sábado, 5 de octubre de 2019

Marcos Peña, víctima de la rosca política que tanto abominó

Por Giselle Rumeau
La política, como la vida, tiene vueltas inextricables. Quien fuera el hombre más poderoso del Gobierno en los últimos años, el alter ego del presidente Mauricio Macri, y cultor del desprecio por la rosca política, sería la variable de ajuste en las negociaciones futuras por la supervivencia de Cambiemos, en el caso de que esta fuerza se convierta en oposición a partir del 10 de diciembre. Marcos Peña, de él se trata, parece no tener futuro en el posmacrismo.

Ninguno de los principales dirigentes que se perfilan como los líderes del PRO lo quiere adentro. Ni Horacio Rodríguez Larreta ni María Eugenia Vidal. Mucho menos los caciques radicales que imaginan directamente un corrimiento de Macri para ejercer un liderazgo más horizontal dentro de la fuerza. El presidente de la UCR, Alfredo Cornejo, fortalecido como figura nacional tras el triunfo en la provincia de Mendoza de su delfín Rodolfo Suarez, sostiene que el trabajo de mantenimiento de Cambiemos será encabezado por él, el gobernador de Jujuy Gerardo Morales y Martín Lousteau, junto con Larreta y Vidal. Ni Macri ni Peña.

Rodríguez Larreta y Vidal se cansaron de pedirle al Presidente, desde que estalló la crisis en abril de 2018, la cabeza del jefe de Gabinete, un funcionario que siempre abominó las prácticas políticas tradicionales, pero que para combatirlas muchas veces terminó olvidándose de hacer política. Esto es, desarrollar una visión a largo plazo, cubrir los flancos débiles, y cerrar acuerdos con propios y ajenos, dentro y fuera del Congreso. En especial, en un Gobierno que carece de mayorías. Y esa, junto a su soberbia, siempre fue una de las principales críticas de propios y extraños. Qué lo digan sino Alfonso Prat-Gay, ex ministro de Hacienda, y Carlos Melconian, ex director del Banco Nación, quienes salieron eyectados del Gobierno por no cultivar el 'simarquismo'.

En la Provincia aún mastican bronca por no haber desdoblado la elección -tal como hicieron Jujuy y Mendoza para separarla de la crisis nacional- por orden de Peña, con el resultado a la vista.

El ala política del Gobierno –que supo ser encabezada por el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó; el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, el ex jefe de bloque de los diputados macristas, Nicolás Massot, y el secretario de Interior, Sebastián García de Luca- fueron quienes más sufrieron la intransigencia de Peña. Al punto de quedarse afuera en el reparto de lugares en las listas legislativas este año.

¿Qué harán Monzó y Frigerio si Macri pierde las elecciones? En sus entornos, nadie descarta un acercamiento a un eventual gobierno de Alberto Fernández. Pero la intención de Rodríguez Larreta es mantenerlos adentro. Ellos ya fueron claros: sólo si Marcos Peña se corre.

Por tratarse de sus "ojos", es probable que el jefe de Gabinete continúe al lado de Macri si el presidente decidiera convertirse en el jefe de la oposición. Postularse a un cargo legislativo para tener fueros y cubrirse de alguna eventual venganza k o irse a vivir a Cerdeña con su familia, será el dilema del Presidente en caso de repetirse el resultado de las elecciones PASO del 11 de agosto.

Pero algo es cierto: mantener unida a la alianza Cambiemos, si la derrota el 27 de octubre resultara inevitable, será clave para que los bloques parlamentarios del PRO y la UCR no pierdan fuerza y, por lo tanto, no se desdibujen los respectivos liderazgos.

© 3Días

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