sábado, 10 de agosto de 2013

“¿Cuántas páginas serían necesarias para registrar fragmentos de la calidad estética de Falú?”

Artistas locales rindieron homenaje al maestro
Eduardo Falú, fallecido el último viernes.
Cultura – “¿Cuántas páginas serían necesarias para registrar fragmentos de la calidad estética de su obra? ¿Y cuántas otras para indicar, someramente, los hallazgos con que aportó significativas exclusividades el mundo de la guitarra?”, fue el mensaje del poeta y escritor Hugo Roberto Ovalle al referirse a la figura de Eduardo Falú, fallecido el último viernes, a los 90 años de edad.

El mensaje de Ovalle fue leído por el poeta y periodista Nelson Francisco Muloni, en el curso de un homenaje que artistas locales hicieron al gran maestro de la música popular latinoamericana, en el anfiteatro “Eduardo Falú”, poco después de las 18:00 de este sábado.

En el acto, estuvieron presentes, además de Ovalle y Muloni, entre otros, Enrique ‘Chichi’ Ibarra, ‘Pitín’ Salazar, Silvia Barrios, Julio César Ulivarri, ‘Chuña’ Gauna, Raúl Rojas, Benjamín Toro, Roberto Ternán, y numerosos amigos del artista fallecido. También participaron de la ceremonia, el secretario de Turismo y Cultura de la Municipalidad de Salta, Rodolfo Antonelli y el empresario periodístico Roberto 'Tito' Romero.

Los creadores colocaron una ofrenda floral al pie del monumento que recuerda, tras lo cual se leyó el mensaje de Ovalle en representación de los artistas salteños.

El mensaje completo, expresa lo siguiente:

¿Qué se puede decir ante la muerte de un hombre así?

¿Cuántas páginas serían necesarias para registrar fragmentos de la calidad estética de su obra? ¿Y cuántas otras para indicar, someramente, los hallazgos con que aportó significativas exclusividades el mundo de la guitarra?

Andrés Segovia, Paco de Lucía y Eric Clapton lo supieron y lo saben, como lo saben y lo supieron Charly García, Atahualpa Yupanqui y Roberto Grela, y sólo para extendernos con esos nombres hasta los más recónditos lugares del mundo.

¿Cuánto nos falta para que la mayoría de los conductores de los medios audiovisuales se dieran cuenta de que el maestro Eduardo Falú, con la temática de su obra, eternizó mundialmente lo cotidiano de su pueblo y de su tierra, porque un artista verdadero jamás trata de cotidianizar lo eterno y, mucho menos, de internacionalizarse con hechos y lugares ajenos, y lo que es peros todavía, sin lo ontológico de su propio ser?

Estos interrogantes surgen mucho antes que la muerte de don Eduardo Falú, bien podríamos afirmar que son unas vertientes que fluyen desde siempre y horadan las montañas de la indiferencia comercial, del rigor obligatorio de hacernos creer que la ciencia y el arte suceden porque son el derecho de nuestros beneficios y que no tenemos por qué agradecer y reconocer sin entender que la vida es más placentera y, a veces, sigue, justamente por la entrega de esta clase de seres instalados en la médula de la especie humana, desde donde se expresan trabajando con los dones que hacen posible nuestras existencias.

¿Qué se puede decir ante la muerte de un hombre como don Eduardo Falú? ¿Qué fue una figura del folklore? ¿Qué alguna vez conformó dúo con César Perdiguero? ¿Qué no siempre fue calvo? ¿Qué su trayectoria comienza un poco antes que la de Los Chalchaleros? ¿Qué sus primeras grabaciones como solista las hizo integrando el conjunto de don Buenaventura Luna, “La Tropilla de Guachipampa”? ¿Que publicó una solicitada en los grandes medios nacionales desmintiendo a un arzobispo que aseguraba que en la Argentina no había desaparecidos en 1976 cuando uno de sus sobrinos era víctima de lo que el arzobispo aseguraba? ¿Qué la templanza de la justicia electoral de Salta le impidió ser candidato a vicegobernador de su provincia porque no tenía una antigüedad de seis meses residiendo en la misma? ¿Alguien sabe cómo se llama o quién era el denunciante de tan terrible delito electoral?

Es necesario acordarse de cómo la pasó el pueblo con el gobierno de “los salteños” capitán Ulloa y Oscar Folloni, entre otros nativos de la tierra del General Güemes.

No, desde que la anécdota sólo es una caricatura de la vida, no vale la pena detenerse en esas liviandades circunstanciales de don Eduardo Falú.

“El Ñato”, como lo solían llamar sus íntimos, era más íntegro que el pan, sobre todo cuando se repartía, para que nadie quede sin un pedazo de su sensibilidad más inocente, con la perfección de su confianza, queremos decir.

Quien lo conoció verdaderamente, sabe que no necesitaba la guitarra para ser un artista pleno, de esos, como decía Walt Whitman, que cuando se entrega un auténtico músico o poeta, uno está palpando un hombre.

Bueno, uno de esos hombres, salteño, de El Galpón, departamento de Metán de la provincia de Salta, murió hace un rato en Buenos Aires.

Pero la vida sigue, ganó River, ganó San Lorenzo y mientras tanto aún no se sabe la suspensión que le darán a los jueces por el mal arbitraje del partido entre Boca y Belgrano de Córdoba disputado hace como una semana. La veda política también sigue hasta el domingo 11 de agosto a las 18 horas.

Para los hombres de la cultura como Eduardo Falú, no termina nunca.

Informe: Agensur.info

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