sábado, 12 de octubre de 2013

Liliana Bellone: la lectora de Puccini

En esta entrega de Narradoras Argentinas, repasamos la obra de la narradora, poeta y ensayista salteña Liliana Bellone, y presentamos tres ficciones breves.

Liliana Bellone
Por María Teresa Andruetto

En sus novelas, que Liliana Massara llamó novelas del desconcierto, novelas abatidas, y en sus cuentos, se reflejan la asfixia de la vida en provincia, la relación campo/ciudad, civilización/barbarie y cultura foránea/cultura autóctona que ha vertebrado casi toda la literatura argentina. 

En Augustus, que ha sido vinculada con la película La ciénaga de la también salteña Lucrecia Martel, Liliana Bellone reescribe la historia del noroeste argentino a partir de la confrontación social, los procesos de transculturación, la condición femenina, los tabúes sociales, la opresión y el aislamiento. Esta cuentista y novelista leída y premiada por los cubanos y por la academia italiana, cuyos libros son inhallables en nuestra Córdoba, escribe ficciones que hacen foco en las disputas del siglo XIX y el XX y se proyectan en nuestro presente, en el acontecer cotidiano de la nación.

Se dijo  de  ella

"Pasado, presente y un innombrado futuro fantasmagórico se alternan con un ritmo agudizador del estado de ánimo marcado por el desaliento y la desilusión… hay un definitivo espacio único, la provincia, aun más sobrecogedora que el tiempo congelado de los recuerdos de la protagonista. Augustus es, ante todo, la vida opresiva del 'interior'". 

Mirta Yañez, Revista Casa de las Américas. La Habana. Nº 196, julio-septiembre 1994
"Novela epistolar que se construye dentro de la novela, autobiografía que desborda límites, ni diario ni memorias, en todo caso, escritura fragmentada que condensa entre los fragmentos, las huellas de lo autobiográfico, la posibilidad de ser por la escritura, sujeto que escribe para poner en escena un simulacro de su identidad. Fragmentos de siglo de Liliana Bellone: memoria, identidad y discurso.

Nilda María Flawiá de Fernández y Liliana Massara. Primer Congreso Internacional Celehis de Literatura. Mar del Plata, 2001.

"Escrituras desde el margen. La producción de Liliana Bellone, escritora y poeta salteña contemporánea, se sitúa en este mapa, en donde no solamente el margen, en sus múltiples construcciones, se propone como definitorio de una modelización literaria, sino también la misma condición de mujer, condicionándola de esta manera en una doble periferia frente a la palabra. 

Fernanda Elisa Bravo Herrera, XXXIII Congreso Internacional de Americanística. Organizado por el Centro Studi Americanistici “Circolo Amerindiano” Onlus. Perugia, 2011.

Ella dijo

“Después de escribir la novela Augustus me reconcilié con mi entorno familiar y con la sociedad salteña”. 
A 20 años de obtener el Premio Casa de las Américas en La Habana, Cuba. Nuevo Diario, Salta. 1º de octubre de 2013. 

“… la realidad se impone tanto que condiciona ciertas miradas, en este caso semejantes, surgidas desde la óptica femenina y que hacen hincapié en la asfixia provinciana, los prejuicios y el encierro familiar, en el estancamiento que aparece en la novela en la figura del estanque y en el filme en la piscina con agua donde nadie se sumerge pues está en mal estado”. 
Nuevo Diario, Salta. 1º de octubre de 2013. 

Textos  de  Liliana  Bellone

El cucú

De pronto recordé al cucú, en la cocina de la casa de mi tía Alba, una mansión que para mí representaba algo así como un castillo, pues tenía dos plantas, tres patios, cocheras y despensa donde se almacenaban dulces y fiambres para el invierno a la manera de las viejas costumbres.

El cucú daba las horas con su trino y todos insistían para que lo mirara, pero, cosa extraña, yo nunca pude verlo. Tal vez era muy pequeña o muy distraída. Entonces olvidé al cucú. Legué a pensar, durante esta mañana en que el sueño me mantenía aún amarrada a su mundo, que esa maravillosa máquina doméstica había sido una fantasía de la infancia y que nunca había existido. Recordé algunas líneas de Borges, casi dormida todavía, en donde dice que al paso de los años todo es igual, el que algo haya sucedido o no haya sucedido, y más aun, el que hayamos sido o no hayamos sido, pues nuestras nadas poco difieren.


