viernes, 13 de mayo de 2016

El desaire a Margarita Barrientos le abrió otra polémica al papa Francisco

Margarita Barrientos, desairada por el Papa.
Por Giselle Rumeau

O al Papa Francisco lo están asesorando mal o su antipatía política hacia el presidente Mauricio Macri es una realidad que supera toda interpretación de sus facciones y gestos. Una revelación de la dirigente social macrista Margarita Barrientos realizada ayer en el programa Desayuno Americano, que conduce por el canal América Pamela David, dejó al descubierto las preferencias en el protocolo del Sumo Pontífice a la hora de conceder audiencias.

Barrientos, que alimenta a cientos de chicos en su comedor Los Piletones de Villa Soldati, sorprendió al relatar que en marzo del 2013, a pocos días de que Jorge Bergoglio inicie su gestión como Obispo de Roma, viajó al Vaticano para conocerlo con una reunión acordada. Pero el Papa no la recibió.

La dirigente, que suele mostrarse junto a Macri e incluso lo recibe cada Navidad en su comedor, pensó que el prelado estaba ocupado pero al darse cuenta de que la corrían del ‘corralito’ para que recibiera a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y al entonces legislador kirchnerista Juan Cabandié, no tuvo dudas: el desplante, dice, fue por su vinculación con el Presidente.

"Avisé con tiempo que iba. Un empresario nos pagó el viaje. Fuimos con el orfebre Juan Carlos Pallarols y la periodista Karina Villela. Teníamos la audiencia. Entramos con la tarjeta celeste, para sentarnos. En un momento vinieron y nos sacaron. Me dijeron que había prioridad para otra gente que había ahí. No me sentí mal en absoluto. Pensé estará ocupado", relató la dirigente social.

El miembro del panel, Luis Novaresio, leyó al aire los mensajes que estaba recibiendo de Villela. "Estábamos ubicados en el sagrario. Y al lado de Margarita estaba la señora de Carlotto. De una manera espantosa nos sacaron del lugar sin ninguna explicación. Nos faltaron el respeto", dijo la periodista.

Para Barrientos "fue una experiencia triste". "Nos sentimos muy maltratados. Dejé una carta que le había escrito al Papa. Nunca me la contestó", contó, y dio su versión sobre la situación: "Tiene que ver con la política, desgraciadamente. Esa parte sí me dolió un poco".

Durante la entrevista, la producción del programa se comunicó con el ex embajador ante el Vaticano Eduardo Valdés, quien relacionó el incidente con "una falla de la Guardia Suiza" y se comprometió a hacerle compañía a Margarita en una futura visita a Francisco.

Pero las declaraciones de Barrientos ya habían generado un torbellino mediático, en medio de la polémica por la audiencia privada que el Papa le concedió para fin de mes a la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Es que la polémica dirigente kirchnerista involucrada en la causa que investiga el presunto delito en el manejo de millones de pesos estatales para la construcción de viviendas a través del programa Sueños Compartidos de la Fundación de su organización siempre se había mostrado feroz con el Papa: "La basura va junta, Macri, Bendini y Bergoglio. Son fascismo, son la dictadura misma", dijo en varias oportunidades.

Cuando a los pocos días de asumir en el Vaticano, el kirchnerismo se dio vuelta en el aire y cambió de opinión sobre Bergoglio, Bonafini le envió una carta con elogios y pedido de disculpas. Ahora va por la foto, quizá con la intención de encontrar algún tipo de ‘protección’ política ante un avance judicial de esa causa.

Un analista avezado podría decir que Bergoglio, al ser el jefe de Estado del Vaticano, debe privilegiar los contactos con las dirigentes de instituciones que trascienden el ámbito local y que tienen una reconocida trayectoria en el mundo, como las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Y tendría razón. Pero no menos cierto es que el Papa viene recibiendo sin inconvenientes a varios dirigentes kirchneristas que nada tienen que ver con la política internacional e que incluso están involucradas en causas judiciales, como Milagro Sala, a quién además le envió un rosario a la cárcel donde está detenida.

Aunque no les gusta decirlo en voz alta, en el Gobierno saben que Bergoglio tienen una mala opinión de Macri porque "tiene el prejuicio de que va a gobernar para los ricos". El gesto amargo que se vio en las fotos del Sumo Pontífice junto al Presidente, cuando lo recibió en el Vaticano a fines de febrero no fue producto de un mal día. Habrá que ver qué actitud tomará ahora el Papa cuando Macri viaje a Roma para participar de la canonización del cura cordobés José Gabriel Brochero, el próximo 16 de octubre.

© El Cronista

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