martes, 8 de noviembre de 2016

Quince novedades históricas de la Era Macri

Por Pablo Mendelevich
Hay una tendencia a pensar que en la Argentina la historia siempre se repite. Quizás pueda ser atribuida al mito de que más o menos cada diez años estalla una crisis, pero también a la perdurabilidad del peronismo, cultura política central cuya liturgia no ha renovado el verbo alberdiano poblar, tampoco el sarmientino educar ni puso a punto el horizonte frondicista de desarrollarse. El verbo peronista por antonomasia, se sabe, es volver.

Puede ser que el peronismo vuelva en algún momento a gobernar la Argentina (quién sabe si en versión neoliberal, progresista, evitista, camporista, lastirista, lopezrreguista o con un modelo renovado), pero no hace falta esperar para advertir que la historia mantiene hoy mismo un altercado con las constantes. Al menos quince novedades histórico políticas atraviesan al gobierno de Macri y a su contexto, paquete suficientemente voluminoso como para perturbar a quienes al analizar el futuro sólo hurgan en los comportamientos seriales.

He aquí quince cosas que están pasando y antes no habían ocurrido:

1) Macri es el primer presidente de la historia surgido de un ballottage. El sistema de doble vuelta había estado vigente en 1973, cuando hubo dos elecciones presidenciales, y a partir de 1994, pero recién fue estrenado en 2015. Convirtió en mayoría absoluta (51,34%) el segundo lugar obtenido en la primera vuelta (Scioli, 37,08; Macri, 34,15%; Massa, 21,39%). El sistema de doble vuelta supone la conformación de mayorías ad hoc y construye un votante de menor anclaje partidario, algo que también es propio de esta época. Además, Macri es el político con mayor experiencia en ballotages, porque en la ciudad ya había participado en tres (perdió uno y ganó dos).

2) Es el primer presidente ni peronista ni radical desde que existe el peronismo (el anterior fue el conservador Ramón Castillo, quien gobernó hasta el golpe de 1943).

3) Es el primero que procede del ámbito empresario y el primero que se entrenó como dirigente en un club de fútbol. Entre quienes juegan en las primeras ligas de la política Macri es el más nuevo. Nacido cuando gobernaba Arturo Frondizi, empezó a dedicarse a la política de lleno recién en el siglo XXI. También es el primer presidente educado en instituciones privadas y el primer presidente que se psicoanaliza. La sumatoria de estos y otros datos sólo ratifica que el molde presidencial tradicional se esfumó.

4) Presidente ingeniero es el segundo de la historia, porque Agustín P. Justo (1932-38) también lo era. Pero en Justo prevalecía la condición de general de división, no su título universitario (aparte de la reposición del fraude y del Pacto Roca-Runciman de 1933, con su mentalidad de ingeniero llevó la red caminera de 2.100 kilómetros a más de 30 mil y en su época se hicieron desde el Obelisco hasta el trazado de la General Paz).

5) Cambiemos es la segunda coalición que gobierna la Argentina, luego de la fallida Alianza (1999-2001). La novedad es que la Alianza estaba conducida por el radicalismo, partido que ahora, por primera vez, se somete a un liderazgo ajeno. Lo hace bajo condiciones orgánicamente precarias. A esta altura ya se vio que Macri no es De la Rúa y Cambiemos no es la Alianza.

6) Integra también la coalición gubernamental Lilita Carrió, cuyo poder de veto explícito se ha demostrado si no más potente, más fulminante que cualquier debate interno e incluso más eficaz que cuantiosos berrinches opositores. Todo ello -la coalición que lidera el presidente sin deliberaciones sustanciales fuera de su círculo cercano y el control de calidad sui generis que practica Carrió- conforman un modelo de poder sin precedentes.

7) Macri es el presidente más débil de la nueva democracia por cantidad de bancas parlamentarias (el oficialismo sólo tiene uno de cada tres diputados y uno de cada cuatro senadores) y a la vez es el que más leyes propias importantes consiguió aprobar en el primer año de gobierno mediante negociación, sin controlar ninguna de las dos cámaras.

