domingo, 5 de agosto de 2012

Escape cultural


Por Luis Heredia

Finalmente, se develaron las razones de la sorprendente explosión cultural que se está viviendo en Buenos Aires y que tanto intrigaba a especialistas y entendidos en arte y espectáculos del país: el fenómeno obedecía a la salida masiva de presos de cárceles del Servicio Penitenciario Federal para desarrollar actividades culturales y artísticas, movida que estaría generando una versión nacional del legendario Siglo de Oro español.

Según estudios realizados por el Ministerio de Justicia, con una población carcelaria en crecimiento constante, en 2015 podría alcanzarse el récord de 15 mil detenidos en cárceles federales, con lo que el potencial artístico-cultural de estos institutos sería inigualable, al menos en términos cuantitativos.

“Gracias al crecimiento exponencial del delito en todas sus formas, y a nuestro programa de reinserción social de condenados a través de la expresión artística, las prisiones argentinas, incluso las de alta seguridad, van a sacar al país del pantano cultural en que se encuentra”, se entusiasma Juan Carlos de la Celda, uno de los impulsores del ambicioso proyecto bautizado “Criminart 2012”. “Estoy en condiciones de afirmar que la Penitenciaría de Ezeiza se va a convertir en el Instituto Di Tella del siglo 21”, agregó el funcionario.

Sin embargo, y pese a los beneficios culturales que trae aparejados este novedoso sistema, no fueron pocas las voces críticas que se alzaron en contra, lo que derivó en una de las más típicas y apreciadas costumbres nacionales: la polémica.

“Lo que pasa es que la gente está muy influida por la última película de Batman y temen que nosotros estemos haciendo lo que hizo el archivillano Bane cuando toma el control de Ciudad Gótica y libera a más de dos mil detenidos haciendo explotar la puerta la penitenciaría. No es eso lo que nosotros estamos haciendo. Lo nuestro es un poco más responsable y hay mucho más control que en la principista acción de Bane”, señala De la Celda, impulsor y tamborilero de la Murga Los Rompepuertas del Penal de Marcos Paz.

Sin embargo, el funcionario aclaró que estas salidas transitorias con fines artísticos no son para todos. “Tampoco comemos vidrio. Sabemos perfectamente que hay presos que están tomando cursos acelerados de música con al finalidad de rajarse en la primera gira artística que le organice el Servicio. Sabemos de uno, por ejemplo, que hace seis meses que está tratando de sacar Canaro en París con un erke y sospechamos que en realidad la única finalidad de su esfuerzo pulmonar es tomarse el palo”, aseguró la fuente.

Pese a que se asegura que el tema no preocupa, una posible evasión parece estar bastante presente en los impulsores del proyecto, al punto que los internos que desarrollan actos de magia e ilusionismo tienen terminantemente prohibido el uso de la conocida Caja Mágica, que puede transportar a un preso “voluntario” que ingrese en ella, hacia otra dimensión distinta de la del penal.

Sin embargo, las actividades parecen no estar destinadas indiscriminadamente a cualquier detenido (por más que participen algunos in­dividuos condenados por resonantes homicidios), ya que el Profesor Neurus, que cumple su condena a cadena perpetua por ser responsable del recordado del ataque con armas químicas sobre Trulalá, no fue admitido en Vatayón Militante, la polémica organización que promueve las salidas culturales. Debido a esta negativa el cuestionado científico argentino no puede desarrollar ante el público una rutina de stand up con ácidas ironías hacia Hijitus y su perro Pichichus.

“Para quienes nos critican decimos que desde que comenzaron las salidas de presos para brindar conciertos de rock, shows de mimos, recitar poemas gauchescos o dar espectáculos de magia, hasta el momento no se ha registrado ningún tipo de delito ni toma de rehenes entre los espectadores, lo que indica claramente que los internos que participan del programa se están reinsertando positivamente en la sociedad”, señalan desde Vatayón Militante.

En definitiva, la experiencia presidiario-cultural no cayó bien en una opinión publica que en general no tiene un buen concepto de los que están tras las rejas, y mucho menos de sus salidas transitorias.

© La Voz del Interior

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