lunes, 22 de agosto de 2016

ISRAEL / Judíos que rompen el silencio

Por Carlos Gabetta (*)
La ola mundial de oposición judía al manejo de los asuntos del Estado de Israel va cuajando al ritmo que cuaja la sensación de que éste puede acabar sumido en el aislamiento internacional y graves conflictos internos. Para el progresismo judío la conclusión es obvia: peligra el Estado de Israel y la cultura judía corre el riesgo de un retroceso; del descrédito.

El lunes pasado, Schlomo Ben Ami, ex ministro de Relaciones Exteriores de Israel, advirtió en Clarín sobre la posibilidad de que Estados Unidos reduzca a mínimos o acabe abandonando su alianza con Israel. Tanto la derecha como la izquierda estadounidenses –por obvias distintas razones y con distintos métodos y objetivos– exhiben esa tendencia.

El progresivo aislamiento internacional de Israel, ya detallado aquí (http://www.perfil.com/columnistas/Hacia-donde-va-el-Estado-de-Israel-20150530-0040.html), está provocando una positiva reacción judía mundial incipiente en sus formas y organización, pero ya de proporciones y muy dinámica.

La acelerada fascistización de la teocracia –calificativos en boca de judíos prominentes– presidida por Benjamin Netanyahu (entre sus últimas “medidas” figura el veto a la ayuda a los niños refugiados), precipita esta evolución. En Israel, la asociación Breaking the Silence (Rompiendo el silencio), formada por más de mil ex combatientes, publicó en Le Monde del 20-5-15 un comunicado de título explícito: “Nosotros, militares israelíes, llamamos a Israel a detener la estrategia de ocupación”.

En la última edición del periódico argentino Nueva Sion, el periodista argentino-israelí Shlomo Slutzky da cuenta de un Pacto Solidario Alternativo; una propuesta pacifista que conecta a Israel y Latinoamérica. Dice Slutzky: “En 2008 se creó en Estados Unidos JStreet (Calle judía), una ONG que reúne a estadounidenses que apoyan a Israel y la paz, rompiendo el monopolio del lobby pro israelí Aipac, que apoya incondicionalmente al gobierno israelí. JStreet cuenta hoy con unos 250 mil miembros que apoyan al Estado de Israel, pero no se comprometen con su gobierno, al que solicitan dar pasos por la paz y critican por haber hecho lo contrario desde 2009. Hay varios movimientos parecidos en Europa (…). Junto con un grupo de israelíes de origen latinoamericano decidimos proponer una alternativa adecuada a la realidad latinoamericana. Un pacto entre quienes compartimos los mismos ideales, tanto en Israel como en Latinoamérica. Una alianza de judíos latinoamericanos comprometidos con la justicia social en su propio país y en el mundo, con quienes desde Israel luchamos por los mismos ideales, en aras de la paz y la Justicia en Medio Oriente, sobre la base de ‘Dos Estados para dos pueblos’. Una alianza basada en la posibilidad de defender el derecho a la existencia en paz y seguridad del Estado de Israel, sin necesariamente aceptar cada decisión de su gobierno de turno”. Fin de la cita.

El prominente judío George Steiner dijo algo así como que desde que tienen un Estado, los judíos deben asumir un cambio no sólo práctico, sino también cultural. Pasaron a dejar de ser la excepción; a ser iguales a los demás también en ese aspecto. O sea, que tendrán que comenzar a adaptarse y resolver todos los conflictos de cualquier cultura que dispone de un Estado. La confrontación de derechas e izquierdas y sus extremos; la vigencia de sus fundamentalistas políticos y religiosos; la crucial elección entre colonialismo o paz. Como los estadounidenses con Trump, a enfrentar a sus propios locos; al costado irracional de su propia cultura.

Cada vez más judíos del mundo y de Israel se hacen cargo de los conflictos y responsabilidades que comporta la nueva situación. No es fácil, al cabo de miles de años de diáspora, pero la cultura judía, que ha empapado a la humanidad de propuestas civilizatorias, va dando muestras de ponerse a la altura.

(*) Periodista y escritor

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