domingo, 4 de mayo de 2014

Comienza una semana clave en el conflicto docente

La última asamblea de la docencia salteña el viernes.


Por Javier Luifa

Este lunes comenzará una semana en la que el conflicto docente mostrará aristas que podrían conformar o disgustar a los protagonistas de esta crisis: los propios maestros y el Gobierno que llegan a más de un mes sin clases en un tire y afloje que ha mostrado posiciones irreductibles en ambas posiciones.

Pero, sin dudas, será el Gobierno el que deberá asumir la mayor parte de la responsabilidad luego de la pobreza argumental para justificar, a su vez, la pobreza salarial en la que tiene sumidos a todos sus empleados aunque solamente los docentes le hayan protestado por la humillante situación.

Y quizás allí resida buena parte del sustento de esa deplorable argumentación oficial, ya que el gobernador Juan Manuel Urtubey jamás toleró rebeldías durante sus gestiones y, cuando éstas existieron, logró disimularlas muy bien, ocultándolas de la opinión pública con el aporte del periodismo oficialista de crecientes bolsillos llenos.

Sin embargo, justo en el año en que se floreó con dobles candidaturas y con la pretensión de instalarse en el plano nacional, su castillo de naipes (salvo algún difícil salvataje que le ofrezcan desde la Casa Rosada) se viene derrumbando inexorablemente de la mano de la crisis a la que creía tener controlada.

El reclamo docente es justo y legítimo. Los entuertos de la asamblea entre facciones internas, no descalificaron el reclamo que, en varios tramos, contó con la simpatía de muchos ciudadanos que comienzan a hartarse de Urtubey, el gobernante que “no hizo nada” en sus dos períodos de gestión, según el común y popular comentario.

A tal punto el conflicto ganó en relevancia (y en justicia) que el Defensor del Pueblo de la Ciudad de Salta dio marcha atrás en su intento de judicializar el conflicto. Tres personas lograron que un juez intimara a los maestros a volver a las aulas, desconociendo los más elementales derechos que las constituciones de la Nación y de la Provincia garantizan y corriendo el eje de la responsabilidad que corresponde al administrador del Estado, esto es, el Gobierno. Además, el imposible cumplimiento de la orden judicial (debería haber notificado a más de 20.000 docentes) convirtió su orden en una inservible inclinación ante el poder político.

Y la semana será clave porque la asamblea del último viernes fue multitudinaria, aunque le pese a la sevicia oficialista que el periodismo a sueldo desplegó en estas dos últimas jornadas con ataques que bordearon el territorio del nazismo y con una virulencia propia, precisamente, de aquellos que solamente defienden los intereses de sus bolsillos.

El alejamiento de Víctor Gamboa y su SiTEPSa, del seno de la asamblea de los “autoconvocados”, no es otra cosa que la repetición de un síndrome que ese dirigente viene ostentando desde 2007: su intolerancia ideológica y sus acuerdos espurios con el Gobierno de turno. En 2008 dio otra muestra y lo repitió el último miércoles llamando a levantar una medida de fuerza en la que la unidad de la docencia era el verdadero sostén de esa lucha.

El desmedido ataque al Partido Obrero por parte de Gamboa (que dos días antes restaba presencia e importancia al trotskismo salteño) lo dejó del indefendible lado del Gobierno. A su vez, el Partido Obrero operó, como sabe hacerlo en este tipo de crisis sociales, con su propia cuota de intolerancia: tratar de acallar las voces disidentes en la asamblea calificándolas peyorativamente de “derechistas” y buscando impedir que los medios de prensa oficialistas ingresaran al último plenario “porque están en contra de esta asamblea”, como justificó Cristina Foffani.

En esta lucha de intereses, sin embargo, perdieron el Gobierno, Víctor Gamboa y su SiTEPSa y el Partido Obrero, ya que muchos maestros quedaron luchando por el interés colectivo de su sector y no por estas facciones.  La multitudinaria asamblea del viernes hubiera sido imposible para cualesquiera de este tres actores. Hasta maestros afiliados al Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) y al radicalismo, actuaron con mayor cordura interna que esos sectores.

El lunes es, claro, una semana clave. Que vuelvan a trabajar algunos maestros o que se mantenga incólume el paro por tiempo indeterminado, no exhibe, necesariamente esa “ruptura” sino, por el contrario, muestra la fortaleza del sector que, si se viera disminuida esta semana, habrá abierto, por el contrario, una brecha incurable en el poder despótico provincial ya que habrá demostrado su fuerza colectiva hacia el futuro.

El Gobierno, a su vez, si atina a llegar con menos heridas al final de su período, deberá prestar más atención a este tipo de reclamos, a esta altura, imposibles de detener por la esencia de su legitimidad.

La torpeza de la administración de Urtubey (descuentos, persecuciones, o medidas disparatadas de traslados, entre otras) pueden convertirse en una agonía para el Gobierno hacia 2015. Ya, como se dijo, prácticamente perdió su aspiración nacional (nada menos que la Presidencia de la Nación) y corre el riesgo de derrapar, inexorablemente en su tercera aspiración provincial.

© Agensur.info

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