domingo, 1 de diciembre de 2013

Un Gobierno antagonista con su pasado

Por Gabriel Profiti
Con distintas velocidades, el Gobierno decidió corregir el rumbo en materia política, económica y diplomática, pero uno de los cambios más palpables es su decisión de dejar atrás al conflicto como herramienta y vector de poder.

El encargado de renovar el aire político fue Jorge Capitanich, quien asumió plenas funciones de la Jefatura de Gabinete ante la convalecencia de Cristina Kirchner. Capitanich convocó a los mandatarios opositores de la Ciudad, Mauricio Macri, y Santa Fe, Antonio Bonfatti, al tiempo que anticipó cambios en los aspectos más controversiales del Fútbol para Todos, cuya publicidad agresiva marcó la era combativa K.

Macri había dialogado con Cristina Kirchner sobre la posibilidad de remover el cerco perimetral de Aeroparque para ampliar la Autopista Illia, un reclamo que ya llevaba varios años, pero a mitad de semana se sorprendió con la concesión a ese pedido comunicada por el ministro Florencio Randazzo.

El maquillaje quedó reflejado en la salida de dos funcionarios del ala dura del círculo de decisión del poder: Guillermo Moreno, de la Secretaría de Comercio, y de Juan Manuel Abal Medina, de la Jefatura de Gabinete.

Esos cambios dan cuenta de que Cristina Kirchner tomó nota del cansancio de un sector de la sociedad respecto a una forma de hacer política basada en la confrontación y que en los últimos años se reflejó en su relación con el campo, los grandes grupos de medios, la Justicia y la Iglesia.

Así, da la impresión que concluye una etapa en la que el conflicto fue medular para el ejercicio del poder, inspirada en la construcción amigo-enemigo del filósofo alemán Carl Schmitt y sostenida por los aportes actuales de uno de los gurúes del kirchnerismo Ernesto Laclau y su esposa belga Chantal Mouffe.

Algunos plantean que el cambio de modales implica una nueva simulación del Gobierno -y del peronismo que recuperó protagonismo- para mantenerse en el poder. Pero lo cierto es que con una Presidenta sin posibilidad de ir por una re-reelección, la propia sucesión marca una etapa que finaliza.

Capitanich y otros posibles candidatos presidenciales, tanto del oficialismo como de la oposición -Daniel Scioli, Sergio Massa, Macri, Hermes Binner o Julio Cobos, entre otros- plantean a priori que la traza hacia liderazgos más moderados.

Frente externo

La concordia interna fue correspondida por el preacuerdo establecido para la indemnización de la empresa Repsol a instancia de los gobiernos de España y México, cuya consecuencia directa será una sutura diplomática con los europeos y otros países.

El Gobierno espera encadenar un dominó de noticias favorables a partir de este giro externo que incluye el acuerdo ya firmado con empresas estadounidenses en el Ciadi, un posible entendimiento con el Club de París y la difícil negociación con los fondos especulativos por la deuda en default.

El objetivo final ahora es que la Argentina consiga financiamiento externo para frenar la sangría de reservas y promueva la llegada de inversiones.

Sin embargo, este propósito todavía se encuentra en su fase inicial y es complejo. Además, el pragmatismo político de Capitanich es más claro que la doctrina económica del ministro Axel Kicillof, que combina recetas heterodoxas y ortodoxas.

La influencia papal
Aquella pulseada entre Néstor Kirchner y el entonces jefe del Episcopado Jorge Bergoglio y esta sintonía de Cristina Fernández con el ahora Papa Francisco son contradictorias y también forman parte del giro oficial más amplio en el ejercicio del poder.

La Iglesia había sido uno de los tantos adversarios políticos del kirchnerismo durante la década pasada, por sus concepciones conservadoras, pero ahora pasó a ser escuchada a partir de la enorme influencia del Papa argentino.

El volantazo quedó reflejado en el proyecto de reforma y unificación del Código Civil y Comercial aprobado esta semana por el Senado, con varias modificaciones a pedido de la Iglesia que incluyen retrocesos en las políticas oficiales.

También, en la designación del sacerdote Juan Carlos Molina como nuevo titular de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), luego de un llamado de atención del Episcopado. El atenuante es que Molina es un cura cercano a los Kirchner.

Las modificaciones al proyecto original de Código Civil original fueron impulsadas a riesgo de profundizar grietas dentro de propio kirchnerismo, especialmente con los guardianes de las batallas ideológico-políticas del pasado.

Esta semana organizaciones oficialistas como el Movimiento Evita, el CELS y la CTA dejaron en claro sus diferencias con la reforma, en tanto que Miguel Pichetto, jefe del bloque de senadores, no ocultó su deseo de que la Cámara de Diputados dé marcha atrás con algunos cambios, particularmente el controversial 19, que define el inicio de la existencia humana. Esos sectores sienten que perdieron muchas de las batallas ganadas en la última década.

© NA

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