viernes, 17 de enero de 2020

Primeros propósitos

Por Isabel Coixet
Sé que hacer una lista de buenos propósitos para el año que empieza no garantiza en modo alguno que los vaya a cumplir, pero al menos deja constancia de que lo intenté. No se trata de grandes propósitos como dejar de fumar (no fumo) o subir al Kilimanjaro. Son cosas más bien cotidianas y que deberían ser hasta factibles. Ahí van:

1. No perder ni cinco segundos prolongando situaciones que no van a ninguna parte. La vida es muy corta para desperdiciarla aguantando cosas y personas insostenibles y tóxicas. Aguantar, ¿para qué?

2. Ser consciente de todo el dinero que tiro en suscripciones a oenegés dudosas, de esas que te chantajean de mala manera. Dar el dinero directamente a gente a mi alrededor que lo necesita, que la hay. También eliminar cuentas bancarias y enterarme de cuánto pago por comisiones abusivas. No hacerme mala sangre cuando me entere. Eso es importante, no hacerme mala sangre.

3. Comprar en los comercios de mi barrio. No comprar en Amazon chorradas chinas que llegan estropeadas. No darle mi información a Amazon, aunque seguro que la tienen ya toda. Dar toda la ropa que no me voy a poner nunca y que se pudre en mi armario. Dar los bolsos extravagantes comprados en momentos de euforia que nunca he sacado a la calle. Ídem, los zapatos. Sí, también los zapatos.

4. Admitir que ningún champú va a arreglar mi pelo. Admitir que nunca sabré manejar la plancha de pelo. Admitir que mi pelo tiene vida propia. Resignarme a todo eso. Con mucha dignidad.

5. No entrar al trapo cuando alguien dice que le gusta algo que yo detesto. Pensar en la gente que entra al trapo cuando yo digo que me gusta algo que ellos detestan. Tener presente la película de Agnès Jaoui Para todos los gustos, donde todo eso está soberbiamente explicado. Y tener presente los extras del dvd de la película donde se ve a Agnès yendo a los Oscar, que es el mejor ejemplo de tener los pies en el suelo que he visto nunca. Brava Agnès, como siempre.

6. No opinar sobre cosas de las que nadie me ha preguntado mi opinión.

No ocultar mi opinión cuando me preguntan.

No quejarme de las consecuencias de dar mi opinión.

Apechugar con las consecuencias de ser quien soy en el país en el que vivo y en el momento en que vivo. Hay gente que lo ha tenido, lo tiene y lo tendrá mucho peor. Mirar un poco más allá del ahora y aquí. Un poco. Todo esto del ahora y aquí pasará. No lamentar las cosas que no se pueden cambiar. Comprender por qué no se pueden cambiar.

7. Ignorar los comentarios malintencionados tanto como los bienintencionados. Y pasar olímpicamente de la gente mezquina, ruin y aburrida que, con la cantidad de cabrones que hay en el mundo, se dedica a ponerme a parir. Pasar de esa escoria. Recordar cómo se achican cuando algo les hace salir del anonimato y te enfrentas directamente a ellos con serenidad y educación. No lo aguantan. Recordarlo en los momentos en que te sientas vulnerable. Recordarlo.

8. Saber todo lo que se pueda saber sobre el cambio climático. Contrastar opiniones. Recabar información de expertos. Volar lo menos que se pueda. Reciclar todo lo que se pueda. No desperdiciar comida. Eso es una de las cosas que peor me hace sentir, desperdiciar comida.

9. Imprimir esta lista y llevarla en la cartera. Mirarla de cuando en cuando y no sentirme demasiado culpable cuando haya fallado en casi todo.

© XLSemanal

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