sábado, 27 de abril de 2019

La crisis de confianza empieza en casa


Por Héctor M. Guyot

Es la historia de siempre. Los que la tienen se la llevan. En lugar de entrar o de quedarse, los verdes migran en busca de mejores horizontes. Nadie discute la causa del desasosiego: la falta de confianza ante el incierto panorama electoral. 

Macri adjudicó la zozobra de estos días a la posibilidad en alza, según las encuestas, de que Cristina Kirchner se imponga en octubre y vuelva a la Casa Rosada. "El mundo duda de si los argentinos queremos volver para atrás y eso les da mucho miedo", dijo. Tener como adversario político a la responsable de una cleptocracia que desde la cima del poder intentó quedarse con todo sin duda es una ventaja. Ahora, cuando ese adversario te puede ganar porque te vas quedando sin municiones, la cosa se complica. Al capital no le gusta el riesgo y Macri optó por una estrategia que lo lleva a jugar a todo o nada. No contaba con las turbulencias internacionales. Ni con los errores propios. Ni con los argentinos, capaces de llevar a la presidencia a una candidata que suma diez procesamientos y según la Justicia debería estar presa. Tiene razón el Presidente: hay dudas, hay miedo.

Del otro lado salieron a responderle. Alberto Fernández , no conforme con haber ayudado a crear la primera encarnación nacional del kirchnerismo, ahora reincide y se empecina en gestar la segunda: "Los inversores se desprenden de los títulos porque saben que no van a poder cobrarlos. Los mercados saben que el problema es Macri -dijo-. Los fondos de inversión no tienen ideología. Solo quieren saber si después de Macri pueden cobrar". No se refería, vale la pena aclarar, al fondo de inversión nac & pop que él integra y que acaso en octubre devengue utilidades que le costarían muy caras al país.

Para tranquilizar a los inversores, Guillermo Moreno , exsecretario de Comercio de Cristina, dijo ante un micrófono que quien quiera vivir de lo ajeno debe hacerlo con códigos. No aclaró cuáles, pero no hace falta. Quien quiera disipar dudas puede hacer un recuento de las pruebas que se acumulan en los tribunales de Comodoro Py o leer algunas páginas del chofer escribiente Centeno. Esta semana Bonadio sumó otros cinco casos de cohecho en la causa de los cuadernos y amplió el procesamiento con prisión preventiva de Cristina, que niega todo. "Las constancias incorporadas dan cuenta de su participación en el sistema de recaudación llevado a cabo durante la presidencia de su cónyuge, como también de su continuación hasta los últimos días de su gobierno", dictaminó el juez. No sabemos, en este caso, si Moreno se refería a estos códigos.

Quien explicó mejor que nadie el fondo de la cuestión en una sola frase fue Alfredo Casero . En medio de una florida alocución dijo clarito el miércoles en TN: "Nadie va a poner plata en un país donde el que pone tiene que repartirla con los muchachos". Otra variante, como quedó claro, es que los muchachos te la den y esperen el retorno. Las dos son malas para el conjunto y por eso aquí no hay Vaca Muerta ni recursos naturales que alcancen. La riqueza se pierde en un sistema corporativo montado no para producir, sino para que las elites puedan enriquecerse sin riesgo, con el menor esfuerzo y al menor costo. El resto de la sociedad, despojada de la parte del león, aguijoneada por el instinto de supervivencia, trata de llevarse la suya a casa como puede en un clima en que las reglas tienden a diluirse tal como se han diluido arriba. En lugar de ampararnos en la ley, en acuerdos sanos de convivencia, vivimos en un clima de desconfianza mutua que desgasta y favorece los antagonismos de todo orden. El problema no son los mercados internacionales. La falta de confianza empieza en casa.

Si esto no cambia, es difícil dar con la salida. Seguiremos barranca abajo, a los codazos y las zancadillas en el país de la ventaja y el privilegio. ¿Cómo desarticular entonces décadas de corporativismo mafioso que llegó a un estadio superior durante la administración del matrimonio santacruceño? ¿Cómo reactivar los anticuerpos dormidos que hubieran debido atacar este mal social y político a tiempo, antes de que se hiciera tan fuerte y generara niveles tan altos de pobreza y exclusión? La cuestión es que este mal se naturalizó entre nosotros a tal punto que la corrupción se volvió poco menos que parte de la identidad nacional y la impunidad devino ley no escrita. Según las encuestas recientes que dan cuenta de la competitividad de Cristina Kirchner, para una gran parte de los argentinos la corrupción es un problema menor o subalterno. De allí, también, el miedo: ese es el aval que necesita la impunidad para recuperar el terreno perdido y volver a reinar.

© La Nación

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