domingo, 2 de junio de 2013

Otra divisoria de aguas con fines electorales

Por Gabriel Profiti
En pocas horas Cristina Kirchner dirimió una autodestructiva interna dentro del Gobierno y mostró algunas barajas de su oferta electoral, mientras observa el derrotero de la reforma judicial hacia los dominios de la Corte Suprema de Justicia.

Los cambios de Gabinete no fueron una constante en los seis años de Gobierno de la Presidenta, sino que por lo general sobrevinieron a crisis o sacudones, como el conflicto con los productores agropecuarios, la derrota electoral de 2009, la toma del Parque Indoamericano o la Tragedia de Once.

Por lo tanto, este lifting en su elenco de colaboradores se interpreta como otra bisagra y debe leerse en clave electoral, para fortalecer las posibilidades del Frente para la Victoria.

La mudanza de Arturo Puricelli del Ministerio de Defensa al de Seguridad saldó una pulseada durísima con Nilda Garré y llamó la atención porque hace meses que el exgobernador de Santa Cruz manifestó su intención de regresar a su provincia, luego de una gestión con contratiempos al frente de las fuerzas armadas.

Garré, previamente promovida y elogiada, fue confinada a la embajada argentina ante la Organización de Estados Americanos (OEA), un órgano continental liderado por Estados Unidos, al que los Kirchner no dieron mucha trascendencia en sus años en el poder. Un dato: la única referente del Frente Grande dentro del Gabinete había sido medida como candidata a diputada nacional por la Capital Federal y sus números habían sido escuálidos.

Puricelli ya firmó un certificado de convivencia con Sergio Berni, el supersecretario que se enfrentó y opacó a Garré, aunque también tiene previsto llevarse a un grupo de colaboradores a Seguridad como el secretario de Planeamiento, Mauro Vega; al jefe de Gabinete, Carlos Esquivel, y al vocero Cristian Notz.

Pese a que tenía algún indicio de que podía ser promovido, Rossi ya había ordenado la impresión de carteles para su campaña como diputado nacional en Santa Fe. Incluso en el PJ tenían armada una presentación ante la Justicia electoral para que la fórmula Jorge Obeid-Rossi pudiera competir, ya que por la ley de cupo femenino tendría que ir una mujer intercalada entre ambos.

Finalmente, la salida de Rossi de la interna santafesina promueve nuevamente como candidata a María Eugenia Bielsa, cuya imagen es muy superior a la del próximo ministro de Defensa en sus pagos, pero a juzgar por los operadores del PJ "es tan indescifrable como Marcelo", su hermano director técnico.

El todavía jefe del bloque del PJ trabajará con su primo, el agrimensor Sergio Rossi, director de Inmuebles de Defensa. Además, Puricelli pretende dejar allí a su número dos, Oscar Cuattromo, quien ya había estado con Garré, pero en la interna había quedado del lado del ahora ministro de Seguridad.

A su vez, la salida de Rossi deja a la combativa diputada bonaerense Juliana Di Tullio como jefa de la bancada oficialista, aunque habrá que ver si logra acomodarse en el puesto.

"Acá todos reportábamos a Rossi y Julián Domínguez (presidente de la Cámara). Hasta diciembre va a estar ella, después se verá, hay muchos halcones", se sinceró un miembro del bloque.

Los cambios fueron sorpresivos. Se esperaba dentro y fuera del Gobierno alguna variante en el equipo económico frente a los dolores de cabeza que mostró la economía en los últimos meses. Sin embargo, por el momento sus cinco integrantes fueron ratificados y la nueva apuesta contra la inflación es el control de precios limitado a 500 productos, bajo supervisión militante.

También es cierto que la gran preocupación de los argentinos, según surge de todas las encuestas, es la inseguridad y el cambio de manos supone un giro en esas políticas.

En la reunión que mantuvieron en Olivos, Cristina Kirchner les pidió a Puricelli y Rossi que atiendan prioritariamente los problemas de inseguridad en la provincia de Buenos Aires y Santa Fe. Habrá que ver cómo se instrumentará.

Naipes al paño

Apenas unas horas antes de que el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro comunicara con su mejor versión inexpresiva los cambios de Gabinete, Cristina Kirchner desató en Lomas de Zamora uno de los más duros cuestionamientos al interior del oficialismo.

Claramente, su mensaje hizo blanco en Daniel Scioli, quizá también en Sergio Massa. Allí también parece haber una divisoria de aguas, más allá de la vocación del gobernador bonaerense de mantenerse en el redil oficialista, alimentando una construcción política propia definida como "continuidad con cambios".

Pese a la parrafada en contra, Scioli recibió finalmente el aval de la Nación para un esperado endeudamiento.

Detrás del embate, sobresalió el simpático trato presidencial al intendente de Lomas, Martín Insaurralde, sentado al lado de Scioli, y a Fernando Espinoza, a quien incluso elogio por su nueva campaña publicitaria con el anagrama de La Matanza, Antamaz.

Ambos parecen encaramados para integrar la lista del Frente para la Victoria. Otro que paga poco en las apuestas por su favoritismo es Florencio Randazzo, pese a quiere seguir como ministro de Transporte y ya lo dejó trascender a varias bandas.

En ese contexto, Randazzo fue citado por Cristina Kirchner el mismo día que convocó a Puricelli y Rossi.

Las movidas se dieron en simultáneo con los obstáculos -conocidos de antemano- que la reforma judicial tiene en la Justicia, sobre todo el cambio del Consejo de la Magistratura que conlleva la elección "popular" de consejeros.

Ese pleito llegará tarde o temprano a la Corte Suprema y seguramente será definido antes del 22 de junio, límite del plazo para anotar candidaturas.

En ese marco, el Gobierno comunicará la semana próxima una serie de disposiciones reglamentarias para las primarias, vinculadas con el uso por parte de los frentes electorales del espacio de radio y televisión. El lema de esas medidas es el siguiente: "Nada se hace para beneficiar al adversario".

© NA

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