domingo, 31 de mayo de 2015

Cada domingo apunta a las presidenciales

En un dilatado calendario electoral, el oficialismo y la oposición están pendientes
de los comicios provinciales.

Nacionales - Desde la recuperación democrática, cada año impar es electoral. Pero nunca mejor aplicada esa definición para este 2015, en el que los argentinos ya viven pendientes de los resultados que las urnas develan a lo largo y ancho del país.

La causa es el dilatado calendario electoral ya en marcha, que tiene la particularidad de otorgar pequeñas victorias semanales a cada una de las partes que buscan el premio mayor en octubre. Si hay triunfos, hay obviamente derrotados. 

Lo cierto es que cada domingo en el que se realizan elecciones durante el presente año -de aquí hasta las definitivas de octubre-, son motivo de expectativa y de utilización política por parte de los que así sea de manera tangencial, participan en las mismas.

El cronograma electoral es, como dijimos, bastante largo y reforzado por celebrarse ahora en muchas provincias elecciones internas que se viven como generales, lo que en esos casos duplica los llamados a votar.

Convengamos que hubiera podido ser aún peor, de no haber existido un pedido expreso de la Casa de Gobierno a los gobernadores oficialistas para que no desdoblaran los comicios. Puntualmente se le hizo al jujeño Eduardo Fellner, que ante la incertidumbre electoral en su redil, coqueteaba con la posibilidad de desdoblar su llamado a elecciones. Al final, no lo hizo, pero otros sí. Vaya si lo hicieron.

Cosa que suele suceder cuando hay elecciones presidenciales y el resultado es incierto: los gobernadores prefieren curarse en salud y no exponerse a que “una ola” opositora pueda arrasar con ellos.

Tampoco es un capricho de todos los gobernadores disociar las elecciones locales de las nacionales; en muchos casos las constituciones locales así lo establecen. Es lo que sucede tradicionalmente en provincias como Santa Fe o Córdoba, y es lo que establece también la Carta Magna en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Lo cual no implica que no puedan unificarse, pero para ello debe aprobarse una ley que lo habilite.

De hecho, en esta capital sucedió en 2003, 2009 y 2013, cuando las autoridades porteñas hicieron que legislativas locales coincidieran con las nacionales. Y es lo que se especulaba que se hiciera este año también con las elecciones ejecutivas, razón por la cual el macrismo jugó hasta último momento con esa posibilidad, debatiendo internamente si convenía hacer coincidir las PASO locales con las nacionales, y luego las elecciones para jefe de Gobierno con las presidenciales de octubre, para jugar con el arrastre de Mauricio Macri en la boleta nacional.

Finalmente se decidió desdoblarlas, estableciendo un calendario que pudiera escalonar eventuales triunfos macristas el 26 de abril, el 5 de julio y, en caso de ser necesario, en el balotaje del 19 de julio, a dos semanas de las PASO de agosto. A la hora de ordenar el calendario, claro está, el Pro no especuló con posibles traspiés.

Más de quince elecciones

Tan nutrido es el calendario que establece la existencia de hasta 17 elecciones previas a las PASO del 9 de agosto, distribuidas a lo largo de diez domingos. En rigor, en caso de que todos los balotajes posibles lleguen que realizarse, serán 34 las elecciones que habrá hasta fin de año. Y 16 los domingos utilizados para tal fin.

El calendario electoral arrancó bien temprano, el 12 de abril, con las elecciones primarias salteñas que favorecieron al gobernador actual Juan Manuel Urtubey, motivando el consiguiente peregrinaje de los precandidatos kirchneristas para celebrar la victoria.

El candidato opositor, Juan Carlos Romero, contó con la adhesión de Sergio Massa y, en menor medida, Mauricio Macri. Ergo, no hubo festejo opositor, salvo uno pequeño del tigrense, que le ganó la interna en la capital salteña al candidato apoyado por el Pro, el diputado nacional Guillermo Durand Cornejo.

