domingo, 22 de junio de 2025

Informado o enterado

Existe el derecho a la información, pero no el derecho de 
estar enterado. Este último ha de procurarlo cada quien


Por David Toscana

Los estudiosos de la ciencia elaboran estudios y los publican. Hice una búsqueda en la prensa sobre lo que ha aparecido últimamente. Buena parte de ellos concluyen que debemos renunciar a un placer o costumbre con tal de evitar un mínimo riesgo de invocar mala salud. 

Aquí algunos encabezados:

Consumir marihuana duplica el riesgo de morir por una enfermedad cardiaca.

Beber café instantáneo puede dañar la vista.

El uso adictivo de pantallas aumenta el riesgo de suicidio entre los jóvenes.

El alcohol es la principal causa de las heridas por fuegos artificiales.

El ejercicio vigoroso vuelve menos eficiente el sistema inmunológico.

Los remates con la cabeza dañan el cerebro de los futbolistas.

Una falta de diversidad en las bacterias bucales puede provocar depresión.

Trabajar en turno nocturno daña a la mujer más de lo que habíamos pensado.

La gonorrea oral está en aumento entre los jóvenes heterosexuales de Irlanda.

Se hallaron sustancias químicas que alteran el sistema endocrino en alimentos aprobados para el consumo de mujeres, infantes y niños.

Se encuentran entre 50 y 121 pesticidas en las casas europeas.

La comida ultraprocesada aumenta el riesgo de una muerte temprana.

La salud mental de las madres en Estados Unidos ha disminuido significativamente desde 2016.

Cada vez son menos saludables los cereales para el desayuno.

El azúcar en las bebidas azucaradas es peor que en los alimentos dulces.

Mirar porno causa efectos terribles en las funciones cerebrales.

La fructosa promueve indirectamente el desarrollo del cáncer.

La incapacidad para levantar cinco kilos indica un problema de salud.

Todas son noticias de este mes.

En tiempos de tuits, esos encabezados suelen pasar por verdades, pero cuando uno se da el tiempo de leerlos, casi ninguno aclara nada.

Las noticias sobre los efectos del cannabis son curiosas. Con encabezados prácticamente iguales se publicaron notas con tres días de diferencia. Una habla sobre un estudio realizado con 55 personas. La otra menciona 200 millones de casos. Vaya uno a saber, lo cierto es que ambos estudios se hicieron con personas vivas. Habrá que esperar su muerte para medir si, en efecto, se duplicó el riesgo.

El estudio de porno mide el tiempo de reacción a unos estudiantes inmediatamente después de mirar porno. ¿De verdad pueden sacar conclusiones? ¿Qué pasa si se meten en una alcoba marital e tan pronto concluye el acto ponen a la pareja a resolver acertijos electrónicos? ¿No sería aun más evidente el resultado? Y en vez de decir “el porno causa tal y tal”, habría que decir “el sexo causa…”.

Es evidente que la principal causa de los accidentes con fuegos artificiales no es el alcohol, sino los fuegos artificiales.

¿Que si el café instantáneo causa tal enfermedad en la vista de los ancianos? No lo sé. El estudio no me dice qué tiene ese café que no tenga el fresco y recién molido, y en cambio se sabe que hay una diferencia en estilo de vida entre los que beben uno y otro.

Por curiosidad indagué más. Encontré varias notas que decían: “El 50% de las personas prefieren el café soluble”. Se basaban en estadísticas de consumo. Con tales números se sacan conclusiones falsas. “La gran mayoría prefiere un Concha y Toro que un Château Petrus”.

Y casi nunca se resuelve el asunto del huevo o la gallina. ¿La adicción a la pantalla causa depresión o la depresión lleva a la adicción a las pantallas?

En mi época los remates de cabeza se hacían con pelotones de cuero que llegaban a pesar dos kilos cuando llovía. Y mal que bien, mi generación sobrevivió más inteligente y con menos problemas mentales que la de ahora.

Los estudios suelen dar como resultado lo que de antemano se quiere demostrar. Por eso hallamos la misma cantidad de investigaciones que nos recomiendan una copa de vino, y otras que nos satanizan esa misma copa. Algunos dicen que el queso aumenta el riesgo de cáncer; otros, que lo disminuye.

Buena parte de los resultados tienen un aire moral. No consumas alcohol. No fumes mota. Ni tabaco. No veas porno. No comas carne.

Hablo de los estudios, pero en el fondo estoy hablando de la lectura. Al igual que los contratos, las noticias llevan una letra pequeña, pero esta no va impresa. Por eso nos informan o desinforman, pero no sirven para entender. Y si en vez de pasar los ojos sobre las notas, las cuestionamos, hallamos el gato y no la liebre.

Pero en fin, hay gente que tiene claras sus opiniones sobre Don Quijote, sin jamás haberle leído siquiera un capítulo.

Hará cosa de cinco años, cuando daba un curso, pregunté a los asistentes: “¿Cuántos años tienen leyendo noticias sobre el conflicto entre Israel y Palestina?”. La respuesta fue: “Toda la vida”. Entonces hice la invitación para que alguien pasara al frente a explicarlo. Nadie lo hizo. Una sucesión de noticias durante años no revela, no ahonda, no esclarece.

Existe el derecho a la información; pero no el derecho de estar enterado. Este último ha de procurarlo cada quien. El diccionario nos dice que “enterado” significa “conocedor y entendido”. Ninguno de sus sinónimos tiene que ver con “información”.

¿Y dónde se entera uno?

En los libros.

© Letras Libres

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