Antes, los cardenales electores han llegado a las 16.15 de
la tarde, hora de Roma, a la capilla Sixtina entonando las letanías de los
santos para dar inicio al cónclave que decidirá quién será el nuevo papa tras
la dimisión de Benedicto XVI. Una vez pronunciado el "Extra omnes",
el proceso para la primera votación ha comenzado con los cardenales aislados en
el interior. Miles de personas han esperado bajo la lluvia en San Pedro para
ver el color de la fumata.
Las puertas de la Capilla Sixtina se cerraron este martes
por la tarde tras los 115 cardenales que vivirán aislados del mundo en el
Vaticano hasta elegir al sucesor del papa Benedicto XVI, en el primer cónclave
en siete siglos con un pontífice vivo.
Vestidos con sus paramentos rojos y el birrete cardenalicio,
los "príncipes de la Iglesia", procedentes de 51 países, juraron
guardar, so pena de excomunión, el secreto de lo que ocurra en sus
deliberaciones.
Bajo los magníficos frescos de Miguel Angel, juraron primero
de forma colectiva, con un texto leído por Giovanni Battista Re, decano de la
asamblea. Y luego de forma individual, cuando cada uno de los cardenales
pronunció su fórmula en latín sobre un Evangelio, colocado sobre un atril
frente al altar.
Al término de una ceremonia que duró cerca de una hora y fue
transmitida en directo por televisión, el maestro de ceremonias Guido Marini
pronunció el secular "Extra omnes" ("Fuera todos"),
ordenando salir a todas las personas ajenas a la elección del 266 pontífice de
la historia, y cerró las pesadas puertas de madera de la capilla con un sonoro
golpe.
Informe: Agencias, El
País y La Nación
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