A la semana siguiente, el 19 de abril, sí celebró la oposición, pero más que nada el radicalismo, que monopolizó la victoria en las PASO de la fórmula radical que venció al oficialismo en Mendoza. En este caso Macri -en mayor medida- y Massa también apoyaban a la fórmula Cornejo-Montero, pero los dos recibieron pedidos de permanecer en Buenos Aires, y en las fotos solo hubo radicales.

Incluso el presidente del Comité Nacional y precandidato presidencial, Ernesto Sanz, convocó a todos sus correligionarios candidatos para retratarse juntos. Fue el mejor fin de semana del radicalismo en mucho tiempo.

Después vinieron las PASO porteñas, celebradas el mismo 26 de abril que las de Neuquén. En Capital Federal, se anotó una notable victoria el macrismo, y el traspié kirchnerista se potenció ante la fallida celebración de un segundo lugar al que no accedió su candidato a jefe de Gobierno. Hubo también traspié del Frente Renovador, cuyo candidato Guillermo Nielsen no alcanzó a superar siquiera el mínimo requerido para acceder a la elección general.

En el caso neuquino, fue la primera provincia del país en definir gobernador, pues allí no hay PASO, ni balotaje. Y se impuso -como siempre, desde hace décadas- el Movimiento Popular Neuquino, por lo que no hubo proyección nacional del resultado, más allá de que coyunturalmente el MPN sea aliado estratégico del FpV en el Congreso. Y más allá también de que el massismo haya alardeado por un momento sobre una supuesta alianza con ese partido, desmentida después por el ganador.

Menos mal que Sergio Massa -deseoso de alejarse lo más posible de la Ciudad de Buenos Aires ese día- no viajó a Neuquén, como dijo haber previsto ese día y suspendido por el tema de las cenizas volcánicas.

La cita siguiente fue el 17 de mayo, en Salta, donde Urtubey estiró la ventaja obtenida en las PASO y volvieron a festejar los precandidatos kirchneristas que volvieron a viajar a la provincia. Fueron menos, eso sí, por la ausencia de Daniel Scioli y otros precandidatos ya fuera de circulación por el “baño de humildad”.

Allí hubo premio consuelo ese domingo para Sergio Massa, cuyo candidato reiteró su victoria de las PASO en la capital provincial y se convirtió en intendente. Al día siguiente, apareció en Tigre junto a Massa, reclamando como su referente una gran PASO de la oposición.

Una semana después, el 24 de mayo, fueron las PASO en Chaco. Allí, el peronismo confirmó el triunfo que auguraban las encuestas, pero de la mano de Jorge Capitanich -candidato a intendente de Resistencia- estiró la diferencia pronosticada. Con el agregado de vencer a la oposición encabezada por la intendenta radical Aída Ayala, que había acumulado el apoyo de los precandidatos opositores Mauricio Macri, Sergio Massa, Ernesto Sanz y hasta Margarita Stolbizer. Si bien fue una elección interna, la magnitud de los guarismos enfrió los ánimos de la oposición, que verificó que la suma de voluntades no siempre se traduce en votos. Operó allí también un detalle no menor que se debe tener en cuenta: más allá de haber puesto a jugar en la elección al muy popular Jorge Capitanich, el peronismo gobernante impuso en esa elección las mismas boletas en toda la Provincia. Y tratándose del mismo modelo, todas las boletas tenían estampados la nómina de todos los intendentes provinciales, pero uno en particular. Sí, claro, Capitanich, en letras de molde y foto incluida.

