miércoles, 2 de diciembre de 2015

Cuentas pendientes

Por Román Lejtman
Mauricio Macri apurará la derogación del Memo con Irán cuando conozca oficialmente las razones secretas que sedujeron a Cristina para que intente enterrar la investigación de la AMIA. El presidente electo debe tener cuidado: un puñado de bandoleros pretende colar en la secretaría de Transporte (nacional y provincial) a ciertos operadores del actual oficialismo que son investigados en Estados Unidos por su relación con un intento fallido de transportar uranio enriquecido desde Buenos Aires a Teherán.

Macri también deberá pedir los contratos secretos que firmó Miguel Galuccio como director ejecutivo de YPF. El presidente electo podría encontrarse con acuerdos que suscribió Galuccio con sus exempleadores que implicaron millonarias erogaciones sin beneficios netos para YPF.

El 11 de diciembre, cuando termine de leer la cobertura periodística de su asunción presidencial, Macri debería pedir los acuerdos internacionales firmados con China. Cristina nunca explicó si había una vinculación geopolítica o de simples intereses económicos entre la base espacial en Neuquén y los u$s 4770 millones que prometió Pekín para construir las represas Néstor Kirchner -Jorge Cepernic sobre el río Santa Cruz.

La base espacial está eximida del IVA, los derechos aduaneros, los impuestos internos, sus empleados se rigen por la legislación china y su instalación causó malestar y desconfianza en Washington. En tanto que las represas Kirchner-Cepernic son construidas por empresarios amigos de Cristina y Carlos Zannini y repudiadas por grupos ecologistas que alertan sobre su impacto definitivo en el medio ambiente. Aunque CFK nunca lo explicitó, el presidente podrá comprobar que los créditos por u$s 4770 millones otorgados por China estaban atados a la habilitación de la base espacial.

Durante sus ocho años en el gobierno, Cristina dedicó su tiempo en leer los informes ilegales que le acercaba la SIDE sobre los personajes más influyentes de la Argentina. Esa persecución ilegal, financiada con fondos secretos, implica una responsabilidad jurídica que no se extingue con la salida de CFK de Balcarce 50. Cada expediente irregular abierto, con las escuchas telefónicas, los informes escritos y las fotografías pueden ser evidencia para una eventual causa sobre abuso de poder.

Asimismo, esa persecución ilegal utilizó partidas destinadas a fines legales o fueron embolsadas a través de la falsificación de expedientes o pistas que sólo servían para la apropiación ilegítima de los fondos públicos. Macri aún no designó al secretario de la Agencia Federal de Inteligencia (exSide), pero cuando lo haga tendría que pedir un informe de situación y sacar sus propias conclusiones. O, si quiere comprobar cómo funcionó un estado dentro del Estado, pedir su expediente. Si es que no fue destruido por Oscar Parrilli, muy atareado en borrar huellas y camuflar doce años de operaciones ilegales.

Por último, en esta lista apretada de causas pendientes que excluye la crisis económica, las relaciones mundiales y las futuras nominaciones en la Corte, Macri debería prestar atención al fuero federal porteño. No habrá justicia y castigo a la impunidad si no actúa en los tribunales de Py. La impunidad de Menem y la ausencia de persecución penal a los actos de gobierno de Néstor y Cristina Kirchner se construyeron en la relación dolosa de ciertos jueces federales y Balcarce 50.

Macri debe actuar allí, adonde el poder y las leyes se acomodaban por un cargo, una sugerencia en el Consejo de la Magistratura o una transferencia electrónica a dos bandas. Se trata de enfrentar una maquinaria poderosa que no tiene límites y puede condicionar o terminar a cualquier gobierno.

El presidente electo enfrenta una lista infinita de causas pendientes. Es una batalla perpetua, con escasos recursos y poderosos adversarios. Puede hacer historia. Depende de él y del apoyo que logre construir adentro y afuera de la Argentina.

© El Cronista

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