viernes, 16 de marzo de 2018

Macristas y peronistas se alistan para una campaña eterna


Por Fernando Laborda 

Faltan nada menos que 19 meses para las elecciones presidenciales, pero desde el último fin de semana casi no hay otro tema de diálogo entre las principales voces de la política argentina. ¿Será que nos aproximamos a la campaña electoral más larga de nuestra historia?

Hasta no hace mucho, la estrategia del oficialismo consistía en convertir a 2018 en el año del "reformismo permanente" para pagar los costos políticos necesarios con tal de encarrilar la economía y llegar a 2019 con los deberes cumplidos para afrontar con éxito el calendario electoral. Pero resulta que ahora tendremos dos años electorales y que de aquel "reformismo permanente" pasamos a la "campaña permanente".

Casi al mismo tiempo que el consejo nacional de Pro puso en marcha el operativo para la reelección de Mauricio Macri y volvieron los timbreos con sabor electoral, distintos dirigentes del peronismo parecieron comenzar a asumir que si no unen fuerzas, estarán en dificultades. Sin embargo, el problema del peronismo es más complejo: dividido, tendrá pocas chances de competir con éxito en una elección presidencial, y unido en torno de Cristina Kirchner podría allanarle aún más el camino electoral al macrismo. Hoy está fragmentado en varias sectas y huérfano de líderes con predicamento en amplios sectores de la ciudadanía.

El peronismo se divide entre los que acompañan a Cristina Kirchner y quienes no están con ella. Dentro de estos últimos se encuentran aquellos que no quieren saber nada con la expresidenta y abogan para que forme otro partido y quienes aceptarían compartir un espacio con ella si está dispuesta a no ser su conductora. Quienes hablan con la exmandataria señalan que Cristina es la figura que menos obstáculos pone para la unidad y que su único objetivo es que Macri no siga gobernando el país. El propio Máximo Kirchner dio una señal, al afirmar que "no hay que reconstruir lo que fue, sino lo que viene".

Semanas atrás, algunos dirigentes acordaron la formación de un equipo de trabajo para evaluar la unidad del peronismo. Se formó así el llamado Grupo de los 7, integrado por dos kirchneristas, Agustín Rossi y Daniel Filmus; dos hombres cercanos a Florencio Randazzo, como Alberto Fernández y Fernando "Chino" Navarro; dos massistas, Daniel Arroyo y Felipe Solá, y Víctor Santa María, en su carácter de anfitrión. El cuidado que tuvo este grupo por la proporcionalidad no se reflejará en el encuentro de hoy en San Luis, que encabezará Alberto Rodríguez Saá y que tendría una coloratura básicamente kirchnerista, con la probable suma de Hugo Moyano y la ausencia de la mayoría de los gobernadores. Algunos de estos solo apuestan a preservar su capital, de ahí que ya planeen desdoblar sus elecciones provinciales de las nacionales en 2019. Algo que tornará la campaña casi tan eterna como el agua y el aire.

© La Nación

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