Miguel Ragone y su compromiso permanente con los más humildes. |
Ragone había padecido duros cuestionamientos internos del
justicialismo lo que provocó que la entonces presidenta de la Nación, Isabel
Martínez de Perón, intervenga la provincia, decretando el fin de la gestión del
“médico del pueblo”, como lo llamaban los salteños más humildes. El doctor Ragone
había llegado al gobierno provincial tras un impresionante triunfo en las
elecciones del 11 de marzo de 1973. Nadie hubiera supuesto que, exactamente
tres años después, Ragone fuera secuestrado y desaparecido.
Su causa estuvo silenciada durante mucho tiempo, máxime si
se tiene en cuenta que el 24 de marzo de 1976, a catorce días del secuestro del
exgobernador salteño, se encaramó en el poder político del país, el Proceso de
Reorganización Nacional, una de las más sangrientas dictaduras del continente
que ocultó la causa porque muchos de sus principales jefes militares, estaban
involucrados en la misma.
Con la llegada de la democracia, en 1983, pocos fueron los
que recordaban al desaparecido gobernador de Salta. Los actos de conmemoración
contenían a unos pocos militantes, amigos o conocidos del exmandatario. Nadie,
salvo su familia, pidió por él.
Con el paso de los años y ya muy avanzada y consolidada la
democracia, un grupo de ciudadanos pidió que la Justicia investigue la
desaparición de Ragone y se ofrecieron algunos importantes testimonios.
Incluso, se llegó a solicitar la indagatoria de la expresidenta Isabel Martínez
de Perón, a lo que la justicia no accedió.
Los pasos judiciales fueron exageradamente lentos. Recién en
2004 se intensificó la investigación y en 2011 se inició el juicio en el que
fueron condenados varios de los participantes y responsables del hecho.
También crecieron los homenajes de quienes nunca se habían
acordado del exmandatario. Conmemorar la causa del desaparecido gobernador fue,
por sobre todas las cosas, una especulación política que sirvió para levantar
una bandera por la que, los que hoy dicen recordarlo, nunca hicieron nada y en
la que, seguramente, siguen sin creer.
Informe especial de
Agensur.info
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