Por Nicolás Lucca
(Relato del Presente)
Medianoche del sábado para el domingo. Con un nivel de
alcoholemia capaz de alimentar una fogata sólo con su aliento, el presidente
del bloque de diputados del Frente Renovador, Alberto Roberti, empieza a putear
a todo el massismo y dice que en el ballotage votará por Scioli. Lo acusan de
cornudo y le dicen que a su mujer, la garrochista olímpica Mónica López, se la
mueve un notero de Crónica.
Domingo, 8.00 horas. Empiezan las elecciones. Los viejos
pican en punta pero, por primera vez, se nota un increíble componente de
jóvenes que siguieron de largo y fueron a votar tempranito. En pedo, pero
responsables.
10.50 horas. Paraná, Entre Ríos. A un militante de Cambiemos
le meten dos corchazos en la cabeza. El jefe de la policía provincial dice que
“no tiene nada que ver con la política”. Los medios oficialistas afirman que se
trató de un ajuste de cuentas. Nadie sabe mucho, pero tampoco parece importar.
Acá se han cargado a un fiscal y tampoco pasó demasiado.
12.42 horas. Vicky Xipolitakis se emociona con su deber
cívico y mete en la urna las boletas de Scioli, Massa y Macri. Se filma al
hacerlo y lo comparte en las redes sociales. Algunos la denuncian, otros se
preguntan si siempre tiene que meter cosas de a tres por turno.
13.00 horas. Empieza la semifinal del mundial de Rugby.
Aprovecho que no hay nadie y voy a votar. Scioli dice que Los Pumas son “el
modelo a seguir por la Argentina”.
15.00 horas. Perdieron Los Pumas.
15.15 horas. Fuentes cercanas al Sciolismo sostienen que el
candidato del oficialismo no pretende como modelo para el país vendernos como
los más grosos del mundo y perder siempre contra las mismas potencias. Sin
embargo, afirman que no ven con desagrado que se pueda llevar adelante una
patriada basada en laureles de campeonatos inexistentes, dado que así
gobernaron durante los últimos 12 años y mal no les fue. Por último, con una
mano en el gobelino izquierdo, indican que, bajo ningún punto de vista, puede
considerarse que el saludo del gobernador a la selección nacional de Rugby
minutos antes de la semifinal pueda considerarse yeta, mufa, piedra, ni ninguna
de sus variantes.
16.27 horas. Chaco. Una intendente del palo de Capitanich se
trenza de las mechas con una fiscal de Cambiemos. La hecatombe termina con la
fiscal detenida por agresión y la intendente denunciada por haber sido ella la
que agredió primero. A nadie le importó.
17.58 horas. Todavía no cerraron los comicios pero en C5N
afirman que Scioli ganó “por amplio margen”. Según los encuestadores se quedó
con el 105% de los votos, con un margen de error del 5%. Aplauden.
20.19 horas. Cristina llega a Aeroparque. Por las caras de
la recepción, no sabe si la pasaron a buscar los de la custodia o los de Lázaro
Costa. En La Plata, Aníbal Fernández chequea la señal y la batería del celular
para ver si no suena por alguna falla. Sabbatella le ofrece una sugerencia. Lo
manda a buscar café.
22.16. Aparece Scioli. No tiene la más puta idea de qué
decir, pero lo mandan al micrófono. Se le traba el chip y empieza a recitar,
sin repetir y sin soplar, todos sus lemas de campaña, uno atrás del otro. Luego
de mandar a la mierda a todos los que no lo votaron, solicita el voto que no lo
acompañó. En un pico de fiebre, el cassette se le engancha y cita a Juan Perón,
Raúl Alfonsín, el Papa Francisco, Cristina y Néstor en una misma oración. No
reconoce la victoria. Karina es la única que sonríe, pero no tiene idea de por
qué. Scioli saluda y promete volver más tarde.
22.30. Aparece Sergio Massa. Dice que seguirá luchando junto
a los jubilados y los trabajadores. Durante su discurso no se le fue nadie al
Frente para la Victoria. En La Plata, Aníbal todavía no recibió ningún llamado.
Reunido con su equipo, piensa qué hacer. Sabbatella volvió. No tenía monedas
para la máquina de café.
23.00 horas. En el bunker de Cambiemos suben al escenario
Rodríguez Larreta, Santilli, Vidal, Carrió, Sanz y Macri. Tiro un chiste tonto
en Twitter sobre un furcio de Mauricio. Boludos que se enteraron en 2013 que en
Argentina gobierna el kirchnerismo y personas con claros problemas emocionales,
me acusan de periodista mercenario kirchnerista. Veo que, para algunos, el
cambio no incluye el trato hacia la prensa. Me quedo con las ganas de hacer
chistes sobre Michetti cantando “hay que saltar” para evitar que me quiten la
ciudadanía.
