Por Martín Risso Patrón |
[Tte.
Cnel. Médico D. Sergio Berni - Secretario de Seguridad de la República
Argentina]
Primero
lo primero
Que
se han instalado la procacidad y la soberbia en la boca pública de los
funcionarios nacionales, ya nadie lo niega. Lo que además sorprende, es que
ahora vienen acompañadas de estupidez, mucha estupidez. Los dichos del Teniente
Coronel Médico del Ejército Argentino Sergio Berni en declaraciones a radio La
Red confirman ambas cosas, con valor agregado: La impudicia politiquera de la
sucia campaña.
Lo
sucedido en Junín [provincia de
Buenos Aires], inevitablemente conjuga dos situaciones del insondable estado de
anomia que aqueja a la sociedad argentina. Una, la desolada realidad de que la
vida de unos está en las manos de otros, que disponen de ella a su antojo; la
otra, el desparpajo con que se sale a quemar todo lo quemable, destruir todo lo
destructible, ensuciar todo lo ensuciable, con el agregado que está instalada
la sospecha de que tales situaciones son comandadas desde algún centro de poder
interesado [sea de un lado u otro de la realidad social].
Finalmente,
la increíble replicación que se observa en tiempo real, de la violencia de los
dos tipos señalados.
Los
dos carajos del teniente coronel Berni
Este
impresentable personaje de la escena nacional, formado académica y
militarmente, una suerte de superhéroe mediático de esos que andan volando con
los calzoncillos fuera, insulta a la paisanada poniendo en su mente y su
palabra [las de la paisanada] justo lo opuesto a lo que piensa y dice, cansada.
En realidad, interpreto que los dos carajos de Berni son: 1] “¡Carajo, dónde
me metí...!” y 2] “¡Qué sensación nefasta de inseguridad tiene esta
manga de imbéciles...!”. Ambas hipótesis tienen solución de continuidad
entre sí, además que son expresivas de una explicación de cuán fallidos suelen
ser los lapsus de quienes tienen la vaca atada, pero se les escapa la tortuga.
Lo
que piensa, siente y dice la paisanada, en realidad está, también, en dos
sustentables carajeadas: “No sé si volveré a casa esta noche, ¡carajo...!”
y 2] “Al carajo con todo: Me compro un fierro y chau... por lo menos uno,
seguro me lo llevo...”.
La
violenta Cultura de ciertos “artistas”
Luego
de semanas de ocupación del icónico Teatro General San Martín de Buenos Aires
por parte de “artistas defensores de la Cultura”, Macri, que no encuentra el
camino de una respuesta saludable a las crisis, ordena la incursión policial
para el desalojo. El martes a la nochecita, hubo jaleo y quedó destruido el San
Martín, con bombas molotov, fierros y “fierros”, balas de goma y toda la
parafernalia que ni la obertura 1812, vea.
Entrevistado
un “artista” desalojado, el miércoles a la madruga, por radio La red, dijo “intento
ser artista, soy laburante...”, para identificarse. Cuando el periodista le
consulta acerca de si sabía que había una orden judicial legitimando el
desalojo, respondió: “Así es... pero esto no es un problema judicial, es un
problema político”, etcétera. Hasta las manos. Estamos hasta las
manos, digo. O esto es anomia pura, o Francisco Papa no es argentino. Y
a propósito de esto: Para protestar, ya no se utilizan piqueteramente los
espacios abiertos.
Ahora
la moda es incursionar en lugares públicos, cerrados, como el templo católico
máximo de la Autónoma ciudad de BA, que fue ocupado con bombos, palos, banderas
y agitaciones varias, para reclamar ¡por la Educación...!
Bonus
extra: Pucherito de Doña Clota
Jorge
Mario Bergoglio Sívori, Franciscus
Pontifex Maximus. Jesuita, sagitariano, técnico químico, hincha de San
Lorenzo de Almagro y hombre de a pie. Cumple con aquello de Nostradamus y
Malaquías: El Papa Negro. Históricamente los seguidores de Loyola
son “los negros”; de hecho, su General cuando es electo por la Orden, suscita
una gran atención de la Curia vaticana, que le adjudica un valor
simbólico de papado a tal jerarquía, llamándoselo el Papa Negro [por
lo de la sotana, claro está]. Innovadores y reformistas, los jesuitas, fueron
siempre los excluidos del proyecto colonizador español y sometidos al silencio.
Fungen aparte de los hábitos, profesiones profanas, contándose entre ellos
psicólogos ingenieros, arquitectos, abogados, técnicos, médicos, etcétera. El
Gran Maestre de la Masonería Argentina Ángel Jorge Clavero, saludó públicamente
el advenimiento de Francisco.
Nicolás
Maduro Moros, presidenciable
venezolano actual, obtuvo esta increíble conclusión: “Nosotros
sabemos que nuestro comandante ascendió hacia esas alturas y está frente a
frente a Cristo, alguna cosa influyó para que se convoque a un papa
suramericano, alguna mano nueva llegó y Cristo le dijo bueno llegó la hora de
América del Sur, así nos parece". Ocioso será formular algún
comentario.
Alejandra
Gils Carbó, primera espada
judicial en manos del Ejecutivo, no paga impuesto a las ganancias, y la Corte
de Justicia, a la que ella le exige tal tributación, se lo recordó amablemente.
Miró para otro lado [ella].
Empresa
brasilera retira fabulosa
inversión minera que estaba iniciando en obras en Argentina. Miles de
desempleados. Motivos: La galopante inflación, que torna insostenible
cualquier esfuerzo empresario. Ella y su claque: Muy enojados. Van por más.
Eso
es todo: Parece que es verdad, Dios es argentino.
[Edición
impresa: Semanario Nueva Propuesta del viernes 15-M-13]
0 comments :
Publicar un comentario