Entre ser CEO,
científico y político
Por Martín Risso Patrón |
El presidente de la República Mauricio Macri, ha colocado en puestos clave de su Administración,
a exponentes profesionales de diferentes ciencias, saberes y tecnología.
Eso
está bien a medias en un sistema democrático republicano. Sencillamente, porque
a esto le falta un detalle: Ser políticos.
No debe olvidar el primer mandatario que en el Gobierno se
deben tomar también decisiones políticas, donde
la cúspide es él mismo, y si no cuenta con una visión política del conjunto
de problemas a encarar [que los heredados del Régimen anterior son múltiples],
mal le puede ir en su gestión y con ello llevarse puesto al Pueblo, por
solamente dos motivos:
Primero: Porque si analizamos según la brillante obra
sociológica de Max Weber ["El político y el científico"],
encontramos razones para considerar que en las cuestiones sociales intervienen
individuos con voluntad y conciencia propias, a las que se suman intenciones que se precisa comprender.
Esto quiere decir, que la conciencia de lo político sí o sí debe estar incorporada
en sus funcionarios [agentes sociales de
gobierno] que vienen de legítimos pergaminos universitarios, a lo que la
mayoría agrega pergaminos empresariales
[son CEO's empresarios= “Chief executive
order” que en español significa “Oficial ejecutivo en jefe”].
Hasta ahora en su gestión, eso de la conciencia política no
aparece. Y sería grave, muy grave, que apliquen una visión encorsetada en una
metodología de administración liberal fóbica al Estado; sin sensibilidad
social.
Lo mismo sucederá con políticos [que a la larga no
demuestran más que ser punteros y
clientes del Poder que les dio conchabo] que no gestionan más que desde el
corsé del populismo.
En segundo lugar, porque es posible que tanto CEO en
funciones de la Administración gubernamental, sumándole lo anterior, por
cierto, se convierta en Lobby Boy [o Lobby Girl, en su caso]. Por caso, le
comento que ya tuvimos esa lamentable
experiencia en el menemato. Recordará usted la concesión de servicios
públicos [ferrocarriles, líneas aéreas, comunicación, energía, etcétera] y
zonas críticas sociales [como la jubilación] en manos de reconocidos CEO's; por
nombrar sólo uno, entre cientos, el conocido Eduardo Eurnekian [83], el de las autopistas, la distribución de
combustibles y la gestión de los aeropuertos.
Con esto, la República corre el riesgo de convertirse en una suerte de LobbyLand, denunciando que, de eso, estamos hartos el Paisanaje
argentino. Además, se agrega el peligro
de instalar, continuándola, la corrupción, que para eso, se dan maña los lobbistas.
Pero el peor de los riesgos, es que, ante la ausencia de
funcionarios con sensibilidad política, el vértice de la Administración, o sea
el presidente, deba convertirse lisa y llanamente en un autoritario hacia dentro de la torre de mando, y también hacia fuera.
Un ejemplo
ministerial
Su ministro de Salud, el médico sanitarista Jorge Daniel Lemus [67], ante una
pregunta periodística televisiva sobre las diferencias entre los síntomas de
las enfermedades Dengue, Zika y Chikungunya, particularmente sobre cuáles son
las diferencias en los síntomas, respondió "Bueno,
tienen síntomas parecidos, fiebre, dolor de cuerpo, etcétera...". Una
respuesta ajena a por lo menos una básica formación profesional y de
administración frente al Pueblo, a lo que se suma una nula sensibilidad política. Caso grave, Paisanos, que el presidente
de la República deberá analizar.
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