23.36 horas. Los resultados que prometieron para las 23.00
siguen sin aparecer. Llaman a Guillermo Moreno para que les de una mano con el
dibujo de números. Guillote dice que no hace milagros. Aníbal recibe su primer
llamado. Es Sabbatella preguntando si el café lo quiere con azúcar o
edulcorante. Lo manda a la puta que lo parió.
00.01 horas del lunes 26. Julio Alak da la cara para
anunciar que tienen los primeros datos. Gana Macri a nivel nacional y Vidal en
la provincia. En el bunker de Scioli no lo pueden creer. En el de Macri, menos.
En el de Massa están barriendo. El de Del Caño ya había sido clausurado por
bromatología.
00.15 horas. Cristina está en Olivos y por el Luna Park no
pasó ni para ver quién toca. En la TV Pública aparece la 678 Girl, Nora Veiras,
y explica a la audiencia que Cambiemos “supo aprovechar las carencias de ocho
años de gestión de Scioli en la provincia de Buenos Aires”. Ya encontraron un
culpable. Asimismo, sostiene que Aníbal “fue el blanco de una campaña feroz de
los medios hegemónicos”. Dos culpables. De Cristina no habla.
00.26 horas. Una notera que canal 7 mandó a Río Gallegos se
convierte en la excusa perfecta para celebrar algo. Alicia Kirchner es
gobernadora y Máximo será diputado nacional. Cinco muchachos y un enano que
salta para salir en cámara celebran que el hijo de Cristina consiguió su primer
trabajo a los 38 años. El festejo dura poco: la asistencia al Congreso no es
obligatoria.
1.09 horas. En la TV Pública pasan un documental sobre boxeo
y literatura a cargo de Osvaldo Príncipi. Nos mudamos a C5N, donde las caras de
Roberto Navarro y Gustavo Sylvestre valen su peso en oro. Navarro dice que las
encuestas pueden fallar porque “la gente miente”. La hinchada le reclama al
director que lo saquen para cuidarlo.
1.25 horas. A Roberto Navarro se le sale la cadena y dice
que Scioli es el techo de Macri, que el de Cambiemos no tiene chances de
convencer al 50% de que lo vote porque es “neoliberal” y que su figura le
recuerda a la gente de “los años noventa”. Todavía no se enteró que Scioli no
perdió el brazo en Sierra Maestra.
1.30 horas. Scioli le emparda a Macri. Sylvestre dice que se
reconfigura la tendencia. No hay remate.
1.42 horas. Scioli, que había prometido volver a hablar con
su militancia, la dejó de garpe y se fue del Luna Park sin saludar, pero con
fe, con esperanza, con el upite lleno de preguntas.
1.46 horas. Scioli supera a Macri por dos décimos. Navarro
le come la boca a Marziotta y Sylvestre pasa corriendo en bolas por el estudio.
Llaman a más chicas, tres dealers y un burro.
2.00 horas. Denuncian desabastecimiento de ansiolíticos y
sedantes en Olivos e inmediaciones.
2.37 horas. Olivos. Cristina putea a Scioli por inútil, a
Néstor por haberse muerto, a la gente porque ya no la quiere y a Filmus porque
sí.
3.02 horas. La Plata. Aníbal replica a Cristina y putea a
Scioli por inútil, a la corpo por ensañarse con algunos detalles de su vida, a
Fito Páez por votar en Capital y a Sabbatella por traerle el café frío.
7.14 horas. Todos se fueron a dormir y la diferencia de
Scioli no pudo estirarse a los dos puntos. Aníbal da la cara, felicita a Vidal,
culpa a los periodistas por abrir la boca y afirma que su futuro podría estar
fuera de la política. Risas.
9.00 horas. Termina la primera mañana de las radios y no
pude evitar hacer zapping durante tres horas entre todas las sintonías oficialistas.
“¿Qué hubiera pasado si Cristina optaba por Randazzo?” repiten una y otra vez,
recordándonos a todos que en el Modelo que nos devolvió la discusión política
no discuten ni siquiera si pueden usar bóxer o sunga. “Macri no podrá hacer lo
que quiere porque la gente le sale a la calle”, es otra frase que escuché al
menos seis veces en distintas radios, en un claro ejemplo de que no recuerdan
todo lo que les chupó un huevo cuando millones salieron a la calle para putear
a Cristina en varias oportunidades.
9.52 horas. Macri empieza su conferencia de prensa
convocando a los votantes de Massa, a los cinco de Margarita, a los tres de
Adolfo y a los que mandó a la mierda Scioli. Los de Del Caño los dejó pasar
porque bastante tienen con tener que elegir entre el candidato de la derecha
neoliberal y el de la derecha neoliberal que encima representa al gobierno que
se la pasó reprimiéndolos.
12.11 horas. No lograron arreglar el chip de Scioli, pero de
todos modos empieza su conferencia de prensa y recuerda que su plan es
continuar con el “desendeudamiento, YPF” (SIC). Le propone a Macri un debate de
cara al ballotage. Risas. Algunos piden que Macri le diga que no en devolución
de gentilezas. Los que notaron los problemas que tiene Scioli para hablar en
territorio amigo, ruegan para que Macri levante el guante y acepte debatir con
el candidato de las tres respuestas.