La pecera

Las ocho y media de la mañana. La pecera abre sus puertas blindadas. Entran los empleados. Los clientes aguardan afuera. Los empleados como peces de colores abren las cajas y ponen en funcionamiento las computadoras. Caminan, conversan, aguardan como automovilistas de competición la hora de largada…

La pecera es una enorme boca luminosa. Como un sueño, la burbuja de vidrio nos deja pasar y comienza un día más de plástico y simulación entre los cajeros automáticos y los cheques, hasta la tarde, cuando se apaguen las luces y el silencio invada ese dominio de fórmica, cables y teléfonos, sin pensamiento, sin alma, que es un banco.


La casa

Pasen, verán que soy una ruina. Por acá anduvieron delicados pasos de niña y después pasos de varón. Ahora no hay nadie, mi vejez se mantiene entre las columnas donde habitan gatos y murciélagos. Quedan de mi opulencia los frescos del vestíbulo que hizo pintar mi primer dueño, un caballero italiano que añoraba su tierra, la torre que construyó uno de sus hijos, un soñador que imaginaba castillos y partidas de caza y que se refugió en fantasmas enfermizos para sobrevivir al mundo de zarzas y espinas de este lugar del mundo, quedan también los senderos del parque que fue poético, sí, poético y que guarda aún numerosos secretos. Ahora las lluvias interminables del verano roen mi cuerpo mientras me derrumbo y me oxido. Pero abran las puertas y verán el más bello baile de disfraces y a la más hermosa pareja de enamorados de la tierra, mientras leen un libro extraño con letras góticas que narra la historia de otros enamorados como ellos que leen también la historia de otros enamorados (La Divina Comedia, Canto V, Francesca y Paolo). Y verán también a una niñita que desliza sus dedos por el teclado del piano, a una muchedumbre con ojos asombrados y vestimentas con plumas, una sonrisa y unos ojos incitadores y escucharán rumores y el tintineo de lozas y cristales, verán tal vez el fuego de la chimenea y los objetos preciosos del hogar. 

Abran mi puerta que chillará como los gatos, entren, contemplen la devastación minuciosa del tiempo.


Perfil. Liliana Bellone nació en 1954. Se graduó en Letras en la Universidad Nacional de Salta, ciudad donde ejerció la docencia y la investigación. Publicó las novelas Augustus (Premio Casa de las Américas, La Habana, 1993/ Actea, 1994, El Robledal, 1999), Fragmentos de siglo (El Robledal, 1999), Las viñas del amor(Ediciones Crear, 2008), Eva Perón, alumna de Nervo (Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina, Colección del Bicentenario, 2010); los libros de cuentos El rey de los pájaros (Fundación de Canal 11, Salta, 1992), De amores y venenos (El Robledal, 1998), De la remota Persia y otros cuentos (Víctor Manuel Hanne Editor, 2004), Estas que fueron pompa y alegría (Ediciones Retorno, 2007); los libros de poemas Retorno (Premio Provincial, Dirección de Cultura de la Provincia de Salta, 1979), Elegía en primavera (Ediciones Retorno, 1988), Voluntad y otros poemas(Comisión Bicameral de Obras de Autores Salteños, 1994), Convergencia (Ediciones Retorno, 1986), El Cazador (Ediciones Retorno, 1991), La travesía del cuerpo(Fundación del Banco del Noroeste, 1992) y la obra de teatro …Y sonaba el minué… (Premio de la Provincia de Salta, 2010). Recibió, entre otras distinciones, el Casa de las Américas 1993, el Premio Provincia de Salta/Poesía 1977 y el Premio Provincia de Salta/ Obras Dramáticas, 2010 y fue distinguida por Fondo Nacional de las Artes, Congreso de la Nación Argentina, Cámara Cubana del Libro y Asociación Argentina de Actores, entre otras muchas instituciones. Tiene inédita una novela que lleva por título Puccini y trabaja en el ensayo Borges, el otro y el peronismo y en un libro de cuentos titulado La lectora

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