sábado, 24 de octubre de 2020

CHILE VA A PLEBISCITO / LA REFORMA CONSTITUCIONAL EN JUEGO

Más de 14 millones de chilenos están habilitados para 
sufragar a favor o en contra de una modificación a la 
Carta Magna del país

Con los necesarios protocolos por la pandemia, los chilenos irán este domingo a
las urnas para definir una eventual reforma constitucional.

Chile
- Este domingo 25 de octubre, los chilenos irán a las urnas para definir si quieren o no una reforma constitucional, luego de que el estallido social del 18-O expusiera el profundo descontento de una gran parte de la población chilena en puntos esenciales como el alto costo del sistema de transporte, de la salud y de la educación, y el sistema previsional, entre otras cuestiones.

Tras más de un mes de multitudinarias protestas, el gobierno de Sebastián Piñera presentó el Acuerdo por la Paz Social y la Nueva Constitución, para decidir si se modifica la actual Carta Magna, establecida durante la dictadura de Augusto Pinochet. El plebiscito tendría que haberse votado en abril, pero la pandemia de coronavirus obligó a retrasar los plazos.

Este domingo, unos 14,8 millones de chilenos tendrán que votar sobre dos cuestiones: si aprueban o rechazan una Nueva Constitución; y cuál será el tipo de órgano que redacte el documento, ya sea una Convención Mixta Constitucional (integrada 50% y 50% por miembros elegidos popularmente y legisladores en funciones) o Convención Constitucional (integrada solamente por miembros elegidos popularmente).

"Hay una primera expectativa, la minimalista, que es la de relegitimar las reglas del juego a través de un nuevo pacto político y social, donde todos sintamos que el producto de este proceso tiene nuestras huellas dactilares, no de un sólo sector", le dijo a Reuters Cristóbal Bellolio, analista político y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez. A muchos chilenos este referendo les rememora el plebiscito de 1988 que derrotó a la dictadura militar.

Por otra parte, Bellolio advierte que también hay un sector importante que cree que la Nueva Constitución vendría a resolver una serie de reclamos históricos, como la educación y el sistema de Administradoras de fondos de pensiones (AFP) chileno, y eso podría generar roces con quienes consideran que el texto debe obedecer exclusivamente a la voz de quienes salieron a la calle a protestar. "Me da la sensación que hay mucha gente que está pensando en la Constitución como un programa de gobierno", plantea Bellolio.

El domingo pasado, a una semana del plebiscito, una manifestación por el primer aniversario del estallido social derivó en violentos disturbios sobre todo en el centro de Santiago, donde dos pequeñas iglesias fueron incendiadas. Por eso, desde hoy habrá militares custodiando los colegios electorales y el próximo domingo Carabineros desplegará unos 23.000 efectivos para garantizar la seguridad.

En la soledad de la urna, aquellos que le pierdan el miedo a la pandemia, deberán decidir el futuro de Chile y la dirección en la que avanzará el país. Una opción, el ‘Apruebo’ (reformar la Constitución), ofrece la refundación desde la posibilidad de una hoja en blanco. Esa opción también representa la negación de la historia del país. La otra opción, el ‘Rechazo’, permite testificar que Chile ha sido capaz de construir un mejor país para todos bajo esta misma Constitución y que pueden ser capaces de seguir mejorando, sin recurrir a incendios, saqueos ni violencia.

Muchos creen que el ‘Apruebo’ permitirá finalmente sepultar la herencia de la dictadura. Sin embargo, a la actual Constitución poco le queda de la época militar porque ha sido modificada numerosas veces desde 1990, en particular en el 2005 con la reforma de 58 artículos, lo que llevara al entonces presidente Ricardo Lagos a expresar “Tenemos hoy por fin una Constitución democrática, acorde con el espíritu de Chile, del alma permanente de Chile”. En cambio lo que no ven quienes votarán Apruebo es que se corre el riesgo de apagar las luces del modelo social, institucional y económico abierto al mundo que se comenzó a construir en Chile, efectivamente, bajo la dictadura militar. Es más, porque hay mucha gente que se ha dejado llevar por los cantos de sirena de que una nueva constitución resultará en mejores pensiones, mejor salud y más oportunidades, votar ‘Apruebo’ significa alimentar expectativas falsas que solo producirán una mayor decepción y la consiguiente rabia del electorado.

Los pasos siguientes al plebiscito

En el caso de que gane el ‘Apruebo’ –algo en lo que coinciden la mayoría de las encuestas– el próximo paso será elegir a los constituyentes que integrarán la Convención Constitucional (155 miembros populares) o la Convención Mixta Constitucional (86 miembros elegidos ad hoc y 86 legisladores). Eso se realizará en abril de 2021, la misma fecha en que también se vote para gobernadores regionales, alcaldes y concejales.

Una vez elegidos los miembros, la Convención (creada exclusivamente para este proceso) tendrá un plazo de nueve meses (con una prórroga única de tres meses) para redactar la nueva Constitución. Sesenta días después de que el órgano haya remitido el proyecto, se hará un nuevo plebiscito para aprobar o rechazar el texto. El Servicio Electoral chileno estima que ese segundo plebiscito se realizará en la primera semana de 2022, luego de las elecciones presidenciales. En caso de ser rechazado, seguirá rigiendo la Constitución actual.

Según la ley para el procedimiento, las normas del nuevo texto deberán ser aprobadas por dos tercios de los constituyentes, por lo que también se prevé un proceso que favorecerá los grandes acuerdos, dejando de lado visiones y enfoques más extremos.

Protocolo sanitario

Debido a la pandemia –que hasta ahpra ha dejado un saldo de 498.906 contagios y 13.844 muertes en el país–, para la votación se decidió un horario extendido de 12 horas, de 8 a 20, pero los mayores de 60 años tendrán un horario exclusivo de votación de 14 a 17. Además, se redujo el toque de queda vigente desde marzo: se levantará a las cuatro de la mañana (una hora antes) y se atrasará dos horas de las 23 a la una de la mañana del lunes 26.

En cuanto a los centros de votación, se eliminará el uso de cortinas o puertas cerradas para los cuartos oscuros, aunque deberán garantizarse las condiciones para que el voto sea secreto. En los recintos la capacidad máxima de personas deberá ser el número de mesas multiplicado por 10 y las filas deberán tener un máximo de 10 personas separadas por una distancia social de un metro, al menos.

La votación se desarrollará bajo un protocolo sanitario elaborado entre el Servicio Electoral y el Ministerio de Salud chilenos. El uso de barbijos o tapabocas (sin propaganda partidaria) será obligatorio y los votantes sólo se lo podrán sacar para acreditar su identidad. Además, se los insta a llevar su propio lápiz de pasta azul.

Informe: El Cronista, Infobae, agencias y Agensur.info 

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