sábado, 22 de noviembre de 2025

Malversar vidas

 Por Carlos Ares (*)

Milei mea. Kicillof diarrea. Cristina balconea. Macri sopapea. Los diputados suman. Los senadores dividen. Los aliados traicionan. El Congreso debate. Los gobernadores piden. Los ministros reparten. El mercado espera. Los economistas dudan. Los gremios alertan. Los empresarios reclaman. Los narcos financian. Los lobistas engrasan. Los panelistas interpretan. Los periodistas informan. Los buscas ensobran. ¡El sistema funciona!

¿Para qué arruinar estos días deslumbrantes que se suceden en aparente calma después de tantos meses de andar con el corazón en la boca, los huevos de moñito, el culo apretado, revisando otra vez, una más, las cuentas pendientes de la democracia? Se comieron todo. Se chuparon gente. Se fumaron los discursos. Se llevaron hasta las sobras. Se fueron sin pagar. Hágase cargo de su parte. ¿Cuánto tiene? ¿Cuánto tiempo le queda?

Siete años tardaron en confirmar la condena. En pedirle por favor a Julio De Vido que deje la tobillera en la mesita de luz del dormitorio de su espectacular chacra frente al río, para pasar unos días en el club de amigos del pabellón penitenciario. ¿Le parece insistir con el rutinario lamento por la demora? Suelte. Desenganche el tráiler. Vacíe la mochila. Enchúfese. Conéctese. Boludee en Instagram, TikTok, mire canales de streaming que no requieren atención ni memoria.

“La familia judicial” es así de querendona, de protectora con los suyos, solo se preocupa por los parientes enfermos de poder que necesitan ayuda para entrar al reino de los cielos. Salvo por algunos fiscales, primos lejanos que verifican los términos legales de la herencia, los padres conservan la tradición. No conceden prioridad a los que tienen hambre, sed de justicia, ni más voz que la propia para exigir en la tele, hasta las últimas consecuencias, que alguna vez les den bola.

¿Sirve de algo recordar a las millones de personas que rebajaron a la miseria más denigrante, las generaciones de chicos, ahora ya jóvenes sin trabajo, sin destino, abandonados todos a la changa de su suerte, rebuscando comida en los contenedores, arreados a manifestaciones por punteros que les mordían el subsidio, intermediarios al servicio de la política más vil, ruin, criminal que se haya conocido “en defensa de los pobres”?

¿Es posible imaginar por un momento el desgarro nocturno de los familiares de las víctimas que un día, durante un par de horas, celebran, gritan, lloran, se dan callados abrazos al escuchar las condenas a De Vido, Cristina, el clan Sena del Chaco, Guillermo Moreno, Ricardo Jaime, Lázaro Báez, José López, los procesos que se inician a los encuadernados, Alberto Fernández, Spagnuolo, a tantos vinculados a actos de corrupción que todavía faltan? De regreso esa noche, como cada noche, el peso de la ausencia, el aullido de silencio, los dobla por la mitad. Nada, nadie, nunca alivia ese dolor.

“Nuestra condena es a perpetua”, dice María Luján Rey, madre de Lucas Menghini Rey, 20 años, uno de los 52 muertos en Once. Murió aplastado entre los vagones. Padre de Paz, 4 años en ese momento. “La corrupción mata directa o indirectamente. A mi casa vino gente en nombre de De Vido. Me ofrecieron plata, un auto. Me preguntaron si sabía dónde me estaba metiendo. Tener valores, no precio, nos permitió llegar a donde estamos hoy. Pero esto sigue. Hay que lograr que De Vido no tenga beneficios como la prisión domiciliaria. No nos queda otra que tener esperanzas. Si la Justicia quiere, puede”.

Los fiscales acusan. Los defensores niegan. Los imputados mienten. Los arrepentidos confiesan. Los jueces sentencian. El tribunal revisa. La Corte confirma. Peculado: sustraer, apropiarse de caudales o bienes públicos. Malversación: dar a los fondos o bienes públicos una aplicación diferente a la que estaban destinados. Enriquecimiento ilícito: aumentar el patrimonio de forma apreciable e injustificada durante el ejercicio del cargo. Cohecho: aceptar o solicitar un beneficio a cambio de realizar o no una acción en el ejercicio de sus funciones.

Malversar vidas: homicidio simple.

(*) Escritor y periodista

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