El papa Francisco entre el presidente de Israel, Shimon Peres (izq.) y el líder palestino Mahmud Abas, en la cumbre por la paz. (Foto: AFP) |
Internacionales -
"Los hijos están cansados y agotados
por los conflictos" y piden "derribar los muros de la enemistad y
tomar el camino del diálogo y la paz", dijo el papa Francisco,
dirigiéndose al presidente israelí Shimon Peres y al líder palestino Mahmud
Abas, en la cumbre por la paz realizada en el Vaticano. El Pontífice pidió por
la paz en Medio Ortiente y expresó que "para conseguir la paz, se necesita
valor, mucho más que para hacer la guerra".
El papa Francisco realizó el domingo un gesto histórico en
el Vaticano al reunir para una inédita plegaria al presidente israelí Shimon
Peres y al líder palestino Mahmud Abas, a quienes instó a "derribar los
muros de la enemistad" y tener el "valor" de lograr la paz en
Medio Oriente.
"Para conseguir la paz, se necesita valor, mucho más
que para hacer la guerra", dijo el papa en un sobrio y conmovedor acto
celebrado en los jardines del Vaticano.
"Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al
enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a
la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones",
afirmó el papa al término del encuentro.
Dirigiéndose a los dos mandatarios, el papa argentino
recordó que "los hijos están cansados y agotados por los conflictos"
y piden "derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo
y la paz".
El presidente israelí y el líder palestino llegaron al Vaticano
de forma separada y con quince minutos de diferencia, según el minucioso
programa establecido con anterioridad.
Peres y Abas fueron recibidos primero en la sencilla
residencia de Santa Marta, donde vive Francisco. Luego, junto con el patriarca
de Constantinopla, Bartolomeo I, se trasladaron a los jardines de la Casina Pío
IV, no muy lejos del Museo Vaticano, donde oraron en forma conjunta por la paz
en Medio Oriente.
Una refinada música, interpretada por una orquesta en vivo,
dio inicio al acto, que se celebró en un lugar neutral, al aire libre y sin
símbolos religiosos.
El acto incluyó oraciones y meditaciones en hebreo, inglés y
árabe, así como cortas piezas musicales.
Se trató de una "tregua espiritual" con el fin de
que se supere el difícil momento tras la ruptura en abril de las negociaciones
entre las partes.
El presidente Peres, de 90 años, quien termina su mandato en
julio, reconoció en su breve discurso que la paz entre Israel y los palestinos
requiere "sacrificios y compromisos".
"La paz no se alcanza fácilmente. Tenemos que unir
todas nuestras fuerzas para lograrlo. Y pronto", dijo.
Por su parte el líder palestino Abas pidió una "paz
justa" para su país y el Medio Oriente e hizo un pedido explícito al
pontífice.
"Salve nuestra ciudad de Jerusalén", "donde
se encuentra la tercera mezquita santa", solicitó.
"Señor concédenos una paz justa para todos, para mi
país y para la región. Queremos la paz para nosotros y para nuestros
vecinos", recalcó.
Antes del encuentro, delante del pontífice como testigo,
Peres y Abas se abrazaron calurosamente, en un gesto emblemático, que marcó la
jornada.
Al acto, que se celebró según el orden cronológico de
nacimiento de cada una de las tres religiones monoteístas -- primero judía,
luego cristiana y por última musulmana--, participó el patriarca de
Constantinopla, Bartolomeo I.
El papa argentino, cuya popularidad crece entre católicos,
judíos y musulmanes, lanzó de forma inesperada durante su viaje en mayo a Tierra
Santa esta audaz iniciativa con el deseo de acercar a israelíes y palestinos,
particularmente distanciados tras el fracaso en abril de las negociaciones de
paz.
"Será como una pausa de la política para contemplar el
conflicto israelí-palestino desde lo alto", anticipó el custodio de Tierra
Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa.
Cada momento del encuentro fue estudiado minuciosamente para
evitar que el acto sea instrumentalizado por alguna de las partes.
Francisco explicó a la prensa durante el vuelo de regreso a
Roma que sería "una locura" que el Vaticano hiciera propuestas de paz
o mediara en las negociaciones.
Se trató sobre todo de un gesto simbólico para defender e
invocar la paz.
El jefe de la Iglesia católica desea mostrar con hechos que
las tres religiones monoteístas además de tener raíces comunes pueden trabajar
juntas por la paz.
"Señor, desarma la lengua y las manos, renueva los
corazones: Shalom, paz, salam", concluyó el pontífice argentino.
La ceremonia fue dividida en tres actos. En cada uno de
ellos se ofreció una oración -primero judía, luego cristiana y por último
musulmana- de agradecimiento a Dios por la Creación, se pidió perdón por los
pecados cometidos y por último se invocó la paz.
La oración judía fue la más larga, con la intervención de
varios de los 20 representantes, entre ellos varios rabinos, que acompañaron a
Peres.
Sucesivamente habló un representante de los ortodoxos y el
cardenal africano Turkson, por parte de la Iglesia católica.
Una mujer fue la primera en representar a los musulmanes en
el acto.
Todos los momentos fueron precedidos por música,
interpretada en vivo por músicos de diferentes nacionalidades, entre ellos un
violinista y un flautista, para permitir a los asistentes recogerse en
meditación.
Entre los invitados a la ceremonia figuraban el rabino
Abraham Skorka y el profesor musulmán Omar Abboud, argentinos, amigos de
Francisco, quienes lo acompañaron durante su visita a Jerusalén.
El encuentro público se cerró con un "gesto común de
paz": los tres se dieron la mano y luego plantaron juntos un olivo,
símbolo de la paz.
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