Hoy es nuestra bandera de lucha
Por Natalia Morales
Evelia cae muerta delante de sus alumnos y ellos escapan
hacia el monte junto a la joven que estaba con ellos. Ellos temen ser
asesinados igual que su maestra. El asesino, un lugareño del paraje El Bobadal,
60 km al este de la ciudad de Tartagal, al norte de Salta, fue quien disparó la
escopeta, el viernes 3 de octubre por la noche, después de que Evelia lo haya
echado de la escuela, por intentar abusar sexualmente de una joven a quién la
maestra brindó asilo.
Pasadas las horas y el día, una directora de otro paraje
cercano en el monte salteño, es informada de la situación y es quien avisa a
las autoridades del hecho, con la dificultad hasta de poder comunicarse por
teléfono, ya que en estos lugares la señal de celulares y otros servicios como
agua y gas son un privilegio. Así el agresor escapó y sigue prófugo.
Pasaron las horas y la noticia del asesinato de Evelia
empezó a conocerse y generó una gran conmoción en sus compañeras docentes.
Evelia, fue parte de la lucha que dieron los Docentes Unidos de Salta, contra
los salarios miserables, como los $4.000 y monedas que ella cobraba, pero
también contra las pésimas condiciones de trabajo a la que se ven sometidos los
docentes y muchos más los rurales. Su trabajo como el de miles de docentes
golondrinas, es el de migrar de una escuela a otra. El desarraigo pesa como
parte de sus equipajes. Zonas de difícil acceso vehicular, sin transporte, sin
electricidad, sin señal de teléfono.
Lejos de sus afectos, las maestras van tejiendo relaciones
con sus alumnos con los que convive, como sucedió con Evelia, en la escuela albergue,
pero también con sus pobladores, la mayoría de pueblos originarios, quienes van
curtiendo la vida de estos trabajadores que se ven indagados a involucrarse y
no mirar al otro lado, ante las situaciones más difíciles que viven estos
sectores dejados al abandono y la miseria por parte del gobierno provincial y
nacional. En Tartagal la desnutrición y el hambre prevalece sobre los adultos y
los niños, como también el Roundup que consumen al beber las pocas fuentes de
agua contaminadas por el veneno que fertilizan sobre la soja y sobre sus
cabezas y son las mujeres las que cotidianamente se ven sometidas a distintas
formas de violencia por ser mujeres, por ser pobres y también por pertenecer a
etnias de pueblos originarios.
Evelia murió asesinada delante de sus alumnos defendiendo a
una mujer que no quería ser abusada, ni golpeada, ni sometida, como miles de
mujeres que viven la misma situación en distintos puntos del país. A una mujer
cada treinta horas que DICE NO le cuesta la vida. En Salta ya son trece las
mujeres asesinadas. Evelia dejó una enseñanza para esos niños que es la defensa
de sus derechos. Para nosotras un motivo más para seguir organizándonos. Hoy
Evelia es también nuestra bandera de lucha.
© golondrinasenvuelo.blogspot.com.ar
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