Por J. Valeriano Colque (*) |
Mauricio Macri cumplió la primera mitad de su luna de miel
presidencial de 100 días con una aprobación que parece no ir más allá, pero
tampoco más acá, del porcentaje con el que llegó a la Casa Rosada para
“cambiar” la larga década de gobiernos kirchneristas. Al menos esa es la
percepción que confirmó estos días la consultora Management & Fit: un 49 %
aprobatorio, un 47 %; nada muy distinto, redondeando, 51-49 de las urnas del
domingo 22 de noviembre.
Hubo dos hechos que marcaron, y marcarán, los días por venir
hasta el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso: uno, desde lo
político; y el otro, desde lo económico; aunque ambos se entremezclan.
El primero es la relación con los gobernadores peronistas,
no sólo en términos de la peleada distribución de recursos sino también de un
eventual acuerdo al que más de uno parece estar dispuesto para garantizar la
gobernabilidad, sobre todo desde el Senado.
El segundo es el previsible golpe en la relación con los
sindicatos, peronistas también: la inflación; la caída del consumo; el aumento
de tarifas eléctricas no sólo, aunque sobre todo, en el área metropolitana,
todo rumbo a las paritarias; más los despidos en el sector público, unos cinco
mil, por ahora, según la ATE no kirchnerista.
¿Dónde están (¿vacacionando?) los jefes cegetistas Hugo
Moyano y Antonio Caló? ¿Qué fue de la cumbre reunificadora marplatense de la
CGT que anunciaron para la segunda quincena de enero?
Bien a cuento viene el borre sindical del artículo que, como
documento oficial, publicó el presidente de la Pastoral Social del Episcopado,
monseñor Jorge Lozano.
Advirtió en él sobre una “demonización” y “sutil xenofobia”
en contra de “organizaciones populares, verdaderas redes que fortalecen el
tejido social” y que “cuidan a los más frágiles ante el avance de la
globalización de la indiferencia”. Y remató: “Han perjudicado más al país
personajes ineptos e inmorales con importantes títulos académicos que los
dirigentes humildes”.
“El pronunciamiento surgió ante lo que se percibe como un
intento de demonización de los movimientos, no sólo de parte del Gobierno”, dijo
una fuente cercana al obispo.
Negó, por otra parte, que el contenido y el momento hayan
tenido que ver con la situación política nacional. Pero el pronunciamiento de uno de los obispos
más próximos al Papa en la práctica de la doctrina social de la Iglesia sucedió
en un momento particular: es el primer pronunciamiento episcopal durante la
administración Macri. Y se hizo en momentos en que se prolonga la polémica
detención de Milagro Sala, la líder de Tupac Amaru, y trascendió pocas horas
después del anuncio de la reunión de Macri con el Papa. ¿Casualidades?
¿Causalidades?
Macri tuvo un par de definiciones inequívocas respecto del
papel que, entiende, les cabe a los sindicatos ante las próximas paritarias
(“Hay que poner el hombro”) y del reclamo de recursos por los gobernadores
peronistas. Sucedió ello en Córdoba, su primer desembarco en el interior. “No
puede ser que se premie al que no haga bien las cosas”, dijo respecto a los
fondos provinciales, aunque no precisó de cuáles hablaba. Dicho sea de paso,
arrancó en Córdoba, siguió en Mendoza y continuará hacia Jujuy, precedido o
seguido de decretos de asistencia financiera.
Parecería estar empeñado en crear su “liga de gobernadores”:
casi 4.000 millones de pesos se anunciaron a Mendoza, Córdoba, Santa Fe,
Neuquén, Jujuy, Entre Ríos y Chubut, estas dos últimas gobernadas por el PJ no
K. Más aún, el gesto político
confirmatorio: Macri recibió y respaldó por el caso Milagro Sala al radical
Gerardo Morales, mientras su ministro del Interior, Rogelio Frigerio, atenuaba
el fuego de trece gobernadores peronistas, ardidos por el 15 % menos y el 168 %
más para el Estado porteño.
La relación Rosada-gobernadores PJ entró en un impasse,
después de la concesión que tuvo que hacer el Gobierno respecto de corregir el
alza de la coparticipación al gobierno porteño y de prometer el pago de fondos
atrasados para obras públicas.
También dependerá de la conducción del PJ: antes del 8 de
mayo tiene que decidir nuevas autoridades. Aunque los postulantes son varios,
desde el anti-K salteño Juan Manuel Urtubey y Daniel Scioli hasta los K Jorge
Capitanich y Guillermo Moreno, casi seguramente se resolverá un presidente
partidario por consenso: el sanjuanino José Luis Gioja será el encargado de
llevar al peronismo hacia las legislativas de 2017. De ellas dependerá cómo
sigue la historia.
(*) Economista
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