemos seguir tolerando que los del medio nos marquen la agenda”, sintetizó uno de los presentes.

Por eso, Massa avanzó en definiciones que venía demorando. Este sábado en San Martín se hará un congreso que decidirá lo que está decidido: El Frente Renovador tendrá dos candidatos a gobernador, Darío Giustozzi y Francisco de Narváez. La lista de diputados nacionales la armará Massa y la de legisladores provinciales los intendentes. Punto.

El armado nacional y la vía del medio

Mañana al mediodía Massa se trasladará hasta la sede de avenida La Plata del sindicato de petroleros que dirige el senador Guillermo Pereyra. Allí lo estarán esperando Ramón Puerta y Juan Carlos Romero. La idea es tratar de resucitar el acuerdo con el Peronismo Federal que habían esbozado el año pasado. Se habla incluso de una fórmula compartida, reubicando a Roberto Lavagna en “otro lugar”.

Adolfo Rodríguez Saá todavía no dio el sí definitivo, aunque mantiene conversaciones, mientras habla al mismo tiempo con José Manuel de la Sota. El gobernador cordobés, en un movimiento fractal muy natural en el peronismo, a su vez dialoga con Daniel Scioli.

Para De la Sota la situación no es sencilla. Massa tiene un canal directo con Olga Riutort que mide fuerte en la capital provincial y Scioli apoya la candidatura a gobernador de Eduardo Accastello, que empezó a crecer en serio.

Accastello, pícaro, dice a quién lo escucha que quiere a Adriana Nazario como vice. Se trata, claro, de la nueva esposa de De la Sota. La política siempre encuentra la manera de superar su crueldad natural.

Por eso, ahora De la Sota maquina un acuerdo con Scioli para poner a Accastello como vice de su aliado Juan Schiaretti. Se verá.

El riojano Eduardo Menem también es parte de estas conversaciones. Se trata de un combinado heterogéneo que jura que tiene estructura política en 15 provincias. Algo parecido le garantizaron a Duhalde en sus últimas incursiones electorales y así le fue.

Como si necesitara más suspenso, la otra fecha clave que enfrentará Massa está prevista para el último día del mes, cuando se reúnan los perdedores de la Convención nacional para presionar a Ernesto Sanz. Morales, Cano, Alfonsín, Naidenoff y otros, exigirán precisiones sobre la libertad de acción que les da el punto cinco del documento aprobado en la Convención Nacional, para avanzar en sus distritos en alianzas que incluyan al massismo.

Así con retazos de uno y otro lado, Massa intentará articular algo parecido a una estructura nacional. Nada para alarmarse ni muy distinto a lo que ensaya Macri.

En todo caso, el problema central del ex jefe de Gabinete está en otro plano más inasible. El posicionamiento de su oferta. Se vive una situación paradójica, según varios analistas la sociedad se está polarizando entre los que pretenden la continuidad –Scioli o Randazzo- y los que quieren el cambio –Macri-.

Es decir, que se estrecha el espacio para los candidatos “catch all” que al estilo de Clinton –el que ganó- roban votos de todas las franjas ideológicas. La paradoja es que según los estudios que le acercan a Massa, el grueso de la sociedad sigue rescatando cosas de la experiencia kirchnerista y reclamando cambios.

O sea, como siempre, el ganador será aquel que acierte en el blend preciso que construya una nueva mayoría. Se sabe que los autores de éxito no son los que escriben pensando en determinado lector, sino los que logran inventar su propia audiencia.

© LPO

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