8) María Eugenia Vidal tiene, por su lado, varios records constitutivos, además de ser la primera gobernadora mujer de la provincia de Buenos Aires y la persona más joven que ejerce el cargo desde 1983. El más significativo es haber desalojado al peronismo del principal distrito del país. El peronismo ganó allí siempre que hubo elecciones libres desde 1946, con la sola excepción del período 1983-87. Pero en 1983 el radical Alejandro Armendáriz, un político entonces poco conocido, había sido beneficiario de la ola triunfal de Raúl Alfonsín, mientras que en 2015 fue al revés: Vidal obtuvo 474.533 más votos que su propio candidato a presidente, quien perdió la elección. El parecido entre 1983 y 2015 está en el alto rechazo generado por el candidato peronista, Herminio Iglesias entonces, Aníbal Fernández ahora. En última instancia, fallaron o acertaron los estrategas que escogieron a Fernández y a Vidal. Podría decirse que la concatenación de aciertos le significó a Macri llegar a la presidencia, aunque los opositores prefieren insistir en que no sabe nada de política y que sólo tuvo suerte.

9) Un replanteo del federalismo respecto del sistema autocrático del kirchnerismo le permitió a Macri construir con los gobernadores, la mayoría opositores, un fuerte sustento político con sustanciales efectos parlamentarios.

10) Nunca como ahora, quizás, los gobernadores fueron tan silenciosos, de tan bajo perfil. La mayor parte de la opinión pública nacional incluso desconoce los nombres de muchos gobernadores (como Peppo, Bordet, Casas, Passalacqua, Gutiérrez, Uñac, Ledesma). De los peronistas sólo tiene presentes, tal vez, a tres o cuatro (como Urtubey, Schiaretti, Manzur, Alicia Kirchner). Eso se explica por tres razones: que son nuevos, que privilegian negociar con el Ministerio del Interior en vez de hacer declaraciones públicas y, fundamentalmente, que prefieren postergar su posicionamiento en las aguas revueltas del peronismo.

11) Sucede que la mayor singularidad política del momento en la oposición es la falta de líder del peronismo, algo que casi no tiene antecedentes. El peronismo tuvo períodos cortos de bicefalías (Menem-Duhalde o Kirchner-Duhalde, por ejemplo), pero casi no vivió una acefalía como la actual, debido a la particular situación político-penal y de desgaste creada con quien fuera líder hasta el 10 de diciembre pasado. Cristina Kirchner conserva algo de poder dentro de un peronismo que en buena parte busca despegarse de ella de manera pacífica, pero no encuentra el cómo ni con quién.

12) Sergio Massa es en sí mismo otra novedad de la política argentina, donde ocupa un lugar que antes no existía. Árbitro mayor, corporiza antagonismos: es un poco oficialista y un poco opositor, un poco peronista y un poco externo al peronismo. Imposible olvidar que en 2013 fue quien interrumpió el sueño de eternidad kirchnerista y que en 2015 obtuvo uno de cada cinco votos para presidente.

13) Macri va camino de ser el primer presidente no peronista al que el sindicalismo peronista no le hace un paro nacional o un hostigamiento feroz en su primer año de gobierno. Varios analistas entienden que este beneficio se explica en gran medida por la actuación de un nuevo actor de la política argentina, el papa. Nada más novedoso.

14) Con uno de cada tres argentinos en la pobreza, Francisco tiene justificación suficiente para interesarse en la suerte del gobierno, la política y la economía de su país. Macri no es el primer presidente que coexiste con papa argentino sino el segundo, pero, una vez más, es el primer no peronista. Tiene una cosmovisión política distinta de la de Jorge Bergoglio, cuya cercanía al peronismo en los años sesenta está documentada en la bibliografía sobre Guardia de Hierro. Con un peronismo sin líder es altamente significativo que Macri haya acercado posiciones con el influyente -en términos de política doméstica- Vaticano. En los sesenta la gobernabilidad pasaba por Madrid. Ahora, de algún modo, pasa por Roma.

15) Macri no es ni de lejos el primer presidente al que la economía no le arranca después de haberlo prometido hasta con fecha. Pero es, quizás, el que está siendo favorecido con los mayores niveles de paciencia colectiva que se recuerden. Algunos encuestadores, que registran este fenómeno, lo explican con una combinación de factores: evidencia de que la economía no crecía desde bastante antes del cambio de gobierno, el desaguisado que dejó el kirchnerismo, hartazgo de la confrontación, temor al 2001, disposición del gobierno a reconocer errores y dificultad del peronismo para esbozar un proyecto alternativo.


© La Nación

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