El Tribunal Superior autorizó la jugarreta pocos días antes de la elección y eso tuvo su arrastre considerable. El tema es que el argumento de la Justicia provincial fue que lo de la foto y los nombres comunes en todas las boletas se podía hacer tratándose de una elección interna. En las generales, previstas recién para el 20 de septiembre, todo puede ser muy diferente, pues para entonces habrán transcurrido las PASO nacionales, con el efecto que a nivel Nación ello pueda generar. Y además, la intendenta de Resistencia, Aída Ayala, convocó a elecciones en su municipio recién para noviembre, por lo que Capitanich ya no estará presente en las boletas. Sí estará su apellido, pues su hermano es candidato a vicegobernador.

El eventual balotaje chaqueño está previsto para un mes después, el 18 de octubre.

Las elecciones que vienen

De aquí en más, estas son las elecciones que nos esperan. Habrá cita doble el 14 de junio, con las definitivas en Santa Fe y las generales rionegrinas. Según se presume, ese domingo podrían festejar el PRO, consagrando a Miguel del Sel gobernador -en caso de que repita la elección de las primarias-, y el kirchnerismo de la mano del senador Miguel Angel Pichetto en la provincia patagónica. Si no festeja allí el kirchnerismo, lo hará el gobernador Alberto Weretilneck, que la última semana confirmó que deshizo su alianza con el Frente Renovador y ahora representa una fuerza provincial.

Los mendocinos vuelven a las urnas una semana después, con la expectativa de que festeje la oposición en general y los radicales en particular. El oficialismo peronista tiene expectativas de revertir la elección de las primarias, tan lejos no habían quedado, pero se les hará muy difícil.

Ese mismo 21 de junio, eligen autoridades en Tierra del Fuego. Y el ineludible balotaje tendrá lugar una semana después, el domingo 28.

Siete días más tarde, habrá un superdomingo. El 5 de julio se vota nada menos que en cinco provincias. Será la primera vuelta en la Capital Federal, como así también elegirán gobernador en Córdoba y La Rioja.

En la elección porteña se descuenta una victoria del Pro, pero la incógnita radica en si Horacio Rodríguez Larreta obtendrá el número suficiente para evitar el balotaje -difícil-.

En Córdoba, pese a la unión opositora, al radical Oscar Aguad no le alcanzaría para vencer al delasotismo, bien representado por el diputado nacional y exgobernador Juan Schiaretti, más allá de que en la Provincia Macri lidere las encuestas presidenciales, por arriba de José Manuel de la Sota.

En La Rioja será el primer gran desafío para una provincia gobernada por el kirchnerismo, en la que el radical Julio Martínez ya se impuso en 2013 y espera llegar a la gobernación, apoyado por su partido, el Pro y el Frente Renovador. Hay resultado abierto.

En Corrientes también votan ese día, pero son legislativas, pues el gobernador ya se eligió en 2013. Y también habrá elecciones ese 5 de julio en La Pampa, aunque allí se disputan las PASO. Allí el Pro hizo un interesante acuerdo con el radicalismo, pero el peronismo pampeano suele ser favorito.

El 19 de julio es la fecha prevista para el balotaje porteño, como aperitivo de la primera gran cita nacional, las PASO del 9 de agosto. Ese domingo, además de elegir todas las provincias candidatos nacionales, van a internas provinciales Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Entre Ríos y San Juan.

Para el 23 de agosto se prevén las elecciones generales en Tucumán, donde el kirchnerismo y la oposición están cabeza a cabeza. Por este último sector, el diputado radical José Cano cuenta con el apoyo de macristas y massistas y sus chances son altas.

En septiembre, la única cita prevista son las elecciones generales del Chaco, y para octubre el ya mencionado balotaje en esa misma provincia el domingo 18.

Y una semana después, la gran cita: las presidenciales del 25 de octubre, que coincidirán con la elección de autoridades en Buenos Aires, Catamarca, Chubut, Entre Ríos, La Pampa y San Juan.

El último peldaño de este cronograma de elecciones escalonadas está previsto para el 22 de noviembre, fecha destinada al eventual balotaje presidencial que, de concretarse, será la primera vez que ocurra en la Argentina.


Informe: Parlamentario.com

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