sábado, 31 de marzo de 2018

Recordando a Raúl Alfonsín

Raúl Alfonsín, Padre de la Democracia Argentina
Por Miguel Ángel Figueroa

Hoy, 31 de marzo, se cumple el noveno aniversario de la partida del doctor Raúl Alfonsín, el primer presidente de la Democracia reconquistada por los argentinos.

Su nombre está indisolublemente identificado con la recuperación de la Democracia, después de la peor y más sangrienta de las dictaduras que padeció el pueblo argentino.

Durante el proceso militar, Alfonsín puso gratuitamente su servicio de abogado para defender opositores y presentar hábeas corpus por los detenidos-desaparecidos.

El Dr. Alfonsín fue un político batallador, esforzado, a todas luces honesto, respetuoso de la división de poderes y defensor a ultranza de las Instituciones.

Imprimió en la Argentina, un cambio ético que renovó no sólo a la UCR, sino que, además generó un clima que se extendió a otros partidos políticos.

Durante su gestión, recuperó al país del contexto internacional en el que había caído y buscó la integración con los países de la región, principalmente con Brasil, con cuyo presidente, José Sarney, firmaron en Iguazú los 40 protocolos, que fueron la piedra basal del Mercosur. Con Chile se firmó el Tratado de Paz y Amistad, terminando una incomprensible enemistad de dos países hermanos, con un origen y un futuro común.

En su gobierno se realizó el Congreso Pedagógico Nacional (1984), buscando corregir las deficiencias del sistema educativo y se instrumentó el Plan Nacional de Alfabetización.

Fue autocrítico al decir que había cosas que no se pudieron y otras que no se supieron hacer. Pero de todos los temas que caracterizaron su gestión, el que más se destaca es la ruptura con un largo pasado de impunidades y amnistías, frente a las violaciones del estado de derecho, que marcaron 50 años de la historia argentina, poniendo en marcha una política de derechos humanos que fuera ejemplificadora hacia el pasado y al mismo tiempo, responsable de sus consecuencias hacia el futuro. Creó la Conadep,  que en su libro "Nunca más", certificó las personas desaparecidas durante la dictadura. Fue el valiente que solicitó juicio y castigo a las Juntas Militares que dejaban el poder pero que aún mantenían la fuerza, el mando y el control de las armas y batallones militares.

El respeto por la Democracia, los derechos humanos y civiles y los valores morales, constituyen su legado.

Es nuestro deber, fundamentalmente de quienes ahora nos gobiernan,  honrar sus acciones, poniendo en práctica día a día sus valiosas enseñanzas.

Su muerte hizo abrazar a todos los argentinos. Carlos S. La Rosa escribió ese día: "Raúl Alfonsín es el primer mito de la democracia”. A él debemos volver cuando nos gane la confusión. En su ejemplo debemos inspirarnos.

Descanse en paz el padre de la Democracia argentina. Que haya calles, parques, paseos, instituciones que lleven su nombre, será una manera de rendirle justo homenaje.

En las escuelas del mañana, los alumnos aprenderán la vida de este abogado, infatigable defensor de la democracia, de la paz y la justicia, un hombre honesto que gobernó con la Constitución en la mano.

En las escuelas del mañana repetirán todos los días al igual que él, como un rezo laico, el preámbulo de la Constitución Nacional.

© Los Andes

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