13.00 horas. Las encuestadoras se cagan de risa de lo
ocurrido y tienen una erección de sólo pensar lo que van a facturar durante
otro mes de campaña.
15.00 horas. Ya se publicaron 16.829 columnas explicando lo
que pasó anoche y no quise quedarme afuera. Cambiemos no se metió en el
ballotage por haber tenido las mejores propuestas. Si sacamos al votante
informado (o sea, al que lee todo lo que tiene a su alcance y ya tenía su voto
definido) pocos tienen idea de qué propone Macri en concreto, como tampoco
tienen idea de qué propone Scioli. Si así fuera, no se pondrían la remera
naranja para gritarle menemista a Macri. Lo que sí tenían a su alcance era el
conocimiento de qué hizo cada uno de ellos y, muy fundamentalmente, qué
representa cada uno de ellos.
Curiosamente, la regla de la comunicación política dice que
las campañas se hacen hacia el futuro, para adelante. Pero el kirchnerismo
insistió en hacer campaña con el pasado. Hacerlo en 2005 les dio resultado con
el cagazo de la crisis a la vuelta de la esquina. Repetirlo en 2007 funcionó
porque los números económicos parecían que acompañaba y a nadie le molestaba
que ya dibujaran las estadísticas del Indec. En 2009 la torta se dio vuelta
porque jugaron con el pasado cuando la crisis que dijeron que no nos iba a tocar, no sólo nos tocó
sino que nos hizo un pibe. Para 2011, la ausencia de propuestas opositoras, las
pocas ganas de buscar otra forma de vivir que no fuera en cuotas, y los
sindicatos apoyando en masa, pusieron un resultado contundente. El voto velorio
también hizo lo suyo.
Ahora, recordar el pasado en 2015 es de sádico o
melancólico. Y no hablo de nosotros, que nos tiran con la década de los
noventas y se nos cae un lagrimón, sino del tipo que alguna vez votó al
kirchnerismo, que cada vez que le recuerdan la gestión de Néstor se le viene a
la mente el LCD en cinco mil quinientas cuotas, el dólar a tres pesos y la
inflación al 2% anual. Por ahí, el pasado glorioso de la subsistencia
subsidiada no le importaba en otro momento, pero ahora que sólo puede comprar
un par de medias de jueves a domingos para financiarlas en 12 cuotas, no le
pueden comparar lo que tuvieron con lo que perdieron. Es como el tipo que se
dejó estar y, tirado en calzones en el sillón con la buzarda llena de migas, le
pide a la jermu que no lo abandone en honor a la época en que tenía abdominales
y se bañaba aunque no hiciera falta.
Sólo a gente sin nada para ofrecer se le puede ocurrir hacer
campaña con el pasado victorioso cuando el país se está hundiendo en pobreza,
problemas estructurales y deuda pública interna y externa para tirar un mes
más. Encararon ese plan y les salió como el ojete. Por si fuera poco, Cristina
decidió mostrar su nivel de estadista al elegir ella las fórmulas. Perdió. Sí,
perdió Cristina. Y también lo saben todos dentro del kirchnerismo. La prueba se
puede notar en averiguar dónde estuvo La Cámpora ayer: con Aníbal. Sí, también
son unos genios a la hora de elegir, pero al menos conservaron las banderas que
rezan “No fue magia”. Claro que no fue magia, si se cagaron en todo y hasta nos
quitaron la única chance de paz que nos quedaba en medio de una campaña
invasiva y agotadora, al reventarnos a cadenas nacionales de a tres por semana
para inaugurar hasta las tinturas de L’Oreál.
Después se verá qué pasará en el ballotage. Y recién ahí,
también se verá que pasará más adelante. En la provincia, el tipo más
compadrito perdió contra Laura Ingalls. ¿Cómo superan eso? Les ganó la vicejefa
de la Ciudad que no media en nivel de conocimiento por buena parte del
electorado y con justa razón, porque el tipo del interior de la provincia no
tiene por qué saber quién es la presidente de la legislatura porteña. O sea, la
gente prefirió votar a la desconocida que al conocido. Mirá si no nos vamos a
cagar de risa.
Por otro lado, todavía no hay nada definido y falta el
ballotage. Pero a los que se preocupan por la gobernabilidad, les cuento que el
manejo de la calle de Buenos Aires (la que sale en los medios y se replica en
todo el mundo) se define en la provincia, en los sindicatos y, puntualmente, en
el conurbano bonaerense. Ahí perdieron también en algunos distritos imposibles
y la provincia quedó en manos del macrismo. ¿Los sindicatos? Se adaptan al que
les dé bola.
Mientras tanto, lo único que queda es pensar que, si
Cristina no buscó este resultado, es para cagarse de risa de acá hasta nuevo
aviso. ¿El futuro? Mañana vemos.
Martedi. Sea solidario. Adopte un kirchnerista.
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