jueves, 20 de febrero de 2020

Dos cucharadas de miel y una de limón para el Gobierno


Por Claudio Jacquelin

Igual que en los contratos, siempre hay que mirar en los comunicados oficiales la letra chica y los párrafos opacados por los títulos y las primeras líneas. El pronunciamiento del FMI sobre la situación de la deuda argentina son dos cucharadas de miel y una de limón (concentrado) para el Gobierno.

El titular y la mayor parte del texto no podrían ser más edulcorados para la gestión de Alberto Fernández. "Deuda no sostenible" y "quita", las expresiones del comunicado más destacadas y difundidas por la Casa Rosada son las mismas que dominan la nube de palabras que el Presidente y su ministro de Economía, Martín Guzmán, vienen pronunciado desde antes de asumir.

Más valor aún cobran aquellas expresiones si se considera que están dirigidas a los acreedores privados, que reafirman las críticas a la gestión macrista y que, al mismo tiempo, adjudican responsabilidad a los prestamistas. Si no fuera que deben agradecer, desde la Casa Rosada podrían demandar por plagio a los autores del mensaje emitido por el organismo que dirige Kristalina Georgieva.

Es lo que el Gobierno necesitaba y reclamaba. Por eso, lo celebraron en Balcarce 50 y en el Ministerio de Economía. "Nos da la razón en que es insostenible la deuda. Pero aún falta mucho laburo y negociación. De todos modos, no deja de ser un día histórico. Por primera vez, el FMI se pone del lado del deudor", admitió un estrecho colaborador del Presidente sin poder ocultar la euforia, a pesar de haberse obligado a mostrarse mesurado.

En la cartera económica destacan que el documento es consecuente con la buena disposición que encontraron los funcionarios de Guzmán en los miembros de la misión del Fondo. ¿Para qué más?

El comunicado reafirma, también, la sensibilidad que el oficialismo le adjudica a Georgieva. No solo porque manifiesta su coincidencia con la administración de Fernández "con el objetivo de restablecer el crecimiento y reducir la pobreza". Tanto o más importa que diga que "no es económicamente ni políticamente factible" demandar un resultado fiscal capaz, al mismo tiempo, de reducir la deuda y de lograr un crecimiento de la economía de magnitud tal que permita cumplir con los compromisos. ¿Una oda a la expansión y un límite al ajuste? Cuidado con los excesos.

Si se lee el pronunciamiento con rigor y sin embriagarse con el título, no hay riesgo de empalagarse con tanta miel. Podría ser tóxico que no se advirtiera que el organismo considera necesario cortar con tanta dulzura. La diplomacia con la que está redactado el texto no esconde ni disimula una cuota ineludible de acidez. Tal vez, corrosiva para el estómago sensible de la tribuna oficialista.

En primer lugar, queda expuesta, por omisión, la ratificación de que el organismo no hará quitas sobre lo que la Argentina le adeuda, a pesar de lo demandado públicamente por Cristina Kirchner y avalado por Fernández. Eso queda para los acreedores privados.

Pero no es todo. Avanzado el texto hay un párrafo que para el Gobierno resulta demasiado explícito y deja al desnudo lo que viene intentando evitar.

"Las reservas y el peso se han estabilizado con el apoyo de los controles de capital y el superávit comercial. La inflación y las expectativas de inflación han bajado en los últimos meses, pero esfuerzos adicionales serán necesarios para reducirlas aún más desde sus altos niveles actuales", concluyó el Fondo.

Esfuerzos adicionales tiene una connotación que guarda una sinonimia no deseada con el vocablo ajuste. Es la palabra maldita que en el Gobierno nadie pronuncia ni quiere escuchar que se le endilgue. El propio Alberto Fernández usó su cuenta de Twitter para denostar interpretaciones que hablaban de ajuste en la reforma del cálculo de actualización de las jubilaciones.

En la Casa Rosada admiten que la renuencia a mostrar un plan económico excede la decisión de no exhibirles las cartas a los acreedores con los que dice estar jugando al póquer. Tampoco quieren inquietar a la tribuna local. Los "esfuerzos" serán inevitables y también llegarán a los propios.

Ahora solo les queda ilusionarse con que sean pocos los que se den cuenta de que el FMI acaba de spoilear una parte importante de la película por estrenar. Es momento de resaltar los dulces gratis.

© La Nación

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