lunes, 17 de marzo de 2014

Males de arrastre que explotan en la calle

Por Gabriel Profiti
Inseguridad e inflación, las principales preocupaciones de la sociedad argentina actual, hicieron eclosión la semana última en las calles junto con otros males de época: el desprecio por el civismo, la intolerancia y, principalmente, la impunidad.

Ese cóctel combustible pasó como una diapositiva desde que el lunes los barrabravas de Quilmes expusieron ante las cámaras toda su brutalidad, hasta que el viernes los choferes de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) dejaron sin colectivos al área metropolitana de Buenos Aires por la muerte de un compañero, en otra jornada negra de inseguridad.

En el medio, el piquete volvió a manifestarse como la expresión más deprimente del deterioro de la convivencia pública, en el marco de una conflictividad social y laboral creciente.

Un grupo de portuarios no sólo bloqueó una importante vía de acceso entre la ciudad de Buenos Aires y el sur del conurbano sino que arrojó de manera primitiva a un hombre discapacitado de un puente.
De los barrabravas de Quilmes nadie se hizo cargo, los portuarios no fueron presos porque la víctima evitó hacer la denuncia, los piquetes se repiten sin freno como modalidad de protesta y crece la sensación de un país impune.

El Gobierno nacional busca controlar la inflación, pero esa pulseada todavía está del lado rival.
Mientras tanto, las paritarias, tantas veces destacadas como ejemplares, se vuelven cada vez más dilemáticas. Si los acuerdos salariales emparejaran a los precios, alimentarían la tendencia alcista y en sentido contrario depreciarían el salario.

El caso testigo es el de los maestros, que aún no iniciaron las clases en varias provincias, y en Buenos Aires ni siquiera acatan la conciliación, que de obligatoria sólo tiene el nombre.

Coletazos electorales

El gobernador Daniel Scioli ofreció el 30,9 por ciento de aumento a los docentes, pero por el momento no pudo destrabar el paro en la provincia más poblada e importante del país. La inseguridad, en tanto, se siente fuerte en el conurbano.

En ambos casos, la sociedad interpreta que son problemas derivados de políticas nacionales, pero habrá que ver si erosionan en alguna medida su popularidad, ahora que está lanzado de lleno a la búsqueda de la presidencia.

Su propuesta de declarar la educación como “servicio esencial” responde a inquietudes que surgen en las encuestas, pero también van de la mano con el esbozo presidencial, por ahora sin correlato en los hechos, de regular la protesta social.

Un coletazo de esa campaña afloró el mismo viernes cuando el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, le pidió al gobernador que resolviera el paro de los colectiveros, lanzado por la muerte de un joven chofer de 22 años. El golpe le valió una réplica del jefe de Gabinete provincial, Alberto Pérez.

Pese a que Scioli ve a Randazzo como un candidato a gobernador que propulsaría su postulación nacional, sabe que el ministro por ahora tiene intenciones de convertirse en su rival.

Randazzo prepara su lanzamiento para después del Mundial, con Aníbal Pittelli, intendente de Chivilcoy, como jefe del equipo de campaña, Doris Capurro como asesora, y recorridas por el país para mostrar actos de gestión.

El ministro sabe que no tiene el acompañamiento del “cristinismo”, promotor del gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, ni del Partido Justicialista, en el que varias figuras tienen juego propio y el resto parece ya encolumnado con Scioli. Pero asegura que las encuestas lo dan bien posicionado.
Mientras el oficialismo dirime su pulseada, Sergio Massa sigue haciendo olas en contra del proyecto de reforma del Código Penal.

Por lo pronto, habrá que ver si finalmente el Poder Ejecutivo lo envía al Congreso, como anunció el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, o le quita al tigrense su bastión discursivo.

Alianzas en curso

A menos que Massa tenga un retroceso en las encuestas que lo obligue a una jugada más segura en Buenos Aires, esos dos espacios estarán en la contienda de 2015. La gran duda es si los otros dos restantes, el PRO y el panradicalismo, jugarán separados o finalmente unirán fuerzas.

Esa alianza que parecía remota cobró fuerza en las últimas horas a partir de que las encuestas dan al frente a las dos expresiones del peronismo.

De hecho, las principales figuras del frente progresista, a excepción de Fernando “Pino” Solanas, no descartaron la posibilidad de conformar un frente junto a Mauricio Macri.

Elisa Carrió promovió el debate, Julio Cobos se sacó una foto con el líder del PRO, Ernesto Sanz admitió la posibilidad de que se convierta en aliado, mientras Hermes Binner ya no lo rechaza in limine como hace unos meses.

Macri, por su lado, busca fortalecer su partido para no ir en desventaja a esa eventual negociación. A su lado dicen que la estrategia consiste en seducir a “radicales con votos”, como el mendocino Cobos o el cordobés Oscar Aguad, y descartan cualquier acercamiento a Massa.

Entienden que tanto Cobos como Binner terminarán jugando a gobernadores en sus provincias y eso le alfombrará el camino a Macri para ser una opción presidencial de ese frente.

Sin embargo, para oficialistas y opositores hay una mala noticia en danza: Cristina Kirchner le bajó el pulgar a la posibilidad de que se reformen las PASO para que el ganador de las primarias pueda elegir a su compañero de fórmula. Así las cosas, las fórmulas tendrán que ser conformadas de antemano y serán inmodificables.

